MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

martes, 30 de abril de 2013

EE.UU. sigue combatiendo la “amenaza” de la Teología de la Liberación (Revelaciones de Wikileaks)




El 24 de octubre de 2010 el Nuncio del Vaticano en el Ecuador entregaba una carta a Mons. Gonzalo López de parte del Presidente de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Cardenal Iván Díaz, en la que le indicaba que la “la visión pastoral llevada adelante por Usted no siempre era conforme con la exigencia pastoral de la Iglesia como tal. Por tal motivo, el nuevo Administrador Apostólico tendrá que organizar el Vicariato e implantar de manera diferente todo el trabajo pastoral”.

Y en otra comunicación indicaba que la dirección de la Misión pasaba a la Asociación clerical de Derecho pontificio “Virgo Flos Carmeli”, del movimiento Heraldos del Evangelio, surgido del grupo Tradición Familia y Propiedad, nacido en el Brasil como un grupo para defender los intereses de los grandes fazendeiros que se oponían a la Reforma Agraria que el Gobierno pretendía implantar. Y que habían colaborado directamente con las dictaduras militares del Cono Sur en la lucha contra los grupos que defendían los intereses de los más pobres.

Algunos colaboradores de diversas ONGs de DD.HH. nos advirtieron de la posible participación  de los Estados Unidos en dicha decisión. En la zona hay muchos intereses de parte de multinacionales estadounidenses: petróleo,  minería, agua; es zona fronteriza con Colombia. Las multinacionales prefieren tener en la zona iglesias aliadas, antes que críticas frente a las políticas extractivistas y destructoras del medio ambiente. Justamente en la zona se está llevando adelante un juicio contra la compañía petrolera norteamericana Chevron/Texaco, por el daño causado a la ecología de la provincia durante sus años de actividad petrolera. Y justamente frente a ese litigio la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos ha mantenido una actitud de denuncia de la contaminación y de solidaridad con los afectados por la contaminación.

Al investigar este hecho en los famosos Wikileaks, hemos encontrado este artículo de Daniel Kovalik, que nos ayuda a entender mejor las razones por las que el Vaticano (Mons. Iván Díaz) manifestaba que la “la visión pastoral llevada adelante por Usted no siempre era conforme con la exigencia pastoral de la Iglesia como tal” (nos preguntamos: esa exigencia pastoral de la iglesia proviene del Evangelio de Jesús o de los intereses de las multinacionales norteamericanas?). Y ahí mismo se aclara porqué era necesario “organizar el Vicariato e implantar de manera diferente todo el trabajo pastoral”. ISAMIS, la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos representa uno de los últimos espacios donde la Teología de la Liberación, Las Comunidades Eclesiales de Base, los Pobres, los Ministerios laicales, las mujeres

Era, pues, necesario destruir todo rastro de Teología de la Liberación y de las Comunidades Eclesiales de Base. Y para ello nada mejor que poner el Vicariato en manos de los movimientos ultraconservadores (Heraldos del Evangelio, Opus Dei, Comunión y Liberación, Renovación Carismática…).


EE.UU. sigue combatiendo la “amenaza” de la Teología de la Liberación
(Revelaciones de Wikileaks)


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


El 15 de septiembre de 2011, escribí al Reverendo Monseñor Kuriakose Bharanikulangara, Primer Consejero de la Misión Permanente Observadora de la Santa Sede en las Naciones Unidas. En esa carta, instigada por el asesinato del septuagésimo noveno sacerdote en Colombia desde 1984, expresé mi preocupación por los continuos asesinatos de sacerdotes católicos y de otros religiosos en el país. Hice valer mi opinión “de que este ataque contra la Iglesia en Colombia es una política estatal, tanto de Colombia como de EE.UU., que apoya a los militares con miles de millones de dólares de ayuda y que considera que los movimientos organizados por la justicia social en Latinoamérica constituyen un amenaza para su dominación económica de la región. No soy el único que sostiene esta opinión ya que otros sacerdotes en Colombia, notablemente el Padre Javier Giraldo, S.J., han expresado este punto de vista durante muchos años”.

Envié una copia de dicha carta al Padre Giraldo y me respondió con una breve nota en la que simplemente me agradeció la carta y declaró: “Su interpretación de lo que pienso es correcta”. En cuanto a la Santa Sede, nunca respondió a mi carta, presumiblemente porque no comparte mi preocupación por esos sacerdotes.

Otra persona que ha hablado y ha escrito de este tema es Noam Chomsky, amigo y partidario del Padre Giraldo. En respuesta a mi último artículo sobre el continuo ataque a la Iglesia en Colombia, el profesor Chomsky me escribió: “Pocos son conscientes de la guerra que EE.UU. libró contra la Iglesia después de la herejía del Vaticano II, buscando devolver la Iglesia a los Evangelios por primera vez desde el Emperador Constantino. Probablemente sabe que escribo sobre este asunto desde hace mucho tiempo. Para oídos sordos, sobre todo”. ¡Qué pena! Fue un vídeo de una conferencia de Chomsky en 2009 lo que realmente me despertó a la realidad de esa guerra y su verdadera naturaleza.

De esa manera, en diciembre de 2009, el profesor Noam Chomsky pronunció un fascinante discurso en la Universidad Columbia que resumía sucesos conocidos por pocas personas en el mundo desarrollado: En 1962 el Papa Juan XXIII, a través del Concilio Vaticano II, intentó reclamar las tempranas raíces de la Iglesia; la Iglesia de los primeros 300 años cuando fue la “Iglesia perseguida”, la Iglesia de los mártires. La naturaleza de la Iglesia había cambiado con la declaración en 324 d.C. de que la Iglesia Católica sería la Iglesia oficial del Imperio Romano, convirtiéndola en la “Iglesia perseguidora”, con las Cruzadas, la Inquisición española y la complicidad con el nazismo entre los numerosos crímenes que resultaron de esto.

