Francisco Carrión Mena
Diplomático Ecuatoriano
Ex Canciller de la República
El axioma jurídico de que toda persona es inocente hasta que no se pruebe lo contrario parece que no se aplica en Brasil al caso de Dilma y Lula. La prensa ya los condenó, no se sabe bien de qué, pero ya están condenados.
Diplomático Ecuatoriano
Ex Canciller de la República
El axioma jurídico de que toda persona es inocente hasta que no se pruebe lo contrario parece que no se aplica en Brasil al caso de Dilma y Lula. La prensa ya los condenó, no se sabe bien de qué, pero ya están condenados.
Este ‘linchamiento mediático’ en su contra viene desde hace meses por razones políticas. Los poderosos emporios mediáticos están empeñados en deshacerse del Gobierno del PT a cualquier precio. Curiosamente, para echarle del poder Dilma Rousseff no está acusada del escándalo de malos manejos en Petrobras cuando ejercía como ministra de Energía de Lula. Tampoco por recibir recursos opacos de empresas para su campaña electoral que en 2014 le llevó a la reelección y de lo que tanto se habla. No, la acusación de la Comisión Especial de la Cámara de Diputados que investigó el caso y que fuera aprobada en el Pleno fue que habría alterado las cifras del déficit presupuestario con lo cual habría violado normas fiscales. Le llaman maquillaje de cuentas públicas.
Y de ahí viene la gran confrontación en Brasil: los que consideran que este supuesto delito es suficiente para destituir a la Presidenta y los que creen que no se trata de un caso judicial sino político que busca dar un golpe de Estado y relevar del poder a Dilma.
Al expresidente Lula da Silva, por su parte y como líder emblemático del PT, las autoridades judiciales le acusan de estar envuelto en la trama de Petrobras, en la cual habría recibido coimas por conceder contratos a empresas interesadas.
Lula fue llevado a declarar ante un juez sobre su presunta participación, no sin antes allanar su vivienda e incautarse de documentos que aparentemente respaldarían la acusación. Y como si de un espectáculo se tratara, la acción judicial estuvo acompañada de un duro e inusual comunicado de prensa de la Fiscalía para saciar el hambre de escándalo de los medios brasileños que siguen la crisis política con una saña digna de mejor causa.
Si en el ámbito judicial son los jueces quienes establecerán, con base en pruebas y descargos, la culpabilidad, en el ámbito político han sido los diputados quienes con su voto han dado ya vía libre al pedido de destitución de la Presidenta.
Aquí cabe una pregunta clave: ¿Quiénes componen la Cámara que votó contra Dilma? El 52% de los diputados votantes, de todos los partidos, está involucrado en actos de corrupción y de abuso de poder. ¿Tienen calidad moral para juzgar objetivamente? Hasta su propio Vicepresidente está inculpado de delitos.
Con su gran poder y ambición los medios de comunicación han dado su veredicto: culpables. Con grandes titulares han movilizado y confrontado a la población irresponsablemente. Yo esperaré a lo que determine la Justicia brasileña, no los medios.