MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

domingo, 24 de febrero de 2019

Pablo Ordaz: Roma se reconcilia con Cardenal


Pablo Ordaz

Ernesto Cardenal, el sacerdote nicaragüense que el 4 de marzo de 1983 fue humillado públicamente por Juan Pablo II en el aeropuerto de Managua en castigo por formar parte del Gobierno de Daniel Ortega, ha sido rehabilitado por el papa Francisco. En una carta que ha estado a punto de llegar demasiado tarde —el sacerdote y poeta tiene ya 94 años y se encuentra hospitalizado a causa de una grave infección renal—, Jorge Mario Bergoglio le informa del levantamiento de la suspensión a divinis (prohibición de administrar los sacramentos) que Karol Wojtyla le impuso en 1984.

Aunque el Vaticano aún no ha informado de la noticia, el nuncio apostólico en Nicaragua, el polaco Stanislaw Waldemar Sommertag, ya se la ha adelantado personalmente a Cardenal y se ha ofrecido a concelebrar con él su primera misa en 35 años. De igual forma, el obispo auxiliar de la archidiócesis de Managua, Silvio José Báez, se acercó el pasado jueves al hospital donde se encuentra el poeta, se postró ante su cama y le dijo: “Le pido su bendición como sacerdote de la Iglesia católica”.

La fotografía de ese momento, que el arzobispo Báez ha subido a las redes sociales sin dar cuenta de su relevancia, parece el reverso de aquella ya mítica de Wojtyla con el dedo índice levantado y Cardenal con una rodilla en tierra. Juan Pablo II venía de visitar México, donde ya había condenado la teología de la liberación, de la que Cardenal era un referente. Según escribió el pasado verano en el suplemento Ideas el periodista Juan Arias, que entonces era corresponsal de EL PAÍS en el Vaticano y viajó en el avión de Juan Pablo II a México y Centroamérica, “al Pontífice, que había vivido en Polonia la dureza del comunismo soviético, se le hacía difícil entender que la revolución sandinista fuese entonces del brazo de la parte más abierta y social de la Iglesia. Y el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal era entonces el ministro de Cultura”.

Según recuerda Juan Arias, Wojtyla, que ya llegó a Managua tenso y visiblemente irritado, se encontró al descender del avión con una gran pancarta que rezaba: “Bienvenido a la Nicaragua libre gracias a Dios y a la revolución”. A los pies del avión, en un día de muchísimo calor, le esperaba Daniel Ortega, quien le lanzó un discurso de media hora exaltando la revolución. Cada vez que el Papa intentaba dejar claro su rechazo frontal a la llamada Iglesia Popular, la multitud lo interrumpía al grito de “entre cristianismo y revolución no hay contradicción”. Jesús Ceberio, el entonces corresponsal de EL PAÍS para México y Centroamérica, contó en su crónica desde Managua que, “ante su impotencia para terminar la homilía, Juan Pablo II dirigió en un momento una mirada de ira a los tres miembros de la Junta de Gobierno que ocupaban la derecha del altar. Mientras tanto, en el lado izquierdo, el comandante Daniel Ortega coreaba ostensiblemente los gritos de la multitud y parecía dirigir el ritmo con sus palmadas”.

El peor parado de aquella encerrona a Wojtyla fue Ernesto Cardenal. “Yo estaba a su lado”, recuerda Juan Arias, “cuando se acercó el Papa, Cardenal hincó una rodilla en el suelo y tomó su mano para besársela. Juan Pablo II se la retiró. Y cuando el sacerdote le pidió la bendición, el Papa, señalándolo amenazador con el índice de su mano derecha, le dijo: “Antes tiene que reconciliarse con la Iglesia”.

