Pedro Pierre
¡Novedades, siempre novedades! Así es la vida. Y no hay marcha atrás. Eso ocurre, por ejemplo, con la lectura de la Biblia después de que el Concilio Vaticano 2° puso el libro en mano de los bautizados y en particular de los pobres organizados en Comunidades Eclesiales de Base (CEB). Luego no faltaron voces ‘autorizadas’ para decir que ya no existían las CEB y que la Teología de la Liberación había muerto. Hasta el Gobierno de Estados Unidos declaró la guerra a esta Iglesia de los Pobres nacida del Concilio y de la 2ª reunión de los obispos latinoamericanos en Medellín, Colombia, en 1968.
He aquí un ejemplo de estas lecturas bíblicas subversivas hechas desde los pobres. Se trata del episodio de la Torre de Babel que todos conocemos. La interpretación tradicional dice que la gente hablaba un solo idioma; un día tomaron la decisión de construir una gran ciudad y en ella una torre que llegara al cielo… con el fin de adquirir fama y evitar dispersiones. Entonces intervino Dios para castigar semejante orgullo humano y surgen la paralización de la obra, la diversidad de idiomas y la dispersión en varios pueblos.
Esta lectura tradicional es la de quienes están ligados al imperio de turno y a sus beneficios: quieren que haya un solo idioma para que todos piensen igual y sea posible dominarlos más fácilmente por un solo gobierno. Además, tiene que haber una sola unidad geográfica, en este caso la urbana, para controlar mejor a los ciudadanos… Y presentan a Dios como aquel que castiga.
Eso no es la lectura de los oprimidos y esclavos… Su interpretación desvela otra verdad. Babel… Babilonia… Mesopotamia: un inmenso imperio con idioma único… donde no se acepta idioma distinto fuera del oficial, que no admite otro lenguaje diferente, ni un pensamiento diverso, ni otra cultura, ni otro proyecto socioeconómico ni otra divinidad fuera de la que se ha fabricado el imperio y que lo justifica en todo… Esta interpretación no ve la intervención divina como un castigo sino como la oposición a un proyecto imperial dominador. Se trata también de la propuesta de otro dios que favorece a los pobres, que les da posibilidad de vida mediante la independencia como pueblos, la multiplicidad lingüística y la diversidad cultural, es decir la posibilidad de vivir libre y dignamente contra la imposición de proyectos colonizadores.
Decía el mismo Jesús: “No les tengan miedo. Nada hay oculto que no llegue a ser descubierto, ni nada secreto que no llegue a saberse”. Mucho tenemos que aprender de los pobres.