MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

domingo, 31 de agosto de 2014

Ni el placer ni el dolor deben condicionar mi existencia.



(Jer 20,7-9) La palabra era en mis entrañas fuego; intenté contenerla y no pude.
(Rom 12,1-2) No imitar al mundo; transformaos por la renovación de la mente
(Mt 16,21-27) Quítate de mi vista, Satanás; piensas como hombre, no como Dios

Ni el placer ni el dolor deben condicionar mi existencia. Mis posibilidades de ser humano están más allá de cualquier condicionamiento sensible

Hoy lo tenemos fácil, porque el texto que acabamos de leer es continuación del que hemos leído el domingo pasado. En Cesarea de Filipo, también fuera del territorio de Palestina. Lo que Mt pone hoy en boca de Jesús, ni siquiera es aceptable para los seguidores. Jesús acaba de felicitar a Pedro por expresar pensamientos divinos. Ahora le critica muy duramente por pensar como los hombres. La diferencia es abismal, solo a unas líneas de distancia en el mismo evangelio. Como Pedro, los cristianos en todas las épocas, nos hemos escandalizado de la cruz. Ninguno de nosotros hubiera elegido para Jesús ese camino. ¿Donde queda la imagen de Mesías victorioso; Señor o Hijo de Dios?

A pesar de las palabras de Pedro, la actitud ante el anuncio de la muerte, demuestras que ni él ni los demás, habían entendido lo que significaba Jesús. El mayor escollo para poder aceptar lo nuevo, fue su religión. Para entender a Jesús, hay que dejar de pensar como los hombres y empezar a pensar como Dios. Pensar como Dios, es dejar de ajustarse a este mundo; es transfor­marse por la renovación de la mente (Pablo). Para aceptar el mensaje de Jesús, tenemos que cambiar radicalmente nuestra imagen de Dios.

El anuncio se su muerte. La muerte de Jesús fue para los primeros cristianos el punto más impactante de su vida. Seguramente el primer núcleo de todos los evangelios lo constituyó un relato de su pasión y muerte. No nos debe extrañar que, al redactar el resto de su vida se haga desde esa perspectiva. Hasta cuatro veces anuncia Jesús su muerte en el evangelio de Mt. No hacía falta ser profeta para darse cuenta de que la vida de Jesús corría serio peligro. Lo que decía y lo que hacía estaba en contra de la doctrina oficial, y los encargados de su custodia tenían el poder suficiente para eliminar a una persona tan peligrosa para sus intereses. Hasta sus familiares más cercanos quisieron impedirlo, llevándoselo a casa por la fuerza, porque había elegido un camino de locos.

Oposición de Pedro. Pedro responde a Jesús con lógica. ¿Podía Pedro dejar de pensar como judío? Incluso el día que vinieron a prenderle, Pedro saca la espada y atizó un buen golpe a Malco, para evitar que se llevaran al Maestro. Era inconcebible para un judío, que al Mesías lo mataran los más altos representantes de Dios. El texto quiere transmitirnos, que la idea falsa de Dios, que manejan, hacía a Jesús inaceptable como representante de Dios. La crítica de Jesús va dirigida a los de dentro, no a los de fuera.

La respuesta de Jesús a Pedro, es casi la misma que dio al diablo en las tentaciones del desierto. Ni a los fariseos ni a los letrados, ni a los sacerdotes dirige Jesús palabra tan duras. Lo cual quiere indicar que la propuesta de Pedro era la gran tentación para todo ser humano, también para Jesús. La verdadera tentación no viene de fuera, sino de dentro. Lo difícil no es vencerla sino desenmascararla y tomar conciencia de que ella es la que puede arruinar nuestra Vida. Jesús no rechaza a Pedro, pero quiere que descubra su verdadero mesianismo, que no coincide ni con el del judaísmo oficial ni con lo que esperaban los discípulos. A los apóstoles les costó Dios y ayuda descubrirlo.

