MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

viernes, 30 de junio de 2017

José M. Vidal: Francisco sabe que "non praevalebunt"


José M. Vidal
Religión Digital

Rodeado de sus cinco nuevos cardenales de las periferias, con monseñor Omella a la cabeza, el Papa celebra la fiesta de San Pedro y San Pablo en la plaza vaticana. De fondo suena el 'Non praevalebunt', un himno solemne que aclama al Dios omnipotente contra el que las potencias del infierno no prevalecerán. Ni contra Dios ni contra su Vicario en la tierra.

El que Satanás no prevalece sobre Dios es una verdad de fe. Atestiguada en el Credo y refrendada simbólicamente por los dos tapices que cuelgan hoy de la fachada de la basílica De San Pedro. Uno que representa a San José, custodio de Jesús de Nazaret, y el otro, al arcángel San Miguel, que derrotó al diablo y lo arrojó a los abismos del infierno.

Cuanto más evangélica es la Iglesia, más enemigos suscita. Por eso, Francisco, el Papa de la revolución del Evangelio, que está reconduciendo la Iglesia hacia las fuentes de la fe, también tiene muchos enemigos. Fuera y dentro.

Bergoglio lleva cuatro años fustigando al capitalismo salvaje financiero que define como "inicuo", porque "mata" y descarta a legiones de pobres, que quedan tirados en las cunetas de la vida. Y el sistema se defiende atacándolo y tachándolo de comunista. Crecen sus poderosos enemigos, pero también sus amigos: los pobres de la tierra, que le adoran y le tienen como su único abogado defensor. El pueblo es su escudo ante las asechanzas de sus poderosísimos enemigos.

Si fuera tiene enemigos, dentro tampoco le faltan. Con un reparto parecido: el pueblo fiel mayoritariamente le adora; sus enemigos eclesiásticos son los cristianos ideologizados, rigoristas y talibanizados, y algunos de sus propios jerarcas, que se resisten a dejar de ser príncipes y pasar a convertirse en servidores de los demás, especialmente de los últimos.

Algunos cardenales le atacan abiertamente y le piden explicaciones públicas. Otros, la mayoría, lo defienden. Hoy mismo, el cardenal Tobin, arzobispo de Newark, le juró fidelidad en su nombre y en el de otros muchos.

A pesar de sus enemigos internos y externos, Francisco sigue adelante con su revolución de la misericordia, para hacer pasar a la Iglesia de aduana doctrinal, que protege y justifica a los poderosos, a hospital de campaña de los necesitados. "Una Iglesia pobre, de los pobres y para los pobres". Sabe que tiene al pueblo y a Dios de su parte. Sabe Francisco que "non praevalebunt". Amén.

jueves, 29 de junio de 2017

Padre Pedro Pierre: Hablemos de la familia



Padre Pedro Pierre

Hablar de la familia, ¿no será meterse en una camisa de 11 varas? La familia cambia, pero no pasará. El desafío es enfrentar estos cambios, encontrando criterios que nos ayuden a ir adelante. Varias cosas llaman la atención sobre cómo eran nuestras familias y cómo son ahora. Nuestras familias se insertaban en una comunidad geográfica que permitía estabilidad, relaciones cercanas y fuertes, solidaridad para muchas tareas comunes. Hoy los estudios y el trabajo hacen que la familia se disperse; por una parte encuentra más independencia, pero tiene que enfrentar la soledad y la debilidad.

Otra característica de nuestras familias era una gran dependencia de la religión, principalmente católica, con sus normas, prohibiciones y amenazas… Se insistía en el valor de la estabilidad matrimonial, la virginidad, la bendición eclesial… Hoy estamos lejos de estas realidades: las separaciones de parejas son numerosas, la contracepción se ha generalizado, las relaciones sexuales se dan a temprana edad… Las religiones se quedan sin voz cantante.

El otro gran cambio que se dio es en relación a la mujer. Se la había reducido al rol casero: su horizonte era la casa y la crianza de los hijos; los varones mandaban y se otorgaban toda clase de libertades. Los cambios han sido grandes y positivos para las mujeres: ahora controlan los nacimientos y la mayoría tiene su profesión fuera de la casa. Las mujeres se capacitaron en todos los campos y participan en todos los ámbitos de la vida profesional con responsabilidades sociales, culturales y políticas… ¡felizmente!

Con relación a nuestras familias de ayer, los peligros y las oportunidades son otros. Uno de los peligros actuales es el individualismo: permite independencia, libertad, iniciativa, pero también esconde ausencia de criterios y falta de discernimiento, pues es juntos que crecemos mejor. Otra dificultad actual es la violencia contra la mujer.

Antes, esta violencia no era visible: la sumisión de la mujer era casi total. Reinaban la autoridad y el machismo del varón, que reducía a la mujer al rol de sirvienta silenciada… ¿No será esta pérdida de dominio que crea tanta violencia de parte del varón, hasta femicidios? Los medios de comunicación han creado sus propios espacios de dominación: las telenovelas para las mujeres, la retransmisión de partidos de fútbol para los varones y el chatear para los jóvenes. Cuántas y cuántos se pierden con estos nuevos ídolos de los cuales se hacen adictos para la destrucción de las familias.