Con el Concilio Vaticano II de 1962, la Iglesia en todo el mundo comenzó a revalorizarse. En Latinoamérica, esto tomó la forma de la “Teología de la Liberación”, una filosofía que propugnó un “tratamiento preferencial para los pobres” y que llamó al apoyo activo para los movimientos de justicia social por cuenta de los trabajadores, los campesinos sin tierras y los pueblos indígenas y la oposición activa a los regímenes militares y a la dominación corporativa.

Esta filosofía, que combinó el cristianismo con el marxismo, se formuló por primera vez en una reunión de teólogos latinoamericano encabezada por Gustavo Gutiérrez, en Río de Janeiro, Brasil, en 1964. Brasil se convirtió en la zona cero del nuevo movimiento y las “comunidades de base” cristianas dedicadas a la Teología de la Liberación comenzaron a aparecer en ese país y a extenderse por toda Latinoamérica y se celebraron reuniones teológicas para desarrollar la Teología de la Liberación en La Habana, Cuba; Bogotá, Colombia y Cuernavaca, México, en junio y julio de 1965.

Como explica Noam Chomsky, EE.UU., no satisfecho con cruzarse de brazos y contemplar cómo arraigaba una teología abiertamente marxista en Latinoamérica –una teología que amenazaba la dominación económica y militar estadounidense en la región– actuó rápidamente para eliminar mediante la violencia ese movimiento emergente. Por su parte el Vaticano, después de la muerte de Juan XXIII, también actuó para eliminarla mediante la censura, la remoción e incluso la exclusión de sacerdotes y obispos de la Liberación.

El primer golpe contra la Teología de la Liberación por parte de EE.UU., relata Chomsky, tuvo lugar en su cuna, Brasil. Por lo tanto, en 1964, EE.UU. patrocinó el derrocamiento del presidente democráticamente elegido de Brasil, Joao Goulart, estableciendo una dictadura militar que gobernó hasta 1985 y que, gracias a la continua ayuda militar de EE.UU., atacó violentamente a los sacerdotes de la Liberación, comunidades religiosas y de base, removiendo así el nuevo movimiento radical teológico en sus raíces.

EE.UU. siguió realizando operaciones militares activas para eliminar la Teología de la Liberación, dejando una terrible estela de cadáveres de sacerdotes, hermanos y hermanas, e incluso el del Arzobispo de San Salvador, Óscar Romero. Teniendo en cuenta todo lo dicho, más de 100 religiosos fueron asesinados en Latinoamérica entre 1964 y 1985, y el derramamiento de sangre no había terminado.

Como subraya Chomsky, incluso después de la caída del Muro de Berlín en 1989, que marcó el final oficial de la Guerra Fría, EE.UU. prosiguió su ataque a la Iglesia de la Teología de la Liberación. El caso más tristemente célebre fue su apoyo al asesinato por los militares de 6 sacerdotes jesuitas, junto con su ama de llaves y su hijo, en noviembre de 1989. Como sabemos gracias al informe de la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas de 1993, los autores intelectuales del asesinato de esos jesuitas fueron el coronel Inocente Orlando Montano Morales y el coronel René Emilio Ponce, ambos graduados de la Escuela de las Américas (SOA) de EE.UU., en Fort Benning, Georgia. Y esto corresponde a la norma, porque como señala Jack Nelson-Pallmeyer en su libro, School for Assassins (Orbis Books, 1999), en un 75% de los ejercicios de entrenamiento en la SOA, el sacerdote u otro personaje religioso (usualmente representado por un capellán del ejército de EE.UU.) terminaba muerto o herido.

Cables de Wikileaks

Recientemente, sentí que debía hacer una investigación en Wikileaks de la “Teología de la Liberación” para ver qué podría revelarse respecto a la actual posición de EE.UU. hacia esa filosofía y los individuos que viven según ella. En total la búsqueda sacó a la luz 31 cables que tenían que ver con numerosos países, incluidos El Salvador, Cuba, Ecuador, Paraguay, Corea del Sur, las Filipinas, Haití, Brasil, Venezuela, Líbano y el propio Vaticano. Esos cables revelaron la continua obsesión del Departamento de Estado de EE.UU. con la Teología de la Liberación y la hostilidad compartida de EE.UU. y el Vaticano hacia esa doctrina.

Por ejemplo, la embajada de EE.UU. en el Vaticano –en un cable titulado “Socios por el Progreso", en un trabajo con las Agencias de Desarrollo del Vaticano y fechado 24 de enero de 2003, dejaba claro que EE.UU. y el Vaticano estaban en plena sintonía cuando se trata de su oposición a la Teología de la Liberación y su desafío a las injustas estructuras del mercado que perpetúan la pobreza (1). Por lo tanto, la embajada declara:

La propia Santa Sede parece haber hecho un cambio filosófico en los últimos años respecto a su enfoque hacia el desarrollo. Mientras muchas declaraciones de postura oficial todavía incluyen más de un indicio de mensaje de desarrollo en los días maravillosos de la Teología de la Liberación y la teoría internacional de desarrollo de finales de los años 60, declaraciones recientes –en la cumbre de Johannesburgo por el desarrollo sostenible, por ejemplo– reflejan una posición más cercana a la del USG [gobierno de EE.UU.]. Se pide a los receptores de ayuda al desarrollo que se conviertan en protagonistas y socios de su propio desarrollo. Conceptos como transparencia, buen gobierno, rendición de cuentas y liberalización del mercado ahora suministran un contrapeso al achacar la culpa de los males del mundo a “estructuras injustas” o “capitalismo desenfrenado”. El Papa ha reforzado esos conceptos en recientes mensajes y declaraciones, lo que sugiere que la nueva perspectiva se filtrará de los dicasterios a las agencias de desarrollo para conformar sus políticas y estrategias. En vista de la importancia de la voz del Vaticano en todo el mundo en desarrollo, la Embajada cree que las agencias de desarrollo del USG deben tratar de ampliar los contactos con la Santa Sede para aumentar el apoyo a nuestras políticas e iniciativas de desarrollo y desarrollar sinergias con las numerosas agencias de desarrollo relacionadas con el Vaticano. Fin del comentario.