El seguimiento es muy importante en todos los evangelios. Se trata de abandonar cualquier otra manera de relacionarse con Dios y con los demás, y entrar en la dinámica espiritual que Jesús manifiesta en su vida. Es identificarse con Jesús en su entrega total a los demás, sin buscar para sí nada que pueda oler a poder o gloria. Negarse a sí mismo supone renunciar a toda ambición personal. El individualismo el egoísmo, quedan descartados de Jesús y del que quiera seguirlo. Cargar con la cruz es aceptar la oposición del mundo. Se trata de la cruz que nos infligen otras personas -sean amigas o enemigas- por ser fieles al evangelio.

En tiempo de Jesús, la cruz era la manera más denigrante de ejecutar a un reo. El carácter simbólico solo llegó para los cristianos después de comprender la muerte de Jesús. Como el relato habla de la cruz en sentido simbólico, es improbable que esas palabras las pronunciara Jesús. El condenado era obligado a cargar con la parte trasversal de la cruz (patibulum). No está hablando de la cruz aceptada voluntariamente, sino de la impuesta por haber sido fiel a la voluntad de Dios. Lo que debemos buscar es la fidelidad. La cruz será consecuencia inevitable de esa fidelidad.

Jesús intenta mostrarnos el camino que nos puede llevar más lejos en la pretensión de mayor humanidad. La propuesta de Jesús es la única manera de ser hombre. Todo ser humano debe aspirar a ser más; incluso ser como Dios. Pero debe encontrar el camino que le lleve a su plenitud. Los argumentos finales dejan claro que las exigencias que parecen tan duras, son las únicas sensatas. Lo que Jesús exige a sus seguidores, es que vayan por el camino del amor, es decir, por el camino del servicio a los demás aunque ese camino les acarree sufrimiento e incluso la muerte. Aquí está la esencia del mensaje cristiano. No se trata de renunciar a nada, sino de elegir en cada momento lo mejor para mí. Si interpreto el mensaje evangélico como renuncia, es que no he entendido ni jota.

Seguimos pensando como los hombres. Jesús no pretende deshumanizarnos como se ha entendido con frecuencia sino llevarnos a la verdadera plenitud humana. No se trata de sacrificarse, creyendo que eso es lo que quiere Dios. Dios quiere nuestra felicidad en todos los sentidos. Dios no puede “querer” ninguna clase de sufrimiento; Él es amor y solo puede querer para nosotros lo mejor. Nuestra limitación es la causa de que, a veces, el conseguir lo mejor, exige elegir entre distintas posibilidades, y el reclamo del gozo inmediato inclina la balanza hacia los que es menos bueno e incluso malo. Mi falso yo está exigiendo que mi verdadero ser se someta a sus deseos. En la medida que lo consiga, estoy salvando mi vida pero pierdo la verdadera Vida.

La mayoría de nuestras oraciones pretenden poner a Dios de nuestra parte en un afán de salvar el ego y la individualidad, exigiéndole que supere con su poder nuestras limitaciones. Lo que Jesús nos propone es alcanzar la plenitud despegándonos de todo individualismo. Si descubrimos lo que nos hace más humanos, será fácil volcarnos hacia esa escala de valores. En la medida que disminuyo mi necesidad de seguridades materiales, más a gusto, más feliz y más humano me sentiré. Estaré más dispuesto a dar y a darme, aunque me duela, porque eso es lo que me hace crecer en mi verdadero ser.

Una perfecta vida biológica, instintiva, sensitiva, racional no supone ninguna garantía de mayor humanidad. Todo lo contrario, ganar la Vida es ir más allá del hedonismo. Lo biológico, lo sensitivo y emocional es necesario, pero no es lo más importante. Sin dejas de dar la importancia que tiene a la parte sensible de tu ser, debes descubrir tu verdadero ser y empezarás a vivir en plenitud. La muerte afecta solo a tu ser biológico, por eso esta vida se pierde siempre, antes o después. Si accedes a la verdadera Vida, la muerte pierde su importancia. La plenitud se encuentra más allá de lo caduco. ¡Ojo! No más allá en el tiempo, sino más allá en profundidad, pero aquí y ahora.

