MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

domingo, 11 de mayo de 2014

Jesús nos comunica su misma Vida



(Hch 2,36-41)
El Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo constituyó Señor

(1 Pe 2,20-25)
Andabais descarriados, pero habéis vuelto a vuestro pastor.

(Jn 10,1-15)
Yo he venido para que tengan Vida y la tengan abundante.

Jesús nos comunica su misma Vida. No caigamos en la trampa. No se trata de la vida biológica sino de la misma vida de Dios.

Aunque el evangelio de hoy ya no hable de apariciones, no nos apartamos del tema pascual, pues afirma expresamente: “Yo he venido para que tengan Vida y la tengan abundante”. Éste es el verdadero tema de Pascua. Hay que tener en cuenta que el evangelio de Jn no reproduce las palabras de Jesús, sino una teología muy elaborada sobre su persona. Lo que Jn pone en boca de Jesús nos está diciendo lo que de él pensaban los cristianos de finales del siglo I en la comunidad donde se escribe el cuarto evangelio, no lo que pudo decir él cuando andaba por Galilea. Esto que vivió una comunidad cristiana, es para nosotros mucho más interesante que las mismas palabras que pudo decir Jesús, porque nos habla de una vivencia provocada por Jesús Vivo.

En el v. 6 se nos dice que se trata de una comparación o semejanza. Una comparación no se puede entender si no se conocen los dos términos de la misma. El relato nos habla de la puerta y del pastor. En el fondo es la misma metáfora, porque la única puerta de aquellos apriscos donde se guardaban las ovejas, era el pastor. Si queremos entender algo, no debemos pensar en los grandes rebaños de hoy, que son explotaciones ganaderas, sino en familias que tenían 5 ó 10 ovejas o cabras, que eran imprescindibles para la economía de la familia. Por la noche, después de haber llevado a pastar cada uno las suyas, se reunían todas en un aprisco, que consistía en una cerca de piedra con una entrada muy estrecha para que tuvieran que pasar las ovejas de una en una y así poder contarlas, tanto a la entrada como a la salida. Esa entrada no solía tener puerta, sino que un guarda, allí colocado, hacía de puerta y las cuidaba durante la noche. El mismo guarda tenía que estar atento para que salieran solo las de cada propietario.

Por la mañana cada pastor iba a sacar las suyas para llevarlas a pastar. Esto se hacía por medio de un silbido o de una voz que las ovejas conocían muy bien. Incluso tenían su propio nombre como nuestros perros hoy. Cuando oían la voz, las ovejas que se identificaban con esa voz, salían. Con estos datos se entiende perfectamente el relato. Jesús se identifica con ese pastor/dueño que cuida las ovejas como algo personal, pero no porque de ellas depende su familia, sino porque le interesan las ovejas por sí mismas.

Hoy no cabe duda de que nos habla de símbolos. Las ovejas son, en el evangelio de Jn, el pueblo oprimido por los dirigentes judíos. Estos son los ladrones y bandidos. Ladrones, porque se apoderan de lo que no es suyo. Bandidos, porque utilizan la violencia para someter a los más débiles. El relato empieza precisamente por una referencia a esos dirigentes, que debían ser pastores, pero que en realidad son ladrones y bandidos. En el AT hay referencias muy concretas, sobre todo (Ez 34,2-5), a esos pastores que en vez de cuidar de las ovejas, se pastorean a sí mismos y utilizan las ovejas en beneficio propio.

Las ovejas atienden a su voz porque la conocen. Una frase con profundas resonancias bíblicas. Oír la voz del Señor es conocer y obedecer. Su voz es liberadora. Las llama por su nombre, porque para él no existe la masa; cada una tiene nombre propio. Cada ser humano único e irrepetible. Cada uno es necesario para Dios y para el mundo. Las que escuchan su voz, salen de la institución opresora y quedan en libertad. Jesús no viene a sustituir una institución por otra. No las saca de un corral para meterlas en otro. No son los miembros de la comunidad los que deben estar al servicio de la institución ni de la autoridad. Es la institución y la autoridad la que debe estar al servicio de cada uno.