En un cable de la embajada del 6 de mayo de 2007 relacionado con la visita del Papa Benedicto XVI a Brasil, la embajada de EE.UU. en ese país discute extensivamente el tema (2). Por ejemplo, bajo el encabezamiento “La ‘amenaza’ de la Teología de la Liberación”, la embajada escribe:

Otro importante problema contextual de la visita es el desafío a la Iglesia tradicional representado por la Teología de la Liberación. El Papa Juan Pablo (con la ayuda del actual Papa cuando era el Cardenal Ratzinger, hizo grandes esfuerzos para acabar con este análisis marxista de la lucha de clases. Había llegado a ser promovido por una cantidad significativos de clérigos y gente común católica, quienes en un compromiso político aprobaban a veces la violencia “por cuenta del pueblo”. La forma más ortodoxa de la Teología de la Liberación que se ponía de parte de los pobres y oprimidos había experimentado una lectura reduccionista que el Vaticano quería corregir. En gran medida, el Papa Juan Pablo II desanimó la “Teología de la Liberación”, pero en los últimos años ésta ha presenciado un resurgimiento en diversas partes de Latinoamérica.

Este mismo cable apunta sin querer a los resultados del ataque de EE.UU. y el Vaticano contra esta filosofía, la continuación de la mala distribución de la riqueza en Latinoamérica. Por lo tanto, en este cable, la embajada explica que en una conferencia de prensa después de la visita papal a Brasil, “los obispos se quejaron de la ‘injusta distribución de la riqueza y de las profundas diferencias en la distribución de los recursos’ en su región. Preguntaron cómo podía ocurrir esto si la mayoría de los presidentes, empresarios y profesionales de Latinoamérica afirman que son católicos”.

Desde luego, esta pregunta se responde por sí misma. El continuo estado de cosas injusto en Latinoamérica se debe en gran parte a las propias acciones del Vaticano, con ayuda de las fuerzas represivas de EE.UU. en la promoción de una variedad de catolicismo que permite que los ricos y poderosos de Latinoamérica se sientan bien con su riqueza, es decir, que crean que tienen más posibilidades de entrar en el Reino de los cielos que un camello pase por el ojo de una aguja, como advirtió Jesús, y de “acabar con” los teólogos de la liberación que emprendían pasos activos en el mundo real para cuestionar el injusto control de los ricos y poderosos sobre los recursos y la tierra de sus naciones. En resumen, la continuación de la injusticia, de una manera natural, previsible e intencional, es el resultado de las acciones del Vaticano y de EE.UU.

La Embajada de EE.UU. en el Vaticano, en un cable del 14 de enero de 2008, analiza los puntos de vista del Papa Benedicto sobre una serie de temas, incluso respecto a varios países latinoamericanos (3). Hay que subrayar que la embajada reconoce que “Para la Santa Sede, los católicos en Cuba gozan de un cierto nivel de libertad religiosa”. Citando a un miembro de un movimiento laico internacional en Roma, la embajada señala que “las relaciones entre la Iglesia y el gobierno cubano no eran ‘estupendas, pero tampoco malas’” (Por cierto, hay que destacar que el clero católico en Cuba nunca ha sufrido el tipo de violencia infligido al clero en Estados clientes de EE.UU. en la región.)

A la luz de su propia obsesión por el tema, la embajada continúa expresándose largo y tendido sobre los puntos de vista del Papa sobre la Teología de la Liberación:

También importante –e inquietante– para la Santa Sede es la resiliencia de la Teología de la Liberación latinoamericana. Durante su tiempo como poderoso Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en los años ochenta y noventa, el Cardenal Joseph Ratzinger se opuso a la Teología de la Liberación por su abierta simpatía hacia los movimientos revolucionarios. Algunos seguidores de la Teología –incluidos antiguos clérigos– ocupan ahora destacadas posiciones políticas en países como Bolivia y Paraguay, un fenómeno que un comentarista ha descrito como la reencarnación secular de la Teología de la Liberación. Para la Santa Sede, el Magisterio de la Iglesia (las doctrinas de la Iglesia Católica) sobre temas sociales ya defiende con fuerza los derechos de los desamparados. Esta defensa, frecuentemente descrita como la “opción preferencial por los pobres” de la Iglesia, no debería incluir que los clérigos asuman posiciones gubernamentales de alto nivel o se presenten como candidatos. Al llamar a una reducción de las tensiones interiores en Latinoamérica, la Santa Sede espera impedir un clima fértil para que los clérigos activistas, progresistas, se unifiquen con gobiernos populistas, autoritarios.

En un cable del 27 de septiembre de 2005 procedente de la Embajada de EE.UU. en San Salvador, titulado “El Salvador: La influencia en decadencia de la Iglesia Católica Romana”, EE.UU. presenta un interesado, aunque inadvertidamente revelador, análisis de lo que ha ocurrido en ese país en las últimas décadas (4). La embajada señala que:

En 1977 el ex Arzobispo Óscar Arnulfo Romero adoptó una posición explícita a favor de la “Teología de la Liberación” que enajenó a muchos de los miembros más influyentes de la iglesia. El Arzobispo Arturo Rivera y Damas siguió el ejemplo de Romero durante su mandato entre 1983 y 1994. Con la elección de Fernando Sáenz Lacalle como Arzobispo de San Salvador en 1995, la Iglesia Católica entró a una nueva era en la cual retiró su apoyo a la Teología de la Liberación; Sáenz Lacalle renovó el énfasis en la salvación individual y la moralidad. Sin embargo sigue subyaciendo una división en la Iglesia Católica salvadoreña respecto a temas políticos semejantes.

