MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

martes, 27 de marzo de 2012

LOS HUEVOS DE LAS SERPIENTES

En 1977 el cineasta sueco Ingmar Bergman dirigió una de sus últimas películas titulada “El huevo de la serpiente”, ambientada en Alemania en los años 20 del siglo pasado. Era una película inquietante y angustiosa, que se constituía en una parábola  de la incubación del régimen nazi que, pocos años después, iba a infestar el mundo entero con sus secuelas de odio, racismo y muerte.

En uno de los momentos culminantes de la película se señalaba que ya en el huevo se podía prever al reptil que estaba a punto de nacer y que es la inconsciencia la que impide a las personas decentes prevenir el peligro antes que éste se desarrolle y vuelva incontrolable.


Esto ocurre actualmente en nuestra iglesia católica. En su seno algunas serpientes  están incubando numerosos huevos que pueden terminar destruyéndola. Algunas orgullosas serpientes ocupan importantes cargos de poder, aupadas por el dinero, las influencias y sus apegos  a la práctica de los siete pecados capitales.

Las serpientes y sus huevos son los grupos sectarios y fanáticos que campan a sus anchas en nuestra iglesia: el OPUS DEI, Comunión y liberación, Neocatecumenales, Legionarios, Heraldos del Evangelio, etc.  A veces se esconden, camuflan u ocultan, pero siempre terminan regresando. Sus frutos son el fundamentalismo, el autoritarismo, la imposición, el poder, el dinero, la prepotencia, la soberbia, la envidia, el miedo, la intolerancia y demás  obras del mal. Todas estas genealogías del mal han ido sobreviviendo a lo largo de la ya milenaria historia de la iglesia, igual que huevos de serpiente enterrados en la arena.

Albert Camus aseguraba (en su novela del mismo título) que la peste, aunque desaparezca, acaba reapareciendo tarde o temprano, avisándonos de que el mal nunca se marcha, sólo permanece latente entre los anaqueles y estanterías de nuestras ideologías torcidas, hasta que alguien va y le da por desempolvarlo.

Esto está ocurriendo actualmente en la iglesia ecuatoriana: hay serpientes ya desarrolladas que nos emponzoñan y hay algunos huevos que se empeñan en eclosionar y pequeñas serpientes que quieren medrar. Es la nueva táctica de los Heraldos del Evangelio; después de sus fracasos en Sucumbíos y en la Iglesia de Fátima, se han dado cuenta que no pueden competir con las grandes cobras y anacondas del Opus o Comunión y Liberación. Les han dejado de lado y los han desechado, pero no se rinden.

Cada día es más frecuente encontrar a los Heraldos en colegios religiosos, parroquias, centros de espiritualidad, poco a poco van haciendo sentir su presencia, abusando de la buena voluntad e inconsciencia de quienes les dan espacio creyendo hacer el bien. De esta forma van ganando adeptos, haciendo proselitismo, depositando e incubando  los huevos que, en algún momento, rendirán sus frutos.  Es la estrategia que en su día elaboró el finado Plinio Correa y ha perfeccionado Joao Clá: infiltrar a la iglesia para cambiarla a su gusto y manera. Es una estrategia que llevan a cabo con una constancia digna de mucha mejor causa.


Si no somos capaces de descubrir los huevos de las serpientes y los dejamos madurar, no nos quejemos cuando finalmente sintamos su fatal mordedura. Los que abren sin espíritu crítico las puertas a los Heraldos son como los que alimentan en su seno y sin saberlo parásitos que terminarán por devorarlos.

Lo único bueno es que las serpientes tienen tendencia a comerse entre sí y esto es ciertamente un consuelo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

RESIGNACIÓN, RABIA Y DERROTA DE LOS HERALDOS Y SUS SOCIOS

Eso es lo que muestran a regañadientes con su inusitada actividad en el blog heraldiano www.sucumbiosinformacion.blogspot.com en estos días. Parece que el P, del Campo, tan adicto él a los gimnasios, saca tiempo para leer blogs y seguir destilando veneno.