¿Dónde estarán los caminos de salida favorables a las familias? ¿El mayor no sería el de reconocer que las situaciones han cambiado y que no habrá marcha atrás? Los peligros a sortear podemos hacerlo juntos. Juntos como pareja apoyándose para salir adelante. Juntos, padres e hijos apostando por la amistad y el enriquecimiento mutuo. Juntas, familias de ayer y de hoy para transformar las debilidades en oportunidades, las experiencias en esperanza y las novedades en alternativas favorables. El futuro será lo que estamos haciendo ahora.

miércoles, 28 de junio de 2017

José M. Castillo: No hay más que un Papa


José M. Castillo

En vísperas del día de San Pedro, y tal como están las cosas en la Iglesia en este momento, vendrá bien recordar que, siendo fieles a la tradición mantenida durante veinte siglos, esta Iglesia nuestra ha sido fiel a la convicción de que Papa no hay más que uno.
Y digo que vendrá bien recordar este hecho, en este momento porque, como sabe todo el mundo, ahora mismo hay quienes dicen que no hay un Papa, sino dos Papas. Uno, Benedicto XVI, que ha sido el Papa anterior. Y otro, Francisco, que es el Papa que está ahora ejerciendo el cargo.

Por supuesto, el hecho de que el Papa anterior se haya quedado a vivir en el Vaticano no tendría que ser problema alguno. Ni habría por qué estarlo recordando o explicándolo en todos y cada uno de sus posibles matices y preguntas, que cualquiera pueda hacer. Es perfectamente comprensible que Joseph Ratzinger, si entre sus años de Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el tiempo en que ha ocupado el Sumo Pontificado, ha estado en Roma varias décadas, las más importantes de su vida, ahora quiera acabar sus días en la Ciudad Eterna. Esto lo entiende cualquiera.

Lo que pasa es que, al estar todo esto tan inevitablemente relacionado con el ejercicio del papado actual y de quien lo ejerce, al Papa Francisco, resulta prácticamente imposible evitar que surjan problemas y situaciones más o menos delicadas, algunas de ellas incluso conflictivas. Baste pensar que Ratzinger y Bergoglio son dos hombres muy distintos. Y que, en consecuencia, ejercen el papado de formas también muy diversas. Con lo cual la gente está viendo en la Iglesia cambios que, a algunos, les parecen importantes, a otros se les antoja que el nuevo Papa es cobarde y se queda corto en sus decisiones. De lo que resulta – sobre todo en los ambientes eclesiásticos – un estado de confusión o desconcierto. Con el consiguiente malestar, para unos, inseguridad para otros. Y desde luego – todo hay que decirlo – una cierta ilusión y esperanza en amplios sectores y ambientes populares y sencillos de la sociedad.

Pues bien, estando así las cosas, donde más se complica todo es en los cargos y personas que más directamente dependen del Papa y del papado: cardenales, obispos y clérigos en general o grupos muy allegados a esos cargos. Aquí está – creo yo – lo más delicado y lo más problemático. Porque eso es lo que nos dice la experiencia de lo que ha ocurrido en la Iglesia en tiempos pasados. Sin sacar las cosas de quicio, a uno se le viene a la memoria lo que ocurrió en el “gran cisma” (de 1378 a 1417), cuando la Iglesia se encontró, de pronto, no con dos Papas, sino con tres. Esto ocurrió cuando sabemos que había cardenales y teólogos, que defendían la posibilidad de un “Papa hereje”, basándose en el principio según el cual “al papa había que obedecerlo, a no ser que se apartase de la fe” (“a nemine iudicandus nisi deprehendatur a fide devius”) (cardenal Colonna, Occam , los defensores del “conciliarismo”, etc.

Yo no sé, ni lo puedo saber (ni me interesa), si los cardenales, que ahora se enfrentan al Papa Francisco, están condicionados por ideas de este tipo. Lo que se sabe es que estos cardenales (y quien les aconseje) argumentan su oposición al Papa actual, por causa (sobre todo) de que Bergoglio esté diciendo que pueden comulgar los divorciados, vueltos a casar.

Ahora bien, si lo que realmente se quiere, es buscar la verdad – y no ponerle palos en las ruedas a Francisco – lo primero que se debería saber es que la praxis de la Iglesia, en el tema de la comunión a los divorciados, no fue (durante el primer milenio, o sea “mil años”, por lo menos) como dicen ahora esos cuatro cardenales. Por ejemplo, el Papa Gregorio II (en 726) le escribió al obispo san Bonifacio una carta en la que le permitía el divorcio y nuevas nupcias de un matrimonio que, por motivos de salud, no podían seguir viviendo juntos (PL 89, 525). Lo mismo que el Papa Inocencio I se lo había permitido a Probo (PL 20, 602-603). Pero, sobre todo, en ninguna parte consta que el Papa no pueda tomar la decisión de que los divorciados, vueltos a casar, no puedan comulgar. Eso no es un “dogma de Fe”. Ni consta en ningún sitio que lo sea, si nos atenemos a las verdades que hay que creer “con Fe divina y católica” (Denz. H. 3011). Por tanto, el Papa puede tomar la decisión que él considere más conveniente.

¿Se complica todo esto con la presencia de Ratzinger en el mismo Vaticano? Se sabe que hay cardenales que van a visitarle. Y hasta hay quienes dicen que ahora mismo en la Iglesia hay dos papas. Como se sabe también que ahora mismo hay miles y de clérigos que se identifican más con Ratzinger que con Bergoglio. Por todo esto, a mí me parce que, por el bien de la Iglesia, por su unidad y su armonía, tanto el Papa actual como el anterior tendrían que preguntarse muy en serio: ¿No sería lo mejor que Joseph Ratzinger renuncie, de una vez y con todas sus consecuencias, no sólo a “ser” el Papa, sino también a “parecerlo”?