Era marzo de 1983. Karol Wojtyla estuvo sentado en la silla de Pedro otros 22 años, hasta 2005. Y, tras su muerte, lo sucedió Joseph Ratzinger, quien había sido hasta entonces el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio. De tal forma que hasta que en 2013 Benedicto XVI renunció al papado, Cardenal no pudo albergar ninguna esperanza de que el Vaticano le volviese a abrir las puertas. Ni a él ni a los demás referentes de la teología de la liberación. Durante más de tres décadas, el Vaticano pretendió que Cardenal eligiera entre su fe en Dios y sus ideales revolucionarios. Incapaz de traicionarse a sí mismo, el teólogo del pelo blanco, nacido en Granada (Nicaragua) en 1925, siguió sintiéndose sacerdote de puertas para adentro, mientras que de puertas afuera escribía libros de poemas místicos, tallaba pájaros en vuelo, sufría por la deriva de la Iglesia y se sentía cada vez más triste por la degeneración de los Gobiernos de Ortega.

Pero la situación cambió tras la elección inesperada de Jorge Mario Bergoglio. El sentido de sus primeros mensajes reavivaron en el interior del poeta nicaragüense una llama que aún no se había extinguido. Porque, como recuerda desde Managua su asistente, Luz Marina Acosta, “el poeta siempre llevó una vida de oración y contemplación”. A principios de 2016, y después de algunos intentos sin éxito de tender algún puente con Francisco, Zingonia Zingone, una poeta italiana amiga de Cardenal, le hizo llegar a este periodista –que entonces era corresponsal en Roma— un libro del sacerdote nicaragüense con una dedicatoria para el Papa. La idea era hacérselo llegar directamente a Bergoglio, para evitar que los más papistas que el Papa que abundan en el Vaticano interceptaran el mensaje. La ocasión se presentó el 12 de febrero, a bordo del vuelo de Alitalia que llevaba al Papa desde Roma a México.

—Santidad, en este sobre hay un libro dedicado y una carta que Ernesto Cardenal quiere hacerle llegar.

—¿Qué cardenal?, contesta el Papa con gesto de no haber oído.

—No, de Ernesto Cardenal.

"Me siento identificado con este papa"

Al Papa, como se aprecia en una secuencia de fotos del periodista Alan Holdren, se le iluminan los ojos y, con una gran sonrisa, dice: “Gracias, gracias”. Media hora después, y tras saludar al resto del pasaje, Bergoglio regresa y dice: “Muchas gracias por el mensaje, voy a leerlo ahora mismo”. Dentro del libro también iba una entrevista reciente a Ernesto Cardenal en la que reconocía: “Me siento identificado con este nuevo Papa. Es mejor de como podríamos haberlo soñado”.

El sábado 2 de febrero, el nuncio Stanislaw Waldemar visitó a Ernesto Cardenal en su casa de Managua, le trasladó un mensaje del papa Francisco, conversaron a solas durante media hora y, tras despedirse, el sacerdote nicaragüense dictó a su secretaria un mensaje de contestación dirigido al Vaticano. Ya solo quedaba esperar el desenlace de un desencuentro de casi 36 años. Pero el estado de salud de Cardenal empeoró y tuvo que ser ingresado. Se llegó a temer por su vida. El jueves 14, por fin, el nuncio apostólico recibió la respuesta del Papa y se la comunicó al poeta, que la recibió consciente, relajado y con una sonrisa.

jueves, 21 de febrero de 2019

Leonardo Boff: En Brasil se han abierto las ventanas del infierno




Leonardo Boff

En Brasil hay una constatación innegable: en muchos sectores se nota la irrupción de odio, de ofensas, de palabras gruesas de todo tipo, de distorsión, de prejuicios y de miles y miles de fake news que, en gran parte, dieron la victoria al presidente actual. Hay también youtubers que falsean la realidad, mezclando palabrotas con burlas y burdo moralismo, susceptibles de un proceso judicial.