Para ser cristiano, hay que trasformarse. Hay que nacer de nuevo. Lo natural, lo cómodo, lo que me pide el cuerpo, es acomodarme a este mundo. Lo que pide mi verdadero ser es que vaya más allá de todo lo sensible y descubra lo que de verdad es mejor para la persona entera, no para una parte de ella. Los instintos no son malos; que los sentidos quieran conseguir su objeto, no es malo. Sin embargo la plenitud del ser humano está más allá de los sentidos y de los instintos. La vida humana no se nos da para que la guardemos y preservemos, sino para que la consumamos en beneficio de los demás.

sábado, 30 de agosto de 2014

Creo… Mons. Leonidas Proaño



Fragmentos.

 
  

Textos tomados del libro “Creo en el hombre y la comunidad”. Leonidas Proaño. Editorial DESCLEE DE DROUWER – 1984.

viernes, 29 de agosto de 2014

EL EVANGELIO SUBVERSIVO - Catequesis de Mons. Leonidas Proaño


En diversas oportunidades, el Obispo de Riobamba se ha referido a la dimensión social del pecado, con el apremiante deseo de hacer comprender su enormidad y su fuerza aplastante.



“No somos los primeros en hablar de la dimensión social del pecado” de ello se habló ya en Roma en 1972…

“Hay una mentalidad de soborno que se contagia por el mundo entero. Estos sobornos grandes nos escandalizan, pero también cuantas veces nosotros mismos, cuando hemos cometido una infracción de tráfico… sacamos un billetito del bolsillo y le pasamos al policía. Tenemos esa mentalidad. Esto es lo que llamo mentalidad o estructura mental de pecado, existente en todos nosotros… ese es el monstruo que actualmente está ahogando a grandes multitudes… que ha pervertido a las clases más altas ¿qué descubrimos debajo de los todos los mecanismos de explotación? ¿Qué descubrimos debajo de toda esta discriminación racial que existe? ¿Qué descubrimos debajo de todo este desprecio que se tiene por el hombre indígena … debajo de todos los medios que se utilizan para callar la voz del campesino… oprimidos de tal manera que lo encontramos como un hombre disminuido, un hombre aplastado, un hombre sin esperanzas… debajo de todo eso vemos que se cumple la práctica, lo que los documentos de Medellín llaman “situación de pecado” “esta situación la estamos viviendo ahora en los países llamados cristianos… y Cristo ha venido a salvarnos de todo eso. Cristo no ha venido a cumplir una misión pequeñita, una misión casi mezquina. Cristo ha venido a ser el liberador de todos los hombres, liberador de este monstruo gigantesco que es el pecado organizado, llámese como se llame aun cuando se llame en los tiempos actuales, en nuestros países el sistema capitalista… desde este punto de vista digo que sí, que el evangelio es subversivo. Cristo ha venido a la tierra para combatir este mundo de pecado. Lo combatió con su doctrina. Se enfrentó con ese sistema de pecado. Se enfrentó con las autoridades tanto religiosas, como civiles. Denunció la hipocresía. Denuncio la riqueza indebida. Injusta. Exalto a los pobres” “La Iglesia ¿aspira captar el poder, a poner a uno de sus miembros en la Presidencia de la República? No. …no es esto lo que la Iglesia pretende… si hay cristianos que surgen de las comunidades cristianas… libres por lo mismo para optar… que lo hagan ¿subversiva la Iglesia? Sí, pero desde otro punto de vista, es subversiva la Iglesia como heredera de la misión de Cristo… para que destruyamos el orgullo, el desprecio a los demás, las manipulaciones de los demás, por actitudes más humildes, más modestas, más fraternales, por actitudes de servidores… servidores los unos de los otros ¡qué distinto! de aquello que estamos llamando dominación y dependencia… para esto fundó Cristo su Iglesia: para que sea un signo, un sacramento de salvación en medio de este mundo”.