Y es que, si la situación se piensa despacio, a cualquiera se le ocurre la pregunta inevitable: ¿Qué hace en el Vaticano un anciano que fue Papa, pero que ya no lo es? ¿A qué viene seguir vistiéndose de Papa, si ya no es Papa? ¿Permite que le sigan llamando “Santidad”? ¿No sería más ejemplar, y más convincente, para las ideas que el mismo Ratzinger ha defendido, que su renuncia al papado fuera consecuente hasta el final?

martes, 27 de junio de 2017

Leonardo Boff: El porqué de la violencia en el ser humano y en la sociedad


Leonardo Boff

Vivimos a nivel nacional y mundial situaciones de violencia que desafían nuestro entendimiento. No solo de seres humanos contra otros seres humanos, especialmente en el Norte de África, en Sudán y en Oriente Medio, sino también contra la naturaleza y la Madre Tierra. El Papa Francisco en su encíclica ecológica, Cuidando la Casa Común, llega a afirmar que «nunca hemos maltratado y herido tanto nuestra Casa Común como en los dos últimos siglos» (nº 53). No sin razón se está imponiendo la idea de que hemos inaugurado una nueva era geológica, el antropoceno, según el cual el gran meteoro rasante amenazador de la vida en el planeta es el mismo ser humano, que se ha vuelto el Satán de la Tierra a pesar de haber sido llamado a ser el cuidador del Jardín del Edén.

La existencia de la violencia, que no es raro encontrar bajo la forma de aterradora crueldad, representa un desafío para el entendimiento. Teólogos, filósofos, científicos y sábios no han encontrado hasta hoy una respuesta convincente.

Quiero presentar sumariamente la propuesta de un notable pensador francés que vivió muchos años en Estados Unidos y falleció en 2015: René Girard (1923-2015). Apreciaba mis textos y la Teología de la Liberación hasta el punto de organizar él mismo un encuentro en Piracicaba-SP (25-29 de junio de 1990) con varios teólogos y teólogas, pues veía en los propósitos de este tipo de teología la posibilidad de superación de la lógica de la violencia.

De su vasta obra destaco dos principales: “Lo sagrado y la violencia” (Rio 1990) y “Cosas escondidas desde el principio del mundo” (Rio 2005). ¿Cuál es la singularidad de Girard? Él parte de la tradición filosófico-psicoanalítica que afirma que el deseo es una de las fuerzas más estructuradoras del ser humano. Somos seres de deseo. Éste no conoce límites y desea la totalidad de los objetos. Por ser indeterminado, el ser humano no sabe cómo desear. Aprende a desear, imitando el deseo de los otros (“deseo mimético” en el lenguage de Girard).

Eso se ve claro en los niños. Por muchos juguetes que tenga un niño, lo que más quiere es el juguete de otro niño. Y ahí surge la rivalidad entre ellos. Uno quiere el juguete sólo para él, excluyendo al otro. Si otros niños entran en ese mimetismo, entonces se origina un conflicto de todos contra todos.

Este mecanismo, afirma Girard, es paradigmático de toda sociedad. La situación de rivalidad-exclusión se supera cuando todos se unen contra uno, haciéndolo chivo expiatorio. Se le culpa de querer el objeto sólo para sí. Al unirse contra él, olvidan la violencia entre ellos y conviven con un mínimo de paz.

En efecto, las sociedades viven creando chivos expiatorios. Los culpables son siempre los otros: el Estado, el PT, los políticos, la polícia, los corruptos, los pobres, etcétera. Es importante no olvidar que el chivo expiatorio solamente oculta la violencia social, ya que todos continúan rivalizando entre sí. Por eso, la sociedad goza de un equilibrio frágil. Cada cierto tiempo, con o sin chivo expiatorio explícito, la violencia se manifiesta especialmente en aquellos que se sienten perjudicados y buscan compensaciones.

Lo expresó bien Rubem Fonseca en su libro El Cobrador. Un joven de clase media empobrecida, empujado por las circunstancias practica actos ilícitos. Se siente robado por la sociedad dominante y confiesa: «Me están debiendo colegio, sándwich de mortadela en el bar, helado, pelota de fútbol… me están debiendo una chica de veinte años, llena de dientes y perfume. Siempre tuve una misión y no lo sabía. Ahora sé… sé que si todo jodido hiciese como yo, el mundo sería mejor y más justo».

Aquí se busca una solución individual a un problema social. En la medida en que permanece individual no da mucho miedo. Por el contrario, los principales causantes de la violencia estrutural son las clases dominantes que acumulan para sí, a costa del empobrecimiento de los otros. Cuanto más duramente se aplican las leyes contra los empobrecidos, más seguras se sienten. De esta manera consiguen ocultar el hecho de que son ellas las principales causantes de la situación de violencia permanente que el empobrecimiento implica.

Y todavía más, vivimos en un tipo de sociedad cuyo eje estructurador es la magnificación del consumo individualista. La publicidad enfatiza que alguien es más cuando consume un producto exclusivo que los demás no tienen. Se suscita un deseo mimético de apoderarse del bien del otro. Esta lógica perpetúa la violencia.

Pero el deseo no es sólo competitivo, dice Girard. Puede ser cooperativo y unirse todos para compartir el mismo objeto. De competidores pasan a ser aliados. Tal propósito genera otro tipo de sociedad, más cooperativa que competitiva y una democracia participativa. Aqui Girard veía el sentido político de la Teología de la Liberación porque propone una educación que no imita al opresor, sino que se hace libre y enseña a no crear chivos expiatorios y a asumir la tarea de la construcción de una sociedad más igualitaria y justa. Entonces sí habrá más paz que violencia.

lunes, 26 de junio de 2017

José M. Vidal: Andrés Carrascosa, nuevo Nuncio en Ecuador: "Llegaré con los ojos y el corazón abiertos y espero aprender"


José M. Vidal

De Panamá a Ecuador. Ése es el trayecto que va a recorrer en pocos días monseñor Andrés Carrascosa, que deja la legación apostólica en Panamá, para convertirse en Nuncio en Ecuador. En entrevista exclusiva con RD, dice que se va "sin nostalgia", aunque lleva en el corazón al país del canal, dispuesto a empezar de nuevo a servir a la Iglesia ecuatoria y "aprender" de ella. Al estilo de Francisco que "emana el perfume del Evangelio".