‘Comunista’ y ‘socialista’ se han vuelto palabras acusadoras. Ni siquiera se define su significado real, como si estuviésemos todavía en la Guerra Fría de hace treinta años. Cuántos, incluso un ministro de parcas luces, envían a sus críticos a Cuba, Corea del Norte o Venezuela... La mayoría no ha leído una sola página de Teología de la Liberación, tenida por marxista. Ignoran cuál es su propósito básico: la opción por los pobres y por su liberación, esto es, a favor de la mayoría de la humanidad, que es pobre. En fin, respiramos aires tóxicos.

Muchos muestran una completa falta de educación y degradación de la mente. En la campaña electoral esta rabia encubierta salió del armario. Se ha reforzado la violencia preexistente, dando legitimación a una verdadera cultura de violencia contra indígenas, quilombolas, negros y negras, especialmente contra los LGBTI y los opositores.

Necesitamos comprender el por qué de este despropósito demencial. Nos iluminan dos intérpretes de Brasil pertinentes aquí: Paulo Prado, Retrato de Brasil; ensayo sobre la tristeza brasilera (1928) y Sérgio Buarque de Holanda, Raíces de Brasil (1936) en su capítulo V: “El hombre cordial”.

Ambos tienen algo en común, al decir de Ronaldo Vainfas, pues los dos «intentan descifrar el carácter brasilero a partir de sus emociones» (Intérpretes de Brasil, vol. II, 2002 p.16), pero lo hacen en sentido contrario. Paulo Prado es profundamente pesimista caracterizando al brasilero por la lujuria, la codicia y la tristeza. Buarque de Holanda hace diferenciaciones en cuanto a la cordialidad.

«La aportación brasileña a la civilización será la cordialidad, daremos al mundo el “hombre cordial”. La llaneza en el trato, la hospitalidad, la generosidad, virtudes tan alabadas por los extranjeros que nos visitan, representan, en efecto, un rasgo definido del carácter brasileño» (p. 106). Pero luego observa: «Sería un engaño suponer que estas virtudes puedan significar “buenas maneras, civilidad” (107). Y continúa: «La enemistad bien puede ser tan cordial como la amistad, ya que una y otra nacen del corazón» (107, nota 157). Sabemos que del corazón emergen tanto el amor como el odio. La tradición psicoanalítica nos confirma que en él impera el reino de los sentimientos. Estimo que definiríamos mejor el carácter del brasileño si sostuviésemos que su diseño básico no es la razón sino el sentimiento. Y este es contradictorio: puede expresarse como amor y también como odio virulento.

Pues esta faceta dual, ambigua, de la “cordialidad”, mejor dicho “del sentimiento” del brasilero, adquirió alas hoy y ha ocupado mentes y corazones. Domina la “falta de buenas maneras y de civismo”. Sólo tienes que abrir los sitios web, los twitters, facebooks y youtubes para constatar que las ventanas del infierno se han abierto de par en par. De ahí salieron demonios, separando a personas, ofendiendo a figuras tan beneméritas como Dráuzio Varela y como a la mundialmente apreciada de Paulo Freire. La palabra de un incivilizado ocupa el mismo espacio que la del Papa Francisco o la del Dalai Lama. Pero éste es sólo el lado de sombra del sentimiento brasileño. Está también el lado de luz, enfatizado antes por Buarque de Holanda y también por Cassiano Ricardo. Tenemos que rescatarlo para que no tengamos que vivir en una sociedad de bárbaros en la que nadie consiga convivir humana y civilizadamente.

No hay por qué desesperarse. La condición del propio universo está hecha de orden y desorden (caos y cosmos), las culturas poseen su lado sim-bólico y dia-bólico y cada persona humana está habitada por la pulsión de vida (eros) y la pulsión de muerte (thánatos). Tal hecho no es un defecto de la creación, es la condición natural de las cosas. Las religiones, las éticas y las civilizaciones nacieron para dar hegemonía a la luz sobre las sombras a fin de impedir que nos devoremos unos a otros. Termina el pesimista Pablo Prado: «la confianza en el futuro no puede ser peor que en el pasado» (p. 98). Estamos de acuerdo.