Extractos tomados del libro “EL EVANGELIO SUBVERSIVO HISTORIA Y DOCUMENTOS DEL ENCUENTRO RIOBAMBA” – Equipo Tierra Dos Tercios - paginas 167, 168, 169,170 y 171. Ediciones Sígueme – Salamanca 1977

jueves, 28 de agosto de 2014

La Iglesia, portavoz de la oposición


LA EPOCA - Bolivia.- Cada vez ha menos dudas de la posición política de la jerarquía de la Iglesia Católica: junto a la oposición. Eso quiere decir, para ser precisos, de lado del proyecto que busca impulsar nuevas formas de privatización de las empresas estatales, de la economía nacional y del Estado.

Un comunicado de la Conferencia Episcopal divulgado hace unos días gira entorno al mismo razonamiento y conclusiones de las fuerzas de derecha que no se cansan de tratar de justificar la mala ubicación de sus candidatos ante Evo Morales en la perspectiva de las elecciones del 12 de octubre, con una serie de argumentos que no se corresponden con la relación de fuerzas que existe en el país.

La jerarquía eclesial hace en su pronunciamiento observaciones al Tribunal Supremo Electoral y al gobierno por el uso de bienes públicos en la campaña electoral. Es decir, emplea los mismos conceptos y categorías de la oposición para lanzar su artillería contra el gobierno.

Pero esa posición no sorprende ni es nueva. Es evidente que la cúpula católica, como ocurre con todos los procesos revolucionarios, asume posiciones conservadoras, toma partido por la contrarrevolución y utiliza el nombre de Dios para arremeter contra la legitimidad de los conductores del cambio. Lo hizo desde el primer momento y de sus representantes nunca ha salido una crítica a los dirigentes de la oposición, aun en los momentos más violentos que tuvo en el año 2008. De esa manera legitimaba la toma violenta de instituciones públicas y aeropuertos, así como la agresión contra altas autoridades de gobierno y la golpiza de dirigentes indígenas campesinos.

Al igual que en el primer mandato de Evo Morales, la Conferencia Episcopal guarda silencio contra las acciones de la derecha y sus intenciones anti-nacionales. Pero eso sí, asume vergonzosamente el rol político del “imparcial inexistente” para tratar de deslegitimar no solo al binomio Evo Morales-Álvaro García Linera sino de desconocer la voluntad popular que se presenta mayoritaria a favor del proceso de cambio.

Pero lo que subestima la oposición mediática, religiosa y partidaria es que hay una población mayoritaria que apuesta con firmeza para que el carro de la historia no vuelva atrás.

miércoles, 27 de agosto de 2014

“Francisco, amigo de los pobres”



Pedro Pierre

¡Qué expresión tan linda! La aplicó un periódico surcoreano al papa Francisco cuando visitaba Corea del Sur en agosto pasado: "El papa amigo de los pobres". Corea del Sur es un país asiático de unos 50 millones de habitantes cuya superficie es menos de la mitad de la del Ecuador. Es una región dividida por cruentas guerras, ya que existen dos Coreas: la del Norte, con capital Pyong Yang, de obediencia comunista; y la del Sur, con capital Seúl, de obediencia capitalista con grandes desigualdades sociales. "La capacidad de sufrir de este pueblo -dijo el papa Francisco- es parte de su dignidad". Los católicos surcoreanos representan un poco más de 5 millones de personas, o sea casi una tercera parte de la población. El Papa los vio como "una Iglesia joven y dinámica… en un país donde se encuentran antiguas culturas" y que permite "enriquecernos de la sabiduría de los demás". El Papa hizo votos para que la Iglesia coreana se quede "pobre entre los pobres".