¿Le ha pillado de sorpresa el nombramiento o se lo esperaba?

Llevo 8 años y medio en Panamá. Sabía que no iba a ser eterno. Luego, cuando llegan estas cosas, siempre sorprenden. Pero lo he recibido con alegría.

¿Qué se lleva, en el corazón, de estos años pasados en Panamá?

La calidez de este pueblo, la fe de esta iglesia, la bella y sincera fraternidad construida con los obispos, sacerdotes, religiosos, laicos, el inmenso cariño que este pueblo y esta iglesia me están demostrando.

¿Qué deja en el país?

Los frutos de un trabajo sereno de escucha y acercamiento a la gente, a la sociedad, a la iglesia en todos sus niveles. Hoy la jerarquía es distinta de la que yo encontré: con 8 diócesis, ha habido 6 nombramientos episcopales, una designación cardenalicia, y un episcopado con una media de edad muy joven.

¿Le gustaría quedarse unos años más y poder organizar la JMJ?

Es un país del que uno no hubiera querido irse nunca. Pero me voy sin nostalgias. El Papa nos enseña que un obispo debe saber despedirse, sin apegos. Sobre la JMJ, hice mi parte, otros harán lo que sigue... Pablo plantó, Apolo regó, Dios hace crecer (1 Cor 3,6).

¿La JMJ puede relanzar la fe entre la juventud panameña y americana?

La JMJ ha demostrado ser eficaz. Tendrá efecto en todos los jóvenes, aunque ciertamente vendrán más americanos que de otros continentes y más americanos que nunca, sobre todo de Centroamérica, que nunca hubieran tenido una oportunidad.


¿El nombramiento cardenalicio de monseñor Lacunza fue uno de los momentos álgidos de su estancia en Panamá?

Fue una inmensa alegría, pues se trata de un hombre de una pieza, de un pastor experimentado y querido en este país, al que llegó hace 46 años y en el que entregó todo y, además, un constructor de fraternidad entre los obispos.

¿Conoce algo Ecuador y su Iglesia?

No tengo un conocimiento especial, sino lo que se lee (aunque uno nunca sabe si corresponde a lo que uno experimenta cuando ve las cosas de cerca). Pero tampoco conocía los otros países donde serví cuando me nombraron. Llegaré con los ojos y el corazón abiertos y espero aprender.

Le toca ocuparse de algunos cambios importantes, como la sucesión del arzobispo de Quito.

Por lógica, si. Me ocurrió también en Panamá cuando llegué, pero eso me hizo ampliar mi radio de escucha de esta iglesia y este pueblo. Veré lo que el Papa me encarga cuando me reciba en las próximas semanas.

¿El Papa Francisco sigue marcando una época en la Iglesia católica?

Por supuesto que sí. Y es que se siente que emana el perfume del Evangelio y en él se ven claramente rasgos y prioridades que son los de Jesús.

¿La diplomacia vaticana ha cerrado filas con el Papa?

No tengo razones para pensar lo contrario. Somos muchos y de orígenes, edades y experiencias muy distintos, cada uno con su carácter y sus características, pero creo que en general hay una gran lealtad y alegría de trabajar colaborando con él. 

domingo, 25 de junio de 2017

DECLARACIÓN DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO DE CUBA: Respuesta del Gobierno Revolucionario de Cuba frente a las amenazas de Donald Trump


DECLARACIÓN DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO DE CUBA

Cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba, ya sea la que pretenda lograrlo a través de presiones e imposiciones, o empleando métodos más sutiles, estará condenada al fracaso

RC.- El 16 de junio de 2017, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en un discurso cargado de una retórica hostil, que rememoró los tiempos de la confrontación abierta con nuestro país, pronunciado en un teatro de Miami, anunció la política de su gobierno hacia Cuba que revierte avances alcanzados en los dos últimos años, después que el 17 de diciembre de 2014 los presidentes Raúl Castro Ruz y Barack Obama dieran a conocer la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas e iniciar un proceso hacia la normalización de los vínculos bilaterales.

En lo que constituye un retroceso en las relaciones entre los dos países, Trump pronunció un discurso y firmó en el propio acto una directiva de política denominada “Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba” disponiendo la eliminación de los intercambios educacionales “pueblo a pueblo” a título individual y una mayor fiscalización de los viajeros estadounidenses a Cuba, así como la prohibición de las transacciones económicas, comerciales y financieras de compañías norteamericanas con empresas cubanas vinculadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias y los servicios de inteligencia y seguridad, todo ello con el pretendido objetivo de privarnos de ingresos. El mandatario estadounidense justificó esta política con supuestas preocupaciones sobre la situación de los derechos humanos en Cuba y la necesidad de aplicar rigurosamente las leyes del bloqueo, condicionando su levantamiento, así como cualquier mejoría en las relaciones bilaterales, a que nuestro país realice cambios inherentes a su ordenamiento constitucional.

Trump derogó asimismo la Directiva Presidencial de Política “Normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba”, emitida por el presidente Obama el 14 de octubre de 2016, la cual aunque no ocultaba el carácter injerencista de la política estadounidense, ni el objetivo de hacer avanzar sus intereses en la consecución de cambios en el orden económico, político y social de nuestro país, había reconocido la independencia, la soberanía y la autodeterminación de Cuba y al gobierno cubano como un interlocutor legítimo e igual, así como los beneficios que reportaría a ambos países y pueblos una relación de convivencia civilizada dentro de las grandes diferencias que existen entre los dos gobiernos. También admitía que el bloqueo era una política obsoleta y que debía ser eliminado.