La embajada explica posteriormente que, con su retirada de la Teología de la Liberación, “la Iglesia Católica salvadoreña ha sido efectivamente ‘re-romanizada’…”

Como sucede tan a menudo, lo que no se dice en el pasaje mencionado es lo más revelador. La embajada se refiere a Óscar Romero como “ex Arzobispo” que apoyó la Teología de la Liberación. Por cierto, como todos sabemos, en realidad Óscar Romero murió, más fuerte aún, fue asesinado por las fuerzas entrenadas, financiadas y armadas por EE.UU. mientras oficiaba la Santa Misa. La embajada, para evitar la mención de esos hechos inconvenientes, simplemente lo convierte en “ex Arzobispo”, como si simplemente se hubiera jubilado. Y, lo que no se menciona es que fue el asesinato de gente de buen corazón como el Arzobispo Romero lo que condujo a la “re-romanización” de la Iglesia, una expresión de doble sentido, ya que puede significar apropiadamente que la Iglesia vuelve a estar en línea con el Vaticano de Roma (el significado deseado), o que ha vuelto a la posición favorable al Imperio que la Iglesia ha mantenido (con una interrupción limitada después del Concilio Vaticano II de 1962) desde el año 324 d.C. En otras palabras, misión cumplida tanto para el Vaticano como para EE.UU.

Avanzamos unos años hasta el 27 de febrero de 2009 y la Embajada de EE.UU. en San Salvador vuelve a retorcerse las manos sobre un nuevo y “más explícito Arzobispo” del que la embajada sospecha que simpatiza con la Teología de la Liberación (5). Por ello, el cable contiene toda una sección sobre el nuevo Arzobispo que dice: “SIMPATIZA PERO NO ESTÁ COMPROMETIDO CON LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN”. Como explica la embajada, “las declaraciones públicas del [Arzobispo] Escobar sugieren que podría tener puntos de vista cercanos a la Teología de la Liberación, un movimiento de la Iglesia Católica que pone el acento en la liberación de los pobres y oprimidos y que condujo a algunos adherirse y a apoyar la actividad revolucionaria en Latinoamérica, incluyendo la insurgencia del FMLN (1980-1992)”, una insurgencia a la que por supuesto EE.UU. se opuso vigorosamente a través de su apoyo a las fuerzas militares represivas en El Salvador, las cuales aplastaron a la insurgencia y mataron a decenas de miles de civiles inocentes.

Como explica este cable, algunas declaraciones del Arzobispo Escobar que llevan a EE.UU. a sospechar de su simpatía por la Teología de la Liberación son sus pronunciamientos contra operaciones mineras en El Salvador, incluyendo la actividad minera de Pacific Rim, una “compañía canadiense con inversionistas estadounidenses”, explica el cable. El cable explica que también revela sus simpatías por la Teología de la Liberación el hecho de que “en su primera homilía, Escobar afirmó que quiere estar con los débiles y pobres porque es el deber de la Iglesia y pidió que se otorgue prioridad al abastecimiento de los pobres”. El cable prosigue que “Escobar también ha declarado… que admira al Padre Ignacio Ellacuria, un cura jesuita y colaborador de la Teología de la Liberación que fue asesinado por las fuerzas salvadoreñas en 1989, y al Arzobispo Óscar Arnulfo Romero, asesinado por los escuadrones de la muerte en 1981 [sic]”. Otra vez la devoción del nuevo Arzobispo por los religiosos asesinados lo convierte en sospechoso en cuanto a su verdadera fidelidad.

En otro cable de San Salvador, del 24 de junio de 2008, que pretende presentar una visión histórica del FMLN, la embajada afirma: “Durante los 12 años de guerra civil salvadoreña (1880-1992), el FMLN intentó derrocar el gobierno utilizando una estrategia que incluía la lucha armada, el terrorismo y el adoctrinamiento político socialista/comunista. El movimiento de la Teología de la Liberación de la Iglesia Católica y los sindicatos apoyó en considerable medida esos esfuerzos. El grupo recibió apoyo monetario y armas del Bloque Soviético y de Cuba” (6). Esta declaración, repleta de información bastante engañosa, es muy reveladora de la antipatía de la embajada hacia la Teología de la Liberación.

De esa manera, en ese breve pasaje la embajada muestra a gran parte del movimiento de la Teología de la Liberación como un apoyo al supuesto terrorismo del FMLN, en conjunto con la Unión Soviética y Cuba. Por cierto, esto ignora intencionalmente el hecho de que fueron los escuadrones de la muerte militares y paramilitares respaldados por EE.UU. en El Salvador los que cometieron la mayor parte de los actos terroristas contra la población civil; que gran parte del movimiento de la Teología de la Liberación, como lo ilustra el propio Arzobispo Romero, condenó la violencia cometida por las dos partes del conflicto y que las afirmaciones de apoyo soviético y cubano al FMLN fueron siempre exageradas. Pero lo significativo es que EE.UU. considera que el movimiento de la Teología de la Liberación está coludido con el terrorismo y con el comunismo internacional, es decir, con los dos principales objetivos (o por lo menos objetivos ostensibles) de la violencia de EE.UU. desde la Segunda Guerra Mundial.