En este viaje apostólico hecho -en palabras del Papa- "de memoria, esperanza y testimonio", vuelve la insistencia sobre la preocupación por los pobres: "Mi corazón me dice que hay que estar cerca… Cuando sentí el sufrimiento, no se puede ser neutral". La misma Iglesia católica surcoreana es reconocida por su solidaridad con los pobres y sufridos. Confirmó a los católicos en ese testimonio para que sean "generosos en el compartir con los más pobres y los excluidos… Cristo combate y derrota al maligno, que siembra cizaña entre hombre y hombre, entre pueblo y pueblo; que genera exclusión a causa de la idolatría del dinero; que siembra el veneno de la nada en los corazones de los jóvenes…".

Haciendo referencia a las guerras actuales de Irak, Palestina… el papa Francisco comentó: "El nivel de crueldad al que hemos llegado espanta un poco… La tortura es un pecado contra la humanidad, un delito de lesa humanidad… Estamos en una tercera guerra mundial, pero en pedacitos, en capítulos. En los casos en que hay una agresión injusta, solo puedo decir que es lícito 'detener' al agresor injusto. Subrayo el verbo 'detener', no digo bombardear, hacer la guerra, sino detenerlo. Los medios con los que se puede detener deberán ser evaluados".

En una reunión con 4.000 miembros de las comunidades religiosas surcoreanas advirtió "la hipocresía de hombres y mujeres consagrados que profesan el voto de pobreza y, sin embargo, viven como ricos… Es el peligro que plantea el consumismo… actitud que daña el alma de los fieles y perjudica a la Iglesia".

Todas estas afirmaciones nos provoca a los cristianos y los hombres y las mujeres de buena voluntad a examinar nuestra actitud con relación a los pobres. No hay más que dos caminos: o participamos de su liberación o aumentamos su empobrecimiento. Además, para las y los que nos reconocemos como seguidores de Jesús, el papa Francisco nos recordó desde Corea del Sur las palabras que están en la parábola del Juicio Final: "Todo lo que han hecho a uno de mis hermanos pequeños me lo han hecho a mí".


martes, 26 de agosto de 2014

En nosotros están todas las memorias del universo


Leonardo Boff

El ser humano es el último ser de gran porte que ha entrado en el proceso de la evolución por nosotros conocido. Como no existe solamente materia y energía sino también información, ésta viene almacenada en forma de memoria en todos los seres y en nosotros a lo largo de todas las fases del proceso cosmogénico.

En nuestra memoria resuenan las últimas reminiscencias de la gran explosión que dio origen a nuestro cosmos. En los archivos de nuestra memoria se guardan las vibraciones energéticas oriundas de las inimaginables explosiones de las grandes estrellas rojas, de las cuales vinieron las supernovas y los conglomerados de galaxias, cada cual con sus miles de millones de estrellas y de planetas y asteroides. En ella se encuentran también resonancias del calor generado por la destrucción de galaxias devorándose unas a otras, del fuego originario de las estrellas y de los planetas a su alrededor, de la incandescencia de la Tierra, del fragor de los líquidos que cayeron durante 100 millones de años sobre nuestro planeta hasta enfriarlo (era hadeana), de la exuberancia de las selvas ancestrales, reminiscencias de la voracidad de los dinosaurios que reinaron, soberanos, durante 135 millones de años, de la agresividad de nuestros antepasados en su afán por sobrevivir, del entusiasmo por el fuego que ilumina y cocina, de la alegría por el primer símbolo creado y por la primera palabra pronunciada, reminiscencias de la suavidad de las brisas leves, de las mañanas diáfanas, del precipicio de las montañas cubiertas de nieve, y por fin, recuerdos de las interdependencias entre todos los seres, creando la comunidad de los vivientes, del encuentro con el otro, capaz de ternura, entrega y amor y, finalmente, del éxtasis del descubrimiento del misterio del mundo que todos llaman por mil nombres y nosotros llamamos Dios. Todo eso está sepultado en algún rincón de nuestra psique y en el código genético de cada célula de nuestro cuerpo, porque somos tan antiguos como el universo.

