El permiso temporal concedido por el papa Francisco para que los sacerdotes perdonen a mujeres que hayan abortado supone "abrir una puerta" que "ya no se cierra" para la iglesia católica, afirmó el teólogo brasileño Leonardo Boff.
Uno de los principales referentes de la Teología de la Liberación, condenado al ostracismo en 1985 por el Vaticano por su libro "Iglesia, carisma y poder", Boff expresó su entusiasmo con el actual pontífice durante una charla con BBC Mundo.
"El Papa está inaugurando otro tipo de Iglesia, adecuada a la globalización", dijo el exsacerdote, quien contó que colaboró con la encíclica sobre ecología que Francisco divulgó este año.
Lo que sigue es un resumen del diálogo telefónico con este escritor de 76 años, que vive en una zona campestre del estado de Río de Janeiro.
¿Qué opina del permiso temporal que concedió el papa Francisco para que los sacerdotes puedan absolver del "pecado de aborto a quienes lo han practicado y que estén arrepentidos"?
Esta decisión está ligada directamente al concepto fundamental que el Papa tiene del evangelio como misericordia. Dios tiene un amor incondicional y su misericordia no tiene límites. Solamente un cristianismo doctrinario, apologético, yo diría casi machista y sin misericordia, es duro en eso.
Este Papa ha declarado claramente: yo no voy a dirigir la Iglesia por el poder sino por el amor y la misericordia. Esta decisión es absolutamente coherente con su mensaje.
Usted habla de una misericordia sin límites, pero el perdón se podrá conceder sólo durante el Año Santo (entre el 8 de diciembre próximo y el 20 de noviembre de 2016). Visto así no parece un cambio duradero…
Sí, pero esto es abrir una puerta. Y una vez abierta la puerta, ya no se cierra. Significa que él tiene cierta pedagogía, cierto sentido de proceso. No es un proceso que va a retroceder. Empezó ahora y el Año Santo es una ocasión muy oportuna, porque es el año de la misericordia y del perdón de todas las deudas. Se abre una puerta y esta será una actitud pastoral permanente en la Iglesia.
¿Cree que esto anticipa un cambio doctrinario dentro de la Iglesia?
Creo que el Papa no va a discutir las doctrinas. Él dice siempre que la realidad está por encima de las doctrinas. Si la realidad dice que hoy hay muchos divorcios, el concepto de familia está cambiando cada vez más, y para él lo importante es que hay amor. Donde hay amor, sea en el primero o segundo matrimonio, ahí hay algo de Dios.
La Iglesia rechaza por ejemplo que aborte una niña de 10 años violada y embarazada, como ocurrió en Paraguay. ¿Cómo se coloca la realidad sobre las doctrinas ahí?
Creo que el Papa no iba a hacer eso; él iba a entender. El obispo local o la iglesia local pueden hacer eso porque hacen deducciones: no se puede cometer aborto porque importan las personas. Eso es abstracto.
La pregunta es cuán reformista es el papa Francisco: algunos creen que está impulsando cambios de fondo y otros que son apenas actos cosméticos de alguien que en definitiva es el guardián de la doctrina católica…
El es guardián de la tradición de Jesús. Porque la doctrina católica es una invención de teólogos. Cada época elabora su teología. Pero hay valores que marcan una ruptura. Es decir: aquí empieza algo nuevo. Y este Papa vive de esa ruptura. No es populista, no es nada. Él vive su profunda convicción como hombre religioso. Ya lo vivía como cardenal en Argentina fuera del palacio, utilizando los medios comunes, el bus y el metro, iba solo a las villas miseria.
El papa también dijo que no era quién para juzgar a una persona gay, pero su Iglesia sigue condenando la práctica homosexual y oponiéndose al matrimonio gay. ¿Cómo ve eso?
El Papa en eso está innovando en la línea de la misericordia y la comprensión. Él dice: hay que hacer una revolución pastoral, el pastor tiene que tener olor de oveja, caminar junto con su pueblo. Y él entiende la condición humana, entonces no tiene nada de rigidez.