Numerosos cables tratan del asunto, pero basta con decir que son consistentes en el vilipendio de dirigentes religiosos y políticos que están, o EE.UU. cree que están, vinculados con la Teología de la Liberación. La lista incluye a Fernando Lugo, el exobispo católico, que fue derrocado por un golpe “legal” en Paraguay que fue instantáneamente ratificado por EE.UU. (7); Jean Bertrand Aristide, el presidente de Haití enviado al exilio por los esfuerzos conjuntos de EE.UU., Canadá y Francia (8); e incluso un líder chií en el Líbano, el Jeque Ahmed Taleb, que "durante su juventud descarriada, según afirma EE.UU. enseñó una versión chií libanesa de la Teología de La liberación, con una retórica repleta de insultos a EE.UU. e Israel” (11).

En pocas palabras, EE.UU. ve en gran medida a la Teología de la Liberación, y a los que la apoyan, como enemigos. Y se considera alineado con el Vaticano en sus esfuerzos mutuos para destruir esta filosofía. Por cierto, esto tiene consecuencias prácticas.

Solo un ejemplo: un cable de la embajada del 9 de junio de 2009 explica que el antiguo equivalente del FBI en Colombia, el DAS, espió y "neutralizó” (un eufemismo que puede incluir acciones que llegan al asesinato) a grupos por los derechos humanos, la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, (CIJP o “Justicia y Paz”) del Padre Giraldo,(12). Este cable señala que el propio presidente de Colombia, Álvaro Uribe, había ordenado la vigilancia. El cable señala que la “vigilancia incluye el control físico de individuos y sus familias (incluidos los niños), interceptación telefónica y de correos electrónicos y recolección de datos financieros de importancia. También parece que la unidad ha tomado medidas activas para desestabilizar eventos de la oposición e intimidar a activistas por los derechos humanos… Los periodistas y activistas por los derechos humanos afirman que la vigilancia [que comenzó en 2004-2005 continúa.” (énfasis agregado).

Por cierto, hay que preguntarse seriamente si esa política estatal de “neutralizar” al CIJP continúa en la actualidad y si el reciente intento de asesinato del Padre Alberto Franco del CIJP el 13 de febrero de 2013, se llevó a cabo siguiendo dicha política. Yo mismo digo para que conste que si al Padre Franco o a algún otro sacerdote asociado con el CIJP les ocurriera algún mal, habrá que pedir responsabilidades al Estado colombiano y a su patrocinador estadounidense.

lunes, 29 de abril de 2013

¿Dejará de ser peligroso Monseñor Romero?

Carlos Molina Velásquez

La posibilidad de que beatifiquen (y luego canonicen) a Monseñor Romero me genera sentimientos encontrados. Por un lado, debo admitir que sería un acontecimiento histórico y motivo de alegría para millones. Sin embargo, oficializando la santidad de Romero se pondría en riesgo, precisamente, su peligrosidad.

Pienso que su reconocimiento como “santo” de parte de la institucionalidad eclesiástica terminaría por convertirlo en un personaje neutro, light, descafeinado; mientras que, si no lo beatifican, seguirá siendo San Romero de América, un santo que traspasa fronteras y que es un modelo para millones de creyentes y no creyentes.

Cuando mi hijo mayor era pequeñito, le pregunté si sabía por qué Jesús colgaba de una cruz. Nunca olvidaré su respuesta: “Lo convirtieron en adorno”. Eso hicieron hasta ahora las beatificaciones y canonizaciones: comercializar la fe, convertir el ejemplo de los mártires en amor al dinero, la raíz de todos los males, según San Pablo.

Esta institucionalización del culto a los santos no solo los convierte en artículos de consumo, sino que hace algo peor al elevarlos al cielo. Monseñor Romero nunca ascendió a los cielos, sino que descendió al inframundo de los pobres, los explotados y marginados, para alcanzar junto a ellos la auténtica humanidad. Romero fue “un hombre para los demás” (Dietrich Bonhoeffer) y así se hizo humano. Y eso le bastó para volverse santo.

Romero fue un obispo subversivo y politizado, sin duda. La politización aparece siempre que se toma partido, y en el caso de Romero su partido fueron las mayorías populares. Por eso la derecha nunca considerará a Monseñor como su santo. Además, no lo necesita: ya tienen a Escrivá de Balaguer, para predicar la caridad que no pregunta por qué hay pobres, o a Agustín de Hipona, para hacer de la misoginia una bandera.

Algunos dijeron que Romero no sería canonizado “mientras la sociedad salvadoreña siguiera dividida”. Yo pienso que si eso fuera cierto, pueden sentarse a esperar. Aunque mejor sería que se sumaran a la lucha por la transformación de la sociedad y la construcción del Reino de Dios en la Tierra, que en buen izquierdismo es “el imperativo categórico de echar por tierra todas las relaciones en que el ser humano sea un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable” (Karl Marx).

Romero eligió lo segundo, fue acusado de “comunista” -como también le dijeron a Dom Hélder Câmara-, y terminó como otro mártir argentino, Monseñor Enrique Angelelli, asesinado por los sicarios del capital. Ambos enfrentaron sin tapujos al poder, aun estando su vida en juego. No es difícil imaginarse lo que ellos habrían dicho a quien se los echase en cara: ¿Cómo no arriesgar la vida por aquellos que no la tienen segura un solo minuto de sus días y que son los preferidos de Dios? Pero eso solo puede decirlo quien ha entendido que no se trata de salvar a la Iglesia, sino de construir el Reino de Dios.

viernes, 26 de abril de 2013

"Bergoglio no fue un Romero, se alejó de los pobres durante el genocidio argentino"

Jon Sobrino, vasco universal y símbolo de la Teología de la Liberación, acostumbra a conmover el corazón. Alejado de boatos y parafernalias vaticanistas, sus opiniones le han valido más de una reprimenda. Hoy habla por primera vez del nuevo Papa, y lo hace alto y claro

Donostia. Jon Sobrino (Barcelona, 1938) es el quijote de los desheredados, un teólogo que le quita a la vida el papel de regalo para presentarla descarnada. Pero hablar como Sobrino lo hace, con la espiritualidad de su antiimperialismo, irrita a muchos, sobre todo a los inquisidores romanos. En un discurso tremendamente lúcido pero políticamente incorrecto, arremete contra el espectáculo de la elección del nuevo Papa. "Era chocante el despliegue de suntuosidad, alejada de la sencillez de Jesús", dice. Y, sin pelos en la lengua, asegura que "Bergoglio, superior de los jesuitas de Argentina en los años de mayor represión del genocidio cívico militar, tuvo un alejamiento de la Iglesia Popular, comprometida con los pobres. "No fue un Romero", subraya Sobrino.