No vivimos en este universo ni sobre nuestra Tierra como seres erráticos. Venimos del útero común de donde vienen todas las cosas, de la Energía de Fondo o Abismo Alimentador de todos los seres, del hadrón primordial, del top-quark, uno de los ladrillitos más ancestrales del edificio cósmico, hasta el computador actual. Y somos hijos e hijas de la Tierra. Más aún, somos aquella parte de la Tierra que anda y danza, que tiembla de emoción y piensa, que quiere y ama, que se extasía y venera el Misterio. Todas estas cosas estuvieron virtualmente en el universo, se condensaron en nuestro sistema solar y sólo después irrumpieron concretas en nuestra Tierra. Porque todo eso estaba virtualmente allí, ahora puede estar aquí en nuestras vidas.

El principio cosmogénico, es decir, aquellas energías directoras que comandan, llenas de propósito, todo el proceso evolutivo obedecen a la lógica siguiente, tan bien expuesta por E. Morin: orden, desorden, interacción, nuevo orden, nuevo desorden, nuevamente interacción y así siempre. Con esa lógica se crean siempre más complejidades y diferenciaciones; y en la misma proporción se van creando interioridad y subjetividad hasta su expresión lúcida y consciente que es la mente humana. Y simultáneamente y también en la misma proporción se va gestando la capacidad de reciprocidad de todos con todos, en todos los momentos y en todas las situaciones. Diferenciación /interioridad/ comunión: la trinidad cósmica que preside el organismo del universo.

Todo va sucediendo procesualmente y evolutivamente sometido al no-equilibrio dinámico (caos) que busca siempre un nuevo equilibrio, a través de adaptaciones e interdependencias.

La existencia humana no está fuera de esta dinámica. Tiene dentro de sí estas constantes cósmicas de caos y de cosmos, de no-equilibrio en busca de un nuevo equilibrio. Mientras estamos vivos nos encontramos siempre enredados en esta condición. Cuanto más próximos al equilibrio total más próximos a la muerte. La muerte es la fijación del equilibrio y del proceso cosmogénico. O su paso a un nivel que demanda otra forma de acceso y de conocimiento.

¿Cómo se da esta estructura concretamente en nosotros? En primer lugar por la cotidianeidad. Cada cual vive su cotidiano que comienza con el aseo personal, la manera como vive, lo que come, el trabajo, las relaciones familiares, los amigos, el amor. Lo cotidiano es prosaico y frecuentemente cargado de desencanto. La mayoría de la humanidad vive restringida a lo cotidiano con el anonimato que él implica. Es una parte del orden universal que emerge en la vida de las personas.

Pero los seres humanos también estamos habitados por la imaginación. Esta rompe las barreras de lo cotidiano y busca lo nuevo. La imaginación es, por esencia, fecunda; es el reino de lo poético, de las probabilidades de sí infinitas (de naturaleza cuántica). Imaginamos nueva vida, nueva casa, nuevo trabajo, nuevos placeres, nuevas relaciones, nuevo amor. La imaginación produce la crisis existencial y el caos en el orden cotidiano.

Pertenece a la sabiduría de cada uno articular lo cotidiano con lo imaginario, lo prosaico con lo poético y retrabajar el desorden y el orden. Si alguien se entrega sólo a lo imaginario, puede estar haciendo un viaje, vuela por las nubes olvidado de la Tierra y puede acabar en una clínica psiquiátrica. Puede también negar la fuerza seductora del imaginario, sacralizar lo cotidiano y sepultarse vivo dentro de él. Entonces se muestra pesado, poco interesante y frustrado. Rompe con la lógica del movimiento universal.

Sin embargo, cuando una persona asume su cotidiano y lo vivifica con inyecciones de creación, entonces comienza a irradiar una rara energía percibida por quienes conviven con ella.