Nuevamente el Gobierno de los Estados Unidos recurre a métodos coercitivos del pasado, al adoptar medidas de recrudecimiento del bloqueo, en vigor desde febrero de 1962, que no solo provoca daños y privaciones al pueblo cubano y constituye un innegable obstáculo al desarrollo de nuestra economía, sino que afecta también la soberanía y los intereses de otros países, concitando el rechazo internacional.

Las medidas anunciadas imponen trabas adicionales a las muy restringidas oportunidades que el sector empresarial estadounidense tenía para comerciar e invertir en Cuba.
A su vez, restringen aún más el derecho de los ciudadanos estadounidenses de visitar nuestro país, ya limitado por la obligación de usar licencias discriminatorias, en momentos en que el Congreso de los Estados Unidos, como reflejo del sentir de amplios sectores de esa sociedad, reclama no solo que se ponga fin a la prohibición de viajar, sino también que se eliminen las restricciones al comercio con Cuba.

Los anuncios del presidente Trump contradicen el apoyo mayoritario de la opinión pública estadounidense, incluyendo el de la emigración cubana en ese país, al levantamiento total del bloqueo y a las relaciones normales entre Cuba y los Estados Unidos.

En su lugar, el Presidente estadounidense, otra vez mal asesorado, toma decisiones que favorecen los intereses políticos de una minoría extremista de origen cubano del estado de Florida, que por motivaciones mezquinas no desiste de su pretensión de castigar a Cuba y a su pueblo, por ejercer el derecho legítimo y soberano de ser libre y haber tomado las riendas de su propio destino.

Posteriormente haremos un análisis más profundo del alcance y las implicaciones de este anuncio.

El Gobierno de Cuba denuncia las nuevas medidas de endurecimiento del bloqueo, que están destinadas a fracasar como se ha demostrado repetidamente en el pasado, y que no lograrán su propósito de debilitar a la Revolución ni doblegar al pueblo cubano, cuya resistencia a las agresiones de cualquier tipo y origen ha sido probada a lo largo de casi seis décadas.

El Gobierno de Cuba rechaza la manipulación con fines políticos y el doble rasero en el tratamiento del tema de los derechos humanos. El pueblo cubano disfruta de derechos y libertades fundamentales, y exhibe logros de los que se siente orgulloso y que son una quimera para muchos países del mundo, incluyendo a los propios Estados Unidos, como el derecho a la salud, la educación, la seguridad social, el salario igual por trabajo igual, los derechos de los niños, y el derecho a la alimentación, la paz y al desarrollo. Con sus modestos recursos, Cuba ha contribuido también a la mejoría de los derechos humanos en muchos lugares del mundo, a pesar de las limitaciones que le impone su condición de país bloqueado.

Los Estados Unidos no están en condiciones de darnos lecciones. Tenemos serias preocupaciones por el respeto y las garantías de los derechos humanos en ese país, donde hay numerosos casos de asesinatos, brutalidad y abusos policiales, en particular contra la población afroamericana; se viola el derecho a la vida como resultado de las muertes por armas de fuego; se explota el trabajo infantil y existen graves manifestaciones de discriminación racial; se amenaza con imponer más restricciones a los servicios de salud, que dejarían a 23 millones de personas sin seguro médico; existe la desigualdad salarial entre hombres y mujeres; se margina a emigrantes y refugiados, en particular los procedentes de países islámicos; se pretende levantar muros que denigran a vecinos; y se abandonan los compromisos internacionales para preservar el medio ambiente y enfrentar el cambio climático.

Asimismo, son motivo de preocupación las violaciones de los derechos humanos cometidas por los Estados Unidos en otros países, como las detenciones arbitrarias de decenas de presos en el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo en Cuba, donde incluso se ha torturado; las ejecuciones extrajudiciales y las muertes de civiles causadas por bombas y el empleo de drones; y las guerras desatadas contra diversos países como Irak, sustentadas en mentiras sobre la posesión de armas de exterminio masivo, con consecuencias nefastas para la paz, la seguridad y la estabilidad de la región del Medio Oriente.

Recordamos que Cuba es Estado Parte de 44 instrumentos internacionales sobre los derechos humanos, mientras que los Estados Unidos lo es solo de 18, por lo que tenemos mucho que mostrar, opinar, y defender.

Al confirmar la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas, Cuba y los Estados Unidos ratificaron la intención de desarrollar vínculos respetuosos y de cooperación entre ambos pueblos y gobiernos, basados en los principios y propósitos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. En su Declaración, emitida el 1 de julio de 2015, el Gobierno Revolucionario de Cuba reafirmó que “estas relaciones deberán cimentarse en el respeto absoluto a nuestra independencia y soberanía; el derecho inalienable de todo Estado a elegir el sistema político, económico, social y cultural, sin injerencia de ninguna forma; y la igualdad soberana y la reciprocidad, que constituyen principios irrenunciables del Derecho Internacional”, tal como refrendó la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en su II Cumbre, en La Habana. Cuba no ha renunciado a estos principios ni renunciará jamás.

El Gobierno de Cuba reitera su voluntad de continuar el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés mutuo, así como la negociación de los asuntos bilaterales pendientes con el Gobierno de los Estados Unidos. En los dos últimos años se ha demostrado que los dos países, como ha expresado reiteradamente el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, pueden cooperar y convivir civilizadamente, respetando las diferencias y promoviendo todo aquello que beneficie a ambas naciones y pueblos, pero no debe esperarse que para ello Cuba realice concesiones inherentes a su soberanía e independencia, ni acepte condicionamientos de ninguna índole.

Cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba, ya sea la que pretenda lograrlo a través de presiones e imposiciones, o empleando métodos más sutiles, estará condenada al fracaso.