Usted ha tachado la elección del Papa de "folklore mediático".
La plaza de San Pedro estaba abarrotada de gente de todas las razas y colores, con banderas variopintas, con rostros expectantes y sonrientes. La fachada del Templo estaba adornada con esmero calculado. Se dejaban ver también personas vestidas con capisayos y acicaladas como no se ven en las calles de la vida real, en campesinos y señoras del mercado. Imperaba el folklore -en inglés, costumbres populares-, aunque en la plaza de San Pedro, las costumbres eran más sofisticadas y acicaladas que las de los pueblos del terruño español y de los cantones de El Salvador, donde yo me encuentro.

¿Eso es malo?

No, nada de esto era malo, pero no decía nada importante de quién iba a ser el nuevo Papa, qué alegrías y problemas iba a tener y con qué cruz iba a cargar… Sí era chocante el despliegue de suntuosidad alejada de la sencillez de Jesús. Y se adivinaba una cierta jactancia en los organizadores como diciendo todo está saliendo bien. Cuando esta perfección expresa, además, poderío, la suelo llamar la pastoral de la apoteosis.

Pero no todo fue folclórico.

No, algo no fue folclórico ya desde el primer día. Hablo de la vestimenta sencilla del Papa, de la pequeña cruz sobre su pecho donde no había oro ni plata ni brillantes, su oración que, inclinándose, pidió al pueblo antes de bendecirles él a ellos. Son signos pequeños pero claros. Ojalá crezcan como signos grandes y que acompañan a su misión. Clara quedó la sencillez y la humildad.

La elección de Bergoglio resultó una sorpresa total.

Sí, para los no iniciados fue una sorpresa y una gran novedad. El Papa es argentino, el primer Papa de ese país. Y es jesuita, el primer Papa de esa orden. Ambas cosas pueden ser trivializadas, como ha ocurrido en algunos medios. Por eso hay que entenderlo bien. Messi es argentino, pero no todos los argentinos son estrellas. Jesuita fue Pedro Arrupe, pero -y aquí hablo de cosas más serias- no todos los jesuitas somos como él. Al folclore pertenecen también titulares sin mucho ingenio y con pereza mental como; argentino y jesuita. ¿No tendrán otra cosa que decir? Además los momentos folclóricos y mediáticos duran poco. Triste es mantenerlos, o seguir añadiendo detalles intranscendentes, sin acabar de entrar en el fondo del asunto como el Papa, la Iglesia, Dios y nosotros. De los amos de los medios -y de los espectadores- dependerá que lo folclórico siga siendo lo más socorrido.

Estos días, ha hablado con gente que conoce a Bergoglio de cerca.

Sí, yo no soy experto en la vida, trabajo, gozos y sufrimientos de Bergoglio. Y para no caer en ninguna irresponsabilidad he procurado conectarme con personas, a las que no citaré, de Argentina, sobre todo, que han tenido contacto directo con él. Espero comprensión por lo limitado de lo que voy a decir, y pido disculpas si cometo algún error. Bergoglio es un jesuita que ha ocupado cargos importantes en la Provincia de Argentina. Ha sido profesor de Teología, superior y provincial. No es difícil hablar de sus tareas externas. Pero de lo más interno solo se puede hablar con delicadeza y, ahora, con respeto y responsabilidad. Muchos compañeros lo han recordado como persona de hondos convencimientos y temperamento, decidido luchador y sin tregua. Si le hacen Papa, limpiará la Curia, se ha dicho con humor.

¿Le han resaltado su austeridad?

También le recuerdan por su interés desmedido de comunicar a otros sus convicciones sobre la Compañía de Jesús, interés que se podía convertir en posesividad, hasta exigir lealtad hacia su persona. Muchos recuerdan su austeridad de vida, como jesuita, arzobispo y cardenal. Muestra de ello es su vivienda y su proverbial viajar en autobús. Ya obispo, muchos de sus sacerdotes recuerdan su cercanía y cómo se les ofrecía a suplirles en su trabajo parroquial, cuando necesitaban dejar la parroquia para salir a descansar. La austeridad de vida iba acompañada de un real interés por los pobres, indigentes, sindicalistas atropellados, lo que le llevó a defenderlos con firmeza ante los sucesivos gobiernos. Los temas morales le han sido cercanos, y ciertamente el del aborto, lo que le llevó a enfrentarse directamente con el presidente del país.

¿Le han recordado por su opción por los pobres?

En todo ello se aprecia una forma suya específica de hacer la opción por los pobres. No así en salir activa y arriesgadamente en su defensa en las épocas de represión de las criminales dictaduras militares. La complicidad de la jerarquía eclesiástica con las dictaduras es conocida. Bergoglio fue superior de los jesuitas de Argentina desde 1973 hasta 1979, en los años de mayor represión del genocidio cívico militar.

¿Habla de complicidad?

