Miguel Matos s.j
Si algo consideramos como positivo de la actual situación venezolana es el hecho de que, incluso el intento de algunas personas de camuflajearse y aparecer como imparciales y “supra designarse” como independientes, la gente común ya tiene ubicado a cada uno en el lugar que le corresponde. Yo me río internamente cuando veo a algunos personajes tratando de investirse de con esas posturas inconsútiles. Los únicos que creen en esa indefinición son ellos mismos o incluso ni ellos mismos.
Es admirable la forma como las clases populares están transitando esta tragedia de escaceses, acaparamientos, sobreprecios, compras nerviosas. Hay malestar, pero hay sabiduría para ubicar las causas y los efectos.
Preferiría no tener que hablar de estas cosas, que son poco agradables y en el fondo, poco trascendentes, pero cuando uno presencia algunos intentos de manipulación a la que se someten a nuestros feligreses y movimientos laicales, no tiene uno más remedio que dedicarle espacio a este hecho.
Cuando tratan de engañar a gente de nuestras parroquias católicas o de nuestros movimientos juveniles, de ambientes populares con actividades de contenido bastante ambiguo, supuestamente de “análisis de coyuntura” auspiciadas por instituciones de marcado tinte oposicionista, nuestra gente actúa con sorprendente prudencia dejándolos hablar , dejándolos expresarse y luego entre ellos se “guiñan el ojo” para vacunarse contra estas iniciativas poco honestas que tratan de ganarse ambientes que ya están suficientemente claros en lo que se está cocinando en Venezuela.
No quiero consignar aquí nombres concretos, de instituciones , de actividades que entran en esta caracterización que estoy haciendo, pero realmente, no hace falta nombrarlos. Es admirable la capacidad de nuestro pueblo de saber pasar “debajo de la mesa” para no complicarse excesivamente la vida haciendo polémica innecesaria con gente que, o es ingenua o es cínica, pero a la que se le puede aplicar aquello de que “por más que te togonées…”
Yo solo le pediría a estas instituciones, que desistan de esas estrategias en las que invierten energías y fondos que podrían utilizarse más útilmente en otras actividades más coherentes. Desistan de su empeño de tratar de engañar a nuestros feligreses y a nuestros jóvenes y laicos en general.
También les aconsejaría a nuestros dirigentes de parroquias y movimientos juveniles y laicos a no involucrarse en actividades ambiguas supuestamente formativas que pueden crear incertidumbre en nuestra gente. Examinen bien las propuestas a las que van a exponer a sus jóvenes y feligreses. Por lo demás , sigamos admirando y auspiciando esa sabiduría popular que no “brinca talanqueras” con la frivolidad con la que lo hacen otras mentes “mas conspicuas”.