MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Gozar nuestros sueños

 
Pedro Pierre

“¡Centinela!, ¿qué ves? -Siento que la aurora viene corriendo”. Y nosotros, ¿qué es lo que vemos en nuestro alrededor? Es más fácil ver lo que anda mal que lo que se hace de bien: pues “un árbol que cae hace más ruido que un bosque que crece”. Y no se nos ha acostumbrado a mirar todo lo positivo, todo lo bueno “que no hace ruido”, pero que sí existe. Personalmente descubrí que ser cristiano no era principalmente conocer a Jesús, sino reconocerlo vivo y liberador hoy. Así uno aprende a ser atento a todo lo bonito que está ocurriendo a nuestro alrededor.

Digo eso porque hace dos veces en dos meses que voy presenciando en el suburbio de Guayaquil unas presentaciones deslumbrantes por varios grupos de excluidos de este suburbio y de otros sectores populares de la ciudad. Un espectáculo de 3 horas lleno de las mejores expresiones artísticas de bailes folclóricos de la Costa y de la Sierra, coreografías impresionantes de la realidad y de su superación, cantos de ayer, de anteayer y de hoy tan diversos y tan bien logrados por jóvenes especiales, niños, adultos, mayores, resucitando para nuestros oídos estupefactos boleros, pasacalles y reggaetón, mimos silencios pero tan expresivos… con lindos vestidos, más coloridos los unos que los otros, con preciosos disfraces… tal como los pobres lo saben hacer ¡Qué deleite, qué emoción! Son los milagros de los pobres cuando se les da la oportunidad de expresarse, gritar su rebeldía, cantar su felicidad, llorar de alegría. Sin poses, sin miedos, sin temor a ser juzgados por su vida -a veces su mala vida-, sus vicios, su elección sexual, su edad.

Sentí que algo grande estaba aconteciendo. Mientras una niña estaba cantando boleros, una pareja de mayores pronto se puso a bailar espontáneamente, así de sencillo, delante de todos, y luego otro mayor, dejando su bastón, invitó a su pareja a hacer lo mismo… El público explotó en aplausos que sacaron lindas sonrisas a las dos parejas. No había fotógrafos; no había televisión; no serán noticias.

Sí, un mundo, otro está naciendo de estos poetas, saltimbancos y trovadores del suburbio. Después de haber visto esto, ya se tiene la seguridad de que otro mundo es posible y está caminando entre nosotros… si no pasamos de largo, si no nos dejamos embrutecer por novelas, si no preferimos la cerveza en abundancia, si no creemos que el arte está solo en los centros culturales, si no nos creemos la última novedad… Claro, este mundo nuevo es frágil, indefenso, expuesto a los avatares de una sociedad consumista, deshumanizada, invadida por lo superficial y lo superfluo. A lo mejor, muchos de estos ‘artistas’ se perderán en el camino, muchos de estos sueños terminarán en pesadillas… pero algunos seguirán fieles a esta ilusión de unas pocas horas, que se transformarán en vida nueva, en existencia llena, en fraternidad sin frontera, en utopía aterrizada en lo cotidiano. Se repetirá la parábola del sembrador donde, según Jesús, muchas semillas se pierden por distintos motivos, pero unas pocas logran producir, dan 30, 60 y 100 por una.