No parece justo hablar de complicidad, pero sí parece correcto decir que en aquellas circunstancias Bergoglio tuvo un alejamiento de la Iglesia Popular, comprometida con los pobres. No fue un Romero -célebre por su defensa de los derechos humanos y asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral-. No tengo conocimientos suficientes, y lo digo con temor a equivocarme. Bergoglio no ofrecía la imagen de Monseñor Angelleli, obispo argentino asesinado por los militares en 1976. Muy posiblemente sí ocurría en su corazón, pero no solía aflorar en público el recuerdo vivo de Leónidas Proaño, Monseñor Juan Gerardi, Sergio Méndez…

Sin embargo, tiene también otra marcada faceta solidaria.

Sí, por otra parte, desde 1998, como arzobispo de Buenos Aires acompañó de diferentes maneras a sectores maltratados de la gran ciudad, y con hechos concretos. Un testigo ocular cuenta que en la misa del primer aniversario de la tragedia de Cromagnon -incendio ocurrido durante un concierto de rock que costó la vida a 200 jóvenes-, Bergoglio se hizo presente y con fuerza exigió justicia para las víctimas. A veces usó lenguaje profético. Denunció los males que trituran la carne del pueblo, y les puso nombre concreto: la trata de personas, el trabajo esclavo, la prostitución, el narcotráfico, y muchos otros. Para algunos, quizás la mayor virtud y la mayor fuerza para llevar adelante su actual ministerio papal es que Bergoglio es un hombre abierto al diálogo con los marginados y desde el dolor. Acompañó con decisión procesos eclesiales en los márgenes de la Iglesia católica, y los procesos que ocurren al borde de la legalidad. Dos ejemplos emblemáticos son la vicaría de curas villeros de los barrios marginales y su apoyo a los curas que deambulaban sin un ministerio digno.

¿Qué le espera al papa Francisco?

Solo Dios lo sabe. El nuevo Papa habrá pensado bien lo que le puede esperar y lo que él deberá, podrá y querrá hacer. Ahora enumeramos algunas tareas que a nosotros, desde El Salvador, nos parecen importantes, y que pueden ser importantes para todos en la Iglesia. También nosotros debemos llevarlas a cabo, pero el Papa tiene una mayor responsabilidad y, ojalá tenga más medios. Las tareas coinciden mucho con las que José Ignacio González Faus ha propuesto recientemente.

¿Cuál sería la más urgente?

La primera -yo creo que la mayor de las utopías- es hacer realidad la utopía de Juan XXIII: La iglesia es especialmente la Iglesia de los Pobres. No tuvo éxito en el aula del Vaticano II, de modo que unos 40 obispos se reunieron fuera del aula, y en las Catacumbas de Santa Domitila firmaron el manifiesto que se ha llamado El Pacto de las Catacumbas.

Usted siempre apunta a la falta de sensibilidad de la Iglesia.

Por lo que muchos dicen, Bergoglio tiene sensibilidad hacia los pobres. Ojalá tenga lucidez para hacer real la Iglesia de los pobres, y que esta deje de ser Iglesia de abundancia, de burgueses y ricos. No le faltarán enemigos, como no faltaron después de Medellín a muchos jerarcas que sí pusieron a los pobres en el centro de la Iglesia. Los enemigos estaban dentro de curias eclesiásticas, y muy poderosamente en el mundo del dinero y el poder. Estos asesinaron a miles de cristianos y cristianas.

Imposible olvidar a Monseñor Romero, mártir latinoamericano.

Ojalá el papa Francisco no se asuste de una Iglesia perseguida y mártir, como las de Monseñor Romero y Monseñor Gerardi. Y los canonice o no, ojalá proclame que los mártires, concretándolos también como los mártires por la justicia, es lo mejor que tenemos en la Iglesia. Es lo que la hacen parecida a Jesús de Nazaret. Para ello no es esencial que canonice a Monseñor Romero, aunque sería un buen signo. Y si el Papa cae en alguna debilidad humana, sea esta estar orgulloso de su patria latinoamericana, sufriente y esperanzada, mártir y siempre en trance de resurrección. Y estar orgulloso de toda una generación de obispos: Leónidas Proaño, Helder Camara, Aloysius Lorscheider, Samuel Ruiz… No llegaron a papas, la mayoría de ellos tampoco a cardenales. Pero de ellos vivimos.

¿Y qué me dice de los problemas que sacuden a la Iglesia y que aparecen en los medios de comunicación?

La segunda de las utopías es afrontar la conocida constelación de problemas al interior de la organización de la Iglesia que esperan solución. Por ejemplo, la muy urgente reforma de la Curia romana. También es necesario que los miembros de la Curia sean preferentemente laicos. Asimismo, es importante que Roma deje a las iglesias locales la elección de sus pastores. Que desaparezcan del entorno papal todos los símbolos de poder y de dignidad mundana, y ciertamente que el sucesor de Pedro deje de ser jefe de Estado, porque eso avergonzaría a Jesús. Hace falta que toda la Iglesia sienta como ofensa a Dios la actual separación de las iglesias cristianas. Hay que pedir al Papa que Roma solucione la situación de los católicos que fallaron en su primer matrimonio y han encontrado estabilidad en una segunda unión. Y, por supuesto, que repiense el celibato ministerial.

Usted tampoco abandona otras reivindicaciones ya clásicas.

Sí tengo otras tres cuestiones. Por un lado, que de una vez por todas arreglemos la situación insostenible de la mujer en la Iglesia. También que dejemos de minusvalorar, a veces menospreciar, al mundo indígena, a los mapuches de América del Sur y a todos los que el Papa irá conociendo en sus viajes por África, Asia y América Latina. Y por supuesto que aprendamos a amar a la madre tierra.

Todo ello con un compromiso en firme que tiene que ver mucho con lo sucedido estos días.

