El primero en la frente. Dedicado a los que decían que los gestos del Papa
Francisco eran pura cosmética escenográfica y que su verdadero valor
se iba a ver en la toma de decisiones. Y llegó la primera importante decisión:
el primer nombramiento curial del nuevo Papa. Y para hacerlo fue a buscar al
hasta ahora ministro general de los Franciscanos, el ourensano Fray José
Rodríguez Carballo. Y lo convirtió en secretario del dicasterio para la Vida
Religiosa, que regula a los más de 900.000 frailes y monjas de todo el mundo.
El ejército de los ángeles de los pobres. Un nombramiento que se convierte en
toda una declaración de intenciones.
Significa, en primer lugar, una apuesta por la Vida Religiosa,
que está de vuelta a las altas esferas del servicio eclesial. De donde nunca
tuvo que haber salido. Sus órdenes y congregaciones están decantadas por el
paso del tiempo. Huelen a Historia y a profunda entrega a la Iglesia con sus
tres votos de pobreza, castidad y obediencia. Recogen lo mejor de la
espiritualidad creyente y sus frailes, monjas y monjes siempre han estado en
las fronteras intelectuales, espirituales, sociales y morales. Toda una
garantía para el papado de los pobres y para el Papa que sueña con "una
Iglesia pobre y para los pobres".
El nombramiebnto de Fray Carballo significa, asimismo, un
espaldarazo a su orden. La orden de cuyo fundador el papa eligió su nombre.
Francisco, rodeado de franciscanos en la sala de mandos de la Iglesia. Rodeado
de frailes humildes, sencillos, que no buscan el poder ni la carrera, que
bendicen y nunca maldicen, que viven con el santo y seña del "Paz y
bien". Buenos, pero aguerridos.
Y, por supuesto, el nombramiento de Fray Carballo es un
reconocimiento a su valía personal. Pobre e hijo de pobres. Sus padres,
campesinos, tuvieron que emigrar a Alemania. Nunca ha olvidado sus raíces
ourensanas y a Lodosedo regresa todos los veranos y siempre que puede. La tira
la tierriña.
El fraile gallego es políglota, bien formado, con dotes de
gobierno (no en vano lleva al frente de los Franciscanos desde el 2003) y, sobre
todo, buena persona. Es de los que, como el Papa, transmite, seduce. Un
testigo, que conecta por su testimonio vital con la gente de hoy.
Anteayer, Jesús Bastante le entrevistaba en exclusiva para RD. Y, entre otras
cosas, decía que "el Papa Francisco quiere reformar la Curia romana".
Estaba en lo cierto. La reforma comenzó con su nombramiento. Un nombramiento
que indica por donde van a ir los tiros de la ansiada renovación de la sala de
máquinas de la Iglesia.
Para hacerla, el papa cuenta con todo el apoyo del pueblo de Dios y con
el aval casi plebiscitario del colegio cardenalicio. Y, con la oración del Papa
emérito. No son pocos apoyos. Los necesitará todos. Las maquinarias
organizativas llevan en su adn el perpetuarse y el crecer y engordar sin parar.
Lo difícil no será tanto suprimir algunos Consejos Pontificios o, incluso,
algunos dicasterios y recolocar a sus presidentes, cuanto redimensionar y limpiar
los segundos, terceros y cuartos niveles, copados casi en su totalidad por los
nuevos movimientos.
Nuevos movimientos que, siempre camaleónicos, ya están virando hacia
Francisco. Ahora resulta que éste es el Papa de los nuevos movimientos.
Todos lo quieren y lo adoran. Rivalizan en rendirle pleitesía pública, pero sus
bases murmuran y lanzan todo tipo de insinuaciones contra el Pontífice: que si
no respeta la liturgia, que si no sabe Teología, que si se exhibe ante los
medios...
Limpieza, Santidad. Coja la escoba que le dejó su antecesor y conviértase
también usted en el nuevo "barrendero de Dios".
José Manuel Vidal