En un mismo aprisco había ovejas de muchos dueños, por eso dice que saca todas las suyas. Porque son suyas, conocen su voz y le siguen. El texto quiere dejar bien claro que las ovejas no podían salir por sí mismas del estado de opresión, porque para ellas no había alternativa. Es Jesús el que les ofrece libertad y capacidad para decidir por sí mismas. Los dirigentes judíos son “extraños”, que no buscan la vida de las ovejas. Ellos las llevan a la muerte. Jesús les da vida. La diferencia no puede ser más radical.

Él camina delante y las ovejas le siguen. Esto tiene más miga de lo que parece. Jesús recorrió de punta a cabo una trayectoria humana. Esa experiencia nos sirve a nosotros de guía para recorrer el mismo camino. Para nosotros, esto es difícil de aceptar, porque tenemos una idea de Jesús-Dios que pasó por la vida humana de manera ficticia y con el comodín de la divinidad en la chistera. Ese Jesús no tendría ni idea de lo que significa ser hombre, y por lo tanto no puede servirnos de modelo a seguir.

Yo soy la puerta. No se refiere al elemento que gira para cerrar o abrir, sino al hueco por donde se accede a un recinto. El pastor que las cuidaba era la única puerta. Por eso dice que es la puerta de las ovejas, no del redil. Todos los que han venido antes, son ladrones y bandidos, no han dado libertad/vida a las ovejas. Son tres los productos interesantes de las ovejas: leche, lana y carne. Los pastores buscan ese interés. A ninguno le interesa las ovejas”. A las ovejas tampoco pueden interesarles esos pastores.

Entrar por la puerta que es Jesús, es lo mismo que "acercarse a él", "darle nuestra adhesión"; esto lleva consigo asemejarse a él, es decir, ir como él a la búsqueda del bien del hombre. Él da la vida definitiva, y el que posee esa Vida, quedará a salvo de la explotación. Él es la alternativa al orden injusto. En Jesús, el hombre puede alcanzar la verdadera salvación. "Podrá entrar y salir", es decir, tendrá libertad de movimiento. "Encontrará pastos", dice lo mismo que “no pasará hambre, no pasará sed”. Así se identifica el pasto con el pan de vida que es él mismo. Juan hace un juego de palabras: pasto (nomê) y Ley (nomos). La Ley sustituida por el amor.

Yo he venido para que tengan Vida y les rebose. El ladrón (dirigentes), no sólo roba, despoja a la gente del pueblo de lo que es suyo, sino que sacrifica a las ovejas, es decir, les quita la vida. La misión de Jesús es exactamente la contraria: les da Vida y las restituye en su verdadero ser. Los jerarcas les arruinan la vida biológica. Jesús les da la verdadera Vida y con ella la biológica cobra pleno sentido. Jesús no busca su provecho ni el de Dios. Su único interés está en que cada oveja alcance su propia plenitud.

Aunque la lectura de este domingo se termina aquí, es muy importante el versículo siguiente para entender el verdadero significado del párrafo. “El pastor modelo se entrega él mismo por las ovejas”. Hay que atender con mucho cuidado a la traducción. El griego dice: "el modelo de pastor" (ho poimên ho kalos). La expresión denota excelencia (el vino en 2,10). Sería el pastor por excelencia. "kalos" significa: bello, ideal, modelo de perfección. No se trata solo de resaltar el carácter de bondad y de dulzura. La traducción “buen pastor”, queda un poco endeble y se aleja del verdadero mensaje. En griego hay una palabra (agathos), que significa “bueno”; pero no es la que aquí se emplea. Esta simple rectificación evitaría muchos malentendidos. Jesús es para aquella comunidad y para nosotros hoy, el único pastor.

Se entrega él mismo" (tên psykhên autou tithesin") = entrega su vida. En griego hay tres palabras para designar vida: zoê, bios y psukhê; pero no significan lo mismo. Si no se tiene en cuenta las diferencias, puede causar confusión. El evangelio dice psykhên = vida sicológica, no biológica. Se trata de poner a disposición de los demás todo lo que uno es como ser humano, mientras vive, no muriendo por ellos. La característica del pastor modelo es que pone toda su vida al servicio de las ovejas para que vivan, sin limitación alguna. Al hacer esto, pone en evidencia la clase de Vida que posee y manifiesta la posibilidad de que todos los que le siguen tengan acceso a esa misma Vida.