Sí, el compromiso debería ser que el nuevo Papa en el balcón de San Pedro y los millones de personas en la plaza no debieran convertirse en un gran actor, el Papa, y en meros espectadores taquilleros, los fieles.

jueves, 25 de abril de 2013

La jaula endemoniada

Pedro Pierre


Para las elecciones en Paraguay, muchos deseábamos que triunfara un candidato de los sectores populares. La matanza de los campesinos, los esfuerzos del ex presidente Fernando Lugo, el golpe parlamentario para destituirlo, las privatizaciones, la entrada de los transgénicos… y cuántas cosas más no han logrado evitar que los paraguayos continúen el camino comenzado para lograr un gobierno progresista. Esto significa también que han sido activas y eficaces las mañoserías de la derecha política, las manipulaciones de los grandes empresarios, las mentiras de los grandes medios de comunicación, las ambiciones particulares…

No se revierte en unos pocos años cinco siglos de colonización, explotación, matanzas, engaños, dominación religiosa… Lo decía Jesús en su tiempo: “Los mismos que los oprimen se hacen llamar bienhechores”… a tal punto que los oprimidos terminan asumiéndolo. Es la historia del pajarito que nació en una jaula: muy difícilmente podrá salir, ya que se le ha impedido aprender a volar, a ser libre, a elegir su comida. Termina asumiendo que su aprisionamiento es lo mejor, que no hay más alternativa, que sus dueños velan por sus derechos, que no es capaz de gobernarse, que cambiar de situación atrae muchos peligros…

El proceso de cambio de América Latina  comenzó a finales del siglo pasado. En Ecuador, por los años 90, los indígenas han dado un salto grande que se ha materializado por la inserción del Bien Vivir en la Constitución de 2008; en Bolivia tienen un presidente indígena; en México los zapatistas organizan su autonomía; en Guatemala presionan para que se condene al presidente Ríos Montt, responsable de genocidio; en Perú luchan contra la minería a gran escala; en Chile reclaman su autonomía…

En Cuba se mantiene  el camino del socialismo. En Venezuela “¡Chávez vive, la lucha sigue!”, con ciertas dudas de los venezolanos que solo con 260.000 votos desistieron del regreso a las desgracias del neoliberalismo. 

Pero por todos los países, con el apoyo de imperio del norte, siguen al acecho los amigos de la explotación neoliberal, los defensores de la propiedad privada intocable, los traficantes del lucro desmedido, los promotores de una religión opresora…

Para salir libres y fraternos de la jaula endemoniada, nos hace falta mirar hacia los héroes y mártires de ayer y de hoy para no desmayar en el camino que nos han trazado hacia más libertad, organización y creatividad, donde los cristianos descubrimos la presencia amiga de un dios liberador.

martes, 23 de abril de 2013

El Papa Francisco y Rafael Correa concuerdan en que la "Justicia Social" es indispensable en el país.

El Papa Francisco ha recibido al presidente de la República de Ecuador, Rafael Correa Delgado, durante 20 minutos en la Biblioteca del Palacio apostólico vaticano en un encuentro en el que han tratado los temas de justicia social, la actualidad de la religión y del respeto de las poblaciones indígenas.

Según indica la Oficina de Prensa de la Santa Sede, "los coloquios se han desarrollado en un clima de cordialidad, y se han detenido en la aportación relevante de la Iglesia Católica en los diversos sectores de la vida social del país y sobre la importancia de un diálogo sincero y permanente entre la Iglesia y el Estado para enfrentar los desafíos fundamentales de la sociedad".


Además, el comunicado vaticano apunta que han sido subrayados los temas de la "centralidad de la justicia social y el valor de la solidaridad y de la subsidiariedad en la búsqueda del bien común" así como también "la actualidad de la religión, el respeto de las poblaciones indígenas, de su cultura y de la protección del ambiente".

"FRESCO COMO UNA LECHUGA"

Durante el saludo inicial, el Papa ha saludado al mandarario ecuatoriano con las palabras "Qué gusto verlo otra vez" y también le ha preguntado cómo estaba su madre, que acompañó a Correa en la Misa de Inicio de Pontificado el pasado 19 de marzo y pudo saludar al Pontífice. Además, el Papa ha asegurado a Correa que lo ve "fresco como una lechuga" y el presidente le ha contestado era "un honor estar aquí".


El Papa Francisco ha regalado al presidente una copia del documento de Aparecida, que es el resultado de los trabajos de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM) del año 2007, un Rosario y una medalla conmemorativa. El Pontífice le había regalado también a la presidente de Argentina y Brasil el documento de Aparecida.

Por su parte, Rafael Correa ha regalado al Papa Francisco un 'sombrero panamá' blanco de paja-toquilla blanco, una copia de la imagen de la Virgen de los dolores que se encuentra en una Iglesia de la Compañía de Jesús en Ecuador en la que en 1906 milagrosamente la Virgen 'lloró', y a la cual los jesuitas le tienen mucha devoción y el libro 'La estrella del Camino' que es un estudio del belén barroco quiteño de Francisco Manuel Valiñas Lopez.


Posteriormente, el presidente de Ecuador se ha reunido con el Secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, y le ha regalado otro sombrero 'panamá' y una copia del libro 'La estrella del Camino'. El cardenal Bertone estaba acompañado por el secretario para las relaciones con los estados, el arzobispo Dominique Mamberti.

La visita en el Vaticano se enmarca dentro de la gira que el recién reelegido presidente de Ecuador por Europa y el Caribe, que ha comenzado en Berlín con el encuentro con la canciller alemana. Después, en Milán se ha reunido con empresarios y la comunidad ecuatoriana.


Este viernes por la tarde, Correa Delgado se traslada con su delegación a España, y estará en las ciudades de Madrid y Valencia donde encontrará a empresarios españoles y a las comunidades de Ecuador, aunque no se reunirá con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ni con ningún otro político, según han indicado fuentes de la presidencia a Europa Press.

(RD/Ep)