La abrió el Pentágono bajo el nombre de Oficina de Influencia Estratégica. Es parte de una campaña destinada a mejorar la imagen estadounidense por la guerra contra el terrorismo.
ANA BARON. WASHINGTON. CORRESPONSAL
Para contrarrestar el número creciente de críticas y hostilidad que existe con respecto a la guerra antiterrorista declarada por el gobierno del presidente George Bush después de los atentados del 11 de setiembre, el Pentágono ha decidido que es válido hasta mentir.
Según un artículo publicado en la primera página del New York Times, la flamante Oficina de Influencia Estratégica, está planeando difundir información —"incluso información falsa", asegura el documento de su fundación citado por el Times— entre las agencias y los medios de comunicación internacionales como parte de un esfuerzo destinado a influenciar a la opinión pública en el seno de países no sólo enemigos sino también de los considerados como amigos.
El blanco principal serían los países islámicos árabes moderados, donde el descontento y malestar provocado por la guerra antiterrorista es cada vez mayor y, según el Pentágono, amenaza con desestabilizar a toda la región.
Pero la información, o más bien desinformación, también sería destinada a los países europeos, asiáticos y latinoamericanos aliados.
Pese a que en más de una ocasión el Secretario del Defensa, Donald