Claro que “oficialmente” se alegran de la llegada de Mons. Paolo Mietto, faltaba más de ellos que, dicen ser, más papistas que el papa, pero por debajo les asoma el resquemor, la nostalgia por su fracaso y la derrota al intentar sojuzgar a una iglesia convencida y comprometida. Veamos sus frases:

“Sale Monseñor Gonzalo… y llega un nuevo administrador con religiosos jóvenes y briosos…que serán por su vez, nuevas víctimas. Se acaba la era de isamis y comienza otra…que los de isamis no dan oportunidad de plasmar. 

En pocos meses el aire se irá oxigenando y la espiritualidad empieza a volver, pero de golpe nos sacan a los Carmelitas y a los Heraldos. Aquellos se van con disgusto, lo declararon. Estos resignados – creemos- al soplo de la obediencia, aunque tristes por dejar aquí fieles desolados…La tensión va creciendo. Un delegado Pontificio no logra contentar ni a unos ni a otros…Monseñor Paolo Mietto inaugura su pastoreo con una Eucaristía solemne como nunca se vio en Sucumbíos (aunque nos recordó un poco las Misas cotidianas de los hermanos Heraldos)”.

Aquí dicen con claridad aquello del evangelio de Lucas: "Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos, adúlteros, o como ese publicano... (Lc 18, 11). Estos gestos les definen.

Además ¡qué lindo el juego de palabras, cuando combinan la primera persona del plural con el impersonal! ¡Se desenmascaran de la forma más tonta!  

¡¡¡¡¡¡¡DEJEN YA DE DISIMULAR SABEMOS QUE SON USTEDES LOS HERALDOS LOS QUE ESCRIBEN ESAS INFAMIAS EN ESE BLOG!!!!!!!!!!    
Rafael Ibarguren con cara de felicidad el día de su toma de posesión. Eran sin duda otros tiempos, que sólo merecen ser relegados al eterno olvido.
Lo único bueno es que parece que por fin se rinden. Vean si no:

“…Nuestro blog se dispone a dejar definitivamente la arena de las redes sociales…Valió la pena”.

Esperamos que esta vez cumplan su promesa, pues ya la hicieron antes y luego siguieron con sus trapacerías. Es una buena noticia, pero como dice el dicho popular, ver para creer, porque éstos mienten por todos sus dientes…

Nos preguntamos: ¿Valió también la pena el hacer las estériles procesiones, el sembrar discordias, el alentar y fanatizar a los carismáticos? ¿Valió la pena el enfrentar al pueblo de Dios? ¿Valió la pena difamar a personas y grupos sin escrúpulo alguno? ¿Valió realmente la pena? Son preguntas que deben responder los Heraldos, Mons. Arregui, el Nuncio, que fueron los autores intelectuales de tanta infamia.

Dignos discípulos de Anás y Caifás se guían por el amor al poder y no por el poder del amor, pues éste jamás ha anidado en sus corazones

Monseñor Arregui
Hasta han elaborado una lista de sus “enemigos” a los que nos llaman los aliados de ISAMIS. Nunca han entendido ni van a entender, no aceptan el diálogo ni el debate de ideas, no pueden comprender que el mensaje de Cristo es “buena noticia” y piensan que son normas y ritos que, como un fardo pesado, quieren cargar sobre los demás sin mover un dedo. 

No se preocupen, también ustedes han tenido aliados en los más altos círculos del poder eclesial, la Logia Sanedrítica que, como ustedes, ahora tienen que mascar en sus infestas y siniestras  guaridas la amargura de su fracaso. Que ahora les hayan dejado solos es parte del juego, ya no son útiles y les desechan. Es que ustedes son demasiado evidentes, poco presentables en sociedad y ellos tienen otras partidas que jugar, mejores bazas y títeres disponibles…

Les han dejado de lado en Sucumbíos y en la Iglesia de La Virgen Fátima de Quito. ¿Se han dado cuenta? Ustedes han sido un peón caído en el juego de ajedrez por copar todo el poder eclesial, un peón al que ni siquiera le agradecen los servicios prestados. Con amigos así…