Los cambios que sean necesarios en Cuba, como los realizados desde 1959 y los que estamos acometiendo ahora como parte del proceso de actualización de nuestro modelo económico y social, los seguirá decidiendo soberanamente el pueblo cubano.

Como hemos hecho desde el triunfo del 1ro. de enero de 1959, asumiremos cualquier riesgo y continuaremos firmes y seguros en la construcción de una nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible.

#CubaEsNuestra
La Habana, 16 de junio de 2017

sábado, 24 de junio de 2017

Fray Marcos Rodríguez: ESTE MIEDO NO SE PUEDE COMBATIR DIRECTAMENTE

 
Fray Marcos Rodríguez
Mt 10, 26-33
 
El “no tengáis miedo”, que hoy hemos escuchado una y otra vez en el evangelio, está encuadrado en el contexto de la misión. Jesús acaba de decir a sus seguidores que les perseguirán, les encarcelarán, incluso les matarán. Sin embargo, está claro que la advertencia podemos aplicarla a todas las situaciones de miedo paralizante que podemos encontrar en la vida. No solo porque Jesús dice lo mismo en otros contextos, sino porque así lo insinúan las bellísimas imágenes de los gorriones y los cabellos.
 
El miedo es un sentimiento que surge en el hombre ante un estímulo que interpreta como peligroso para su subsistencia. Es un logro de la evolución y por lo tanto bueno. Su objeto primero es defender la vida biológica; sea huyendo, sea liberando energía para enfrentarse a la amenaza. Este miedo es natural y sería inútil luchar contra él. Pero el ser humano puede ser presa de un miedo aprendido racionalmente, que le impide desplegar sus posibilidades de verdadera humanidad. Este miedo artificial en lugar de defender, aniquila. Este miedo es lo más contrario que podamos imaginar a la fe-confianza.
 
¿Por qué tenemos miedo? Anhelamos lo que no podemos conseguir y surge en nosotros el miedo de no alcanzarlo. No estamos seguros de poder conservar lo que tenemos y surge el temor de perderlo. El miedo racional es la consecuencia de nuestros apegos. Creemos ser lo que no somos y quedamos enganchados a ese falso “yo”. No hemos descubierto lo que realmente somos y por eso nos apegamos a una quimera inconsistente. Jesús dijo: “La verdad os hará libres”. Los miedos, que no son fruto del instinto, son causa de la ignorancia. Si conociéramos nuestro verdadero ser, no habría lugar para esos miedos.
 
Si Jesús nos invita a no tener miedo, no es porque nos prometa un camino de rosas. No se trata de confiar en que no me pasará nada desagradable, o de que si algo malo sucede, alguien me sacará las castañas del fuego. Se trata de una seguridad que permanece intacta en medio de las dificultades y limitaciones, sabiendo que los contratiempos no pueden anular lo que de verdad somos. Dios no es la garantía de que todo va a ir bien, sino la seguridad de que Él estará ahí en todo caso. Cuando exigimos a Dios que me libere de mis limitaciones, estoy demostrando que no me gusta lo que hizo.
 
La confianza no surge de un voluntarismo a toda prueba, sino de un conocimiento cabal de lo que Dios es en nosotros. Aceptar nuestras limitaciones y descubrir nuestras verdaderas posibilidades, es el único camino para llegar a la total confianza. La confianza es la primera consecuencia de salir de uno mismo y descubrir que mi fundamento no está en mí. El hecho de que mi ser no dependa de mí, no es una pérdida, sino una ganancia, porque depende de lo que es mucho más seguro que yo mismo. Mi pasado es Dios, mi futuro es el mismo Dios; mi presente es Dios y no tengo nada que temer.
 
Hablar de la confianza en Dios, nos obliga a salir de las falsas imágenes de Dios. Confiar en Dios es confiar en nuestro propio ser, en la vida, en lo que somos de verdad. No se trata de confiar en un ser que está fuera de nosotros y que puede darnos, desde fuera, aquello que nosotros anhelamos. Se trata de descubrir que Dios es el fundamento de mi propio ser y que puedo estar tan seguro de mí mismo como Dios está seguro de sí. Por grande que sea el motivo para temer, siempre será mayor el motivo para confiar. Confiar en Dios no es esperar su intervención desde fuera para que rectifique la creación. Confiar es descubrir que la creación es como tiene que ser y lo que falla es mi percepción.
 
El miedo no solo es explotado por empresas que se dedican a toda clase de seguros, si no también por las religiones, que explotan a sus seguidores vendiéndoles seguridades, después de haberles infundido un miedo irracional a lo sagrado. Creo que todas las religiones han intentado manipular la divinidad para ponerla al servicio de intereses partidistas. El miedo es el instrumento más eficaz para dominar a los demás. Todas las autoridades lo han utilizado siempre para conseguir la docilidad de sus súbditos.
 
En nuestra religión, el miedo ha tenido y sigue teniendo una influencia nefasta. La misma jerarquía ha caído en la trampa de potenciar y apuntalar ese miedo. La causa de que los dirigentes no se atrevan a actualizar doctrinas, ritos y normas morales, es el miedo a perder el control de lo absoluto. La institución se ha dedicado a vender, muy baratas por cierto, seguridades externas de todo tipo, y ahora su misma existencia depende de los que sus adeptos sigan confiando en esas seguridades engañosas que les han vendido. Han atribuido a Dios la misma estrategia que utilizamos los hombres para domesticar a los animales: zanahoria o azúcar y si no funciona, palo, fuego eterno.
 