Y respecto a los abusos sexuales dentro de la Iglesia, ¿está haciendo todo lo que debe para atacar este problema grave?
Ahí el Papa es implacable, es tolerancia cero. Ese nuncio apostólico de Santo Domingo fue inmediatamente condenado. Un cardenal de Irlanda fue inmediatamente dimitido y enviado a un convento a hacer penitencia. Es rígido porque es pecar contra un inocente, abusar de quien no puede defenderse. Ese crimen tiene que ser juzgado por la justicia civil, y el Papa tiene claro eso. Un crimen no puede ser ocultado como fue en los dos pontificados anteriores.
En marzo hubo una polémica en Chile porque el Vaticano defendió el nombramiento de un obispo acusado de encubrir abusos sexuales. Hay quienes señalan que en los hechos no se ven tantos cambios…
Todos los cambios necesitan procesos, no se hacen de la noche al día. Se hacen con prácticas nuevas y es un proceso pedagógico donde las mentes van madurando. Muchos se quedan atrás y otros que son muy conservadores serán cada vez más aislados.
El Papa está inaugurando otro tipo de Iglesia, adecuada a la globalización. No puede ser una iglesia occidental, porque Occidente es cada vez más un accidente en la historia y la iglesia no puede ser rehén de esa cultura occidental.
¿El Papa consultó sus escritos para preparar la encíclica que lanzó este año sobre ecología?
No es bueno hablar sobre esto. Pero tres veces fui solicitado a enviar materiales mediante el embajador argentino en la Santa Sede. Con gran alegría he constatado que muchas cosas fueron aprovechadas. Pero la encíclica es del Papa, no es mía. Lo nuevo de la encíclica es superar la visión de la ecología como ambientalismo. No es una encíclica verde, es una encíclica de la ecología integral, política, económica, espiritual, no solamente de la relación con la naturaleza. El Papa parte ya del nuevo paradigma.
¿Hay algún cambio con este Papa en la Iglesia respecto a la Teología de la Liberación?
La Teología de la Liberación tiene varias tendencias. En Argentina a raíz de la represión militar y la furia antimarxista no utilizaba ninguna categoria de clase, pero era la teología del pueblo oprimido y la cultura silenciada. Es lo mismo. Y Bergoglio nunca fue contra la Teología de la Liberación. Estuvo siempre del lado de los pobres que son oprimidos, a favor de la justicia social.
Pero usted mismo había criticado a Bergoglio como un exponente de conservadurismo de la Iglesia, alguien que apoyó al régimen militar argentino que cometió crímenes de lesa humanidad. ¿Quién cambió, él o usted?
No hay que olvidar que (en Argentina) la Iglesia católica es la iglesia oficial del Estado, entonces todos los obispos y sacerdotes tenían dificultad en oponerse al régimen. Y Bergoglio sufrió con eso. Pero no se puede decir que él sencillamente ha adherido a eso. Ha salvado a muchísimas personas, como jesuitas que envió a Brasil, Uruguay y otras partes. Pero la Iglesia como sigue hoy todavía es en gran parte conservadora, a excepción de algunos.
En 2005 usted no opinaba eso. Cuando el diario "Página/12" le preguntó sobre la candidatura del cardenal Bergoglio, dijo que debía ser descartada ad limine, porque "un papa no puede haber estado ligado a los militares como lo estuvo él"…
Pero eso es de 2005. Estamos en 2015. Hay 10 años de diferencia. No doy valor a eso. Estaba pensando que en el contexto global era difícil que viniera alguien de América Latina —en Chile era mucho peor, en Brasil menos— donde de alguna manera muchos habían colaborado con regímenes porque eran anticomunistas, por temor al comunismo, etcétera. Pero no era en el sentido de decir que Bergoglio estaba comprometido; pertenecía a una Iglesia que en su conjunto tiene mucho que pedir perdón al pueblo argentino por no haber sido suficientemente profética y denunciadora de los crímenes.