Nos inspira este verso de Agustín Neto, líder de la liberación de Angola: «No basta que nuestra Causa sea pura y justa. Es necesario que la pureza y la justicia existan dentro de nosotros» (Poemas de Angola, 1976, 50).

martes, 19 de febrero de 2019

Padre Pedro Pierre: EL GRAN DESAFÍO DE ESTAS ELECCIONES


Padre Pedro Pierre

La situación del Ecuador es de la más caótica y no vemos bien de qué manera podemos salir del empantanamiento actual. Después de la traición a las elecciones presidenciales vino la ilegítima consulta popular que nos trajo el Consejo Transitorio de Participación Ciudadana, denunciada por la misma OEA (Organización de los Estados Americanos). Luego vinieron los cambios de las 13 entidades del control estatal y sus conflictos internos. Todo eso animado por la lucha contra la inventada corrupción generalizada del correísmo. Al final vino la puesta en marcha de las elecciones locales y del nuevo Consejo de Participación Ciudadana, frente a un gobierno que quita a los pobres para dar a los ricos. Ahora están los innumerables partidos y movimientos políticos aprobados, ¡280! con sus innumerables candidatos ¡80,000! que vuelven casi ‘ingobernables’ tanto la campaña electoral como el mismo desarrollo de las elecciones. Los grupos de derecha temen que no ganen los candidatos que promueven con enorme propaganda y hasta se quejan de que los candidatos al Consejo de Participación ciudadana sean… correístas: “¡Alerta! ¡Alerta roja! ¡Alerta máxima!”, gritan... Y actualmente ¡80 % de los ecuatorianos no saben por quiénes van a votar dentro de un mes!

Esta desmesurada cantidad de partidos y candidatos demuestra 2 evidencias: por una parte, la desconfianza total en los partidos tradicionales y por otra el surgimiento de una participación ciudadana inesperada que nadie controla. ¿Quién es quién? ¿Sabremos discernir entre los partidos y los candidatos los que han venido para servir la ciudadanía y fomentar el bien común? porque sí los hay: un cierto número proviene de distintas organizaciones populares pequeñas que han demostrado hacer un trabajo benéfico ‘para la comunidad’. El criterio seguro para no equivocarse en este caso es: “El árbol se reconoce por sus frutos” y no por sus hojas ni flores, tan lindas puedan ser… Por esta razón, los partidos tradicionales se están alarmando porque los estamos marginando… y el correísmo y su lista 5, ‘Fuerza Compromiso Ecuador’, tienen por delante caminos abiertos porque, a pesar de todo, los 10 años de la Revolución Ciudadana desarrollaron en mucha gente conciencia crítica, participación ciudadana y autoestima. Pero no todo está ganado en esta gran fanesca de la campaña electoral y las elecciones venideras.

¿Cuál es entonces el desafío mayor? Podría ser el siguiente: “las soluciones vienen desde abajo”. “¡Fuera de los pobres no hay salvación!”, decía monseñor Oscar Romero. Las elecciones locales son el espacio más cercano sobre el cual podemos influir grandemente. Un paso positivo se ha dado: un cierto número de candidatos en cada provincia provienen de ‘abajo’, de las bases. Pero muchas veces las mismas bases desconfían de las y los que salen de su seno. ¿No se decía eso ya del mismo Jesús?: “¿Qué puede salir de bueno de Nazaret?”…Entonces: ¡A creer en nosotras y nosotros! ¡A apoyar las y los candidatos de salen de nuestras asociaciones y organizaciones! ¡A participar de las propuestas que hacen para confirmarlas, mejorarlas, fiscalizarlas para que sean efectivamente un servicio comunitario! ¡A dar a conocer mediante les redes sociales a las y los candidato que son de los nuestros, de los de abajo! Esta campaña electoral nos desafía porque nos provoca a participar positiva y masivamente. A nadie más que a nosotros podremos echar la culpa si las y los candidatos electos no representan ni defienden nuestros intereses.