Las religiones siguen necesitando un Dios que sea todopoderoso, y que ese poder omnímodo lo ponga al servicio de nuestros intereses. Pero Dios es nadapoderoso, porque todo su poder ya lo ha desplega­do, mejor dicho lo está desplegando constantemente, por lo tanto no puede en un momento determinado actuar con un poder puntual. Por eso mismo, tenemos que confiar totalmente en él, porque nada puede cambiar de su amor y compromiso con los hombres. La causa de Dios es la causa del hombre. No nos engañemos, ponerse de parte de Jesús es ponerse de parte del hombre. Dios no está desde fuera manejando a capricho su creación. Está implicado en ella inextricablemente. Su voluntad es inmutable. No es algo añadido a la creación, sino la misma creación.
 
Si de verdad me creo que vistas desde Dios, las criaturas no se distinguen del creador, entonces surgirá en mí un sentimiento de total seguridad de total confianza en mí, en lo que soy y en lo que yo significo para Dios. Lo mismo que descubriré lo que Dios significa para mí. Esta experiencia no tiene nada que ver con lo que yo individualmente sea. La confianza no es un regalo para los buenos, sino una necesidad de los que no lo somos. Cuando confiamos porque nos creemos buenos, entramos en una dinámica peligrosísima, porque no confiamos en Dios, sino en nosotros mismos. Jesús nos invita a no tener miedo de nada ni de nadie. Ni de las cosas, ni de Dios, ni siquiera de ti mismo. El miedo a no ser suficientemente bueno, es la tortura de los más religiosos.
 
Todos los miedos se resumen en el miedo a morir. Si fuésemos capaces de perder el miedo a la muerte, seríamos capaces de vivir en plenitud. Todo lo que tememos perder con la muerte, es lo que teníamos que aprender a abandonar durante la vida. La muerte solo nos arrebata lo que hay en nosotros de contingente, de individual, de terreno, de caduco, de egoísmo. Temer la muerte es temer perder todo eso. Es un contrasentido intentar alcanzar la plenitud y seguir temiendo la muerte. En el evangelio está hoy muy claro. Aunque te quiten la vida, lo que te arrebatan es lo que no es esencial para ti.
 
 
 
Meditación
 
 
Si analizas detenidamente tus miedos, descubrirás dos cosas:
Que no has hecho tuya la salvación que Jesús te ofrece
y que sigues buscando la salvación donde no está.
Si has conseguido no temer a los hombres,
pero sigues temiendo a Dios,
en vez de avanzar en tu liberación,
te has metido por un callejón oscuro y sin salida.
No pienses que tienes que ser bueno para salvarte.
Tienes que sentirte ya salvado para ser bueno.

viernes, 23 de junio de 2017

Marcelo Colussi: Sigue la guerra psicológica y mediática contra Venezuela


¡No creer ni el 1% de lo que se dice!

Marcelo Colussi
mmcolussi@gmail.com,
https://www.facebook.com/marcelo.colussi.33

RC.- En Venezuela no hay una narco-dictadura. En Venezuela no hay una dictadura castro-comunista. ¡En Venezuela hay mucho petróleo! Así de simple. Esa es la clave para entender lo que está sucediendo en el país caribeño. Y hay un proceso nacionalista que desde hace años creó un proyecto alternativo, con proyección socialista, que tiene enloquecidos a la derecha nacional y, fundamentalmente, a los grandes capitales globales, estadounidenses en principio, que ven perder un gran negocio (el petrolero ante todo, junto a otros no menos lucrativos, como el hierro, nuevos minerales estratégicos (coltán, bauxita), el gas, el agua dulce, la biodiversidad de la selva amazónica).

¿Y qué está sucediendo? Una terrible guerra psicológica y mediática que intenta preparar las condiciones para una posible intervención extranjera (Operación Venezuela Freedom-2 / https://kenzocaspi.wordpress.com/2017/04/05/el-plan-de-eeuu-para-intervenir-a-venezuela-documento-de-comando-sur-operacion-venezuela-freedom-2/), militar probablemente, disfrazada de “operación para rescatar la libertad y la democracia perdidas”.

La idea pertinaz, repetida enfermizamente hasta el cansancio, es que en Venezuela tiene lugar hoy una feroz dictadura que hambrea a su población y la reprime brutalmente. Eso se complementa con la imagen de un país en crisis, al borde de la guerra civil, ingobernable. En otros términos: todo aquello que para la visión de Washington constituye un “Estado fallido”, y que, por tanto, clama por la intervención extranjera para salir de la crisis.

Recientemente, los días 12, 13 y 14 de junio, tuvo lugar en Caracas el Primer Foro Internacional “Violencia y Operaciones Psicológicas en Venezuela”, donde se debatió acerca de la guerra particular a la que está siendo sometida la nación, buscando las alternativas del caso. Definitivamente, la realidad no tiene nada que ver, ¡en modo alguno!, con la imagen virtual que se ha ido construyendo del país, y que es la que recorre el mundo. Imagen, por cierto, que va quedando fijada como la única realidad de la patria de Bolívar. Por eso mismo, como dice el título del presente escrito: ¡no creer ni el 1% de lo que se dice!

Sin dudas, no es posible afirmar que Venezuela está en paz, que sigue su vida cotidiana normal libre de inconvenientes. Por el contrario, se la ha llevado a un clima de zozobra inusual. La vida cotidiana del ciudadano venezolano término medio se está viendo afectada, golpeada, enrarecida. El miedo y la desconfianza del otro se han instalado, junto a una situación de incomodidad creciente en la resolución del aprovisionamiento básico.

Pero a ello se suma, desde inicios del mes de abril, una provocación con características de operaciones bélicas de baja intensidad. En realidad, no son muchas las personas involucradas en esos actos de desestabilización, pero sí suficientes para provocar la angustia social, el pánico a veces, la incertidumbre. Jóvenes, generalmente provenientes de los sectores más humildes y pagados como mercenarios (a veces pagados con drogas), según las informaciones disponibles: preparados militarmente en Colombia en técnicas de “guerra callejera”, están llevando a diario acciones de disturbios en distintas ciudades del país. Montaje de barricadas, cobro de impuesto de circulación a los ciudadanos que deambulan por allí, quema de dependencias gubernamentales, ataques contra las fuerzas de seguridad bolivarianas, agresiones contra puntos sensibles como hospitales, guarderías infantiles, en todos los casos apoyados por francotiradores debidamente apostados, estas acciones vienen cobrando un promedio de no menos de un muerto diario desde hace ya más de dos meses.

Con todo ello se crea un clima de inseguridad y caos que termina por “enloquecer” a los habitante, básicamente, en los sectores no chavistas, difundiéndose rumores atemorizantes, siempre en clave de violencia, de lógica de guerra. Pero sirven para “enloquecer” también a la sociedad en su conjunto.

Está claro que esta bien pensada y elaborada guerra psicológica tiene como objetivo final abonar para un clima de desasosiego total que pueda terminar llevando a una guerra civil. La zozobra generalizada ya se está logrando. Si las muertes diarias y las agresiones vandálicas continúan, la matriz mediática se encargará de mostrar eso como el caos más mayúsculo de la historia, que obliga a intervenciones externas que puedan garantizar la más.

Lo repetimos con la mayor y enérgica contundencia: ¡¡no se debe creer ni el 1% de lo que los medios masivos de comunicación propalan sobre Venezuela!!

El desabastecimiento, el mercado negro, la crisis financiera, las muertes cotidianas, el temor inducido de la población, el clima paranoico con el que se vive dividiendo el país en forma visceral entre chavistas (“malos”) y antichavistas (“buenos”) es una monstruosa campaña mediático-psicológica orquestada por quienes ansían no perder sus negocios ni su cuota de poder.

Es imprescindible dejar claro por todos los medios posibles que en Venezuela ¡¡no existe el caos que se quiere presentar!! En Venezuela se ha inducido una enfermiza, “loca” polarización que puede servir para justificar el robo de sus recursos, tal como se hizo en otros países: Libia, Irak, Afganistán. En Venezuela no hay dictadura; ¿cuándo un gobierno dictatorial permitiría ser insultado en la cara por la oposición sin reaccionar? ¡¡En Venezuela hay cuantiosos recursos naturales que la voracidad capitalista de grandes empresas no quiere perder!! Y para ello apela a esta guerra psicológico-mediática que está volviendo locos a los venezolanos, enfrentándolos y desquiciándolos.

Una prensa veraz, seria y profesional debe denunciar enfáticamente estas calumnias.

jueves, 22 de junio de 2017

Padre Pedro Pierre: "Por un mundo sin muros..."



Padre Pedro Pierre
En estos días se está llevando a cabo en Bolivia la Conferencia Mundial de los Pueblos cuyo lema es ‘Por un mundo sin muros hacia la ciudadanía universal’. ¿No será el sueño que llevamos adentro del corazón frente a tantos conflictos que enfrentan países en guerras, frente también a otros tantos conflictos que nos oponen los unos con los otros?

En el siglo pasado los papas han clamado por “nunca más la guerra” retomando el anhelo de los pueblos de Europa de no volver a enfrentarse en guerras fratricidas que dejaron varias decenas de millones de muertos por los campos de batalla. Mientras tanto siguen en este siglo nuevas guerras cada vez más y más mortíferas, en particular en Medio Oriente, pero también en África y Asia del este, llevadas adelante por el afán de las multinacionales del petróleo y de las materias primas. Los mismos gobiernos de Estados Unidos y Europa han fomentado la creación del terrorismo en el mundo árabe siguiendo la maliciosa costumbre de dividir para dominar.

En América Latina el neoliberalismo encuentra sus fanáticos en todos los países donde las clases pudientes nacionales buscan conservar y aumentar sus privilegios y riquezas a costa del empobrecimiento de las grandes mayorías. Los vemos en Venezuela donde la derecha fomenta una guerra civil no declarada, queriendo hacernos creer que las decenas de muertos son culpa del Gobierno. Cada vez más voces nos dicen: “No crean ni el 1% de las noticias internacionales sobre Venezuela”.

En Europa, el terrorismo tiene su origen en gran parte en los mismos países europeos. Con las migraciones de millones de latinos, hemos descubierto la odiosa realidad del racismo. Eso es lo que ocurre con los migrantes árabes: esta población ha migrado a Europa por la pobreza heredada de la colonización, por los gobiernos explotadores fomentados por las mismas potencias coloniales, por las guerras a fin de controlar el dominio sobre las materias primas. En los países de Europa estos migrantes son los más pobres entre los pobres: postergados, humillados, odiados, agredidos… Allí está la primera violencia y el caldo de cultivo del terrorismo.

No podemos reclamar un mundo sin violencia ni un país sin conflictos si nosotros mismos somos agresivos e hirientes los unos con los otros. La paz no es solo la ausencia de guerra, sino la construcción permanente de relaciones armoniosas entre nosotros. “La ambición es la raíz de todos los males” escribía san Pablo. Muchas veces nosotros queremos tener siempre más y más en una sed insaciable de amontonar cosas materiales que al final no nos hacen felices, pero sí nos dividen, nos oponen, nos tuercen el corazón.

Un sueño colectivo se está poniendo en marcha en Bolivia: Por un mundo sin muros hacia la ciudadanía universal. Esa debe ser nuestra tarea cotidiana. El paraíso terrenal no está atrás de nosotros sino por delante: a construir hoy, mañana y siempre. Los que optamos por ese camino, en medio de muchas dificultades personales y ajenas, encontraremos ya el gran regalo de la paz y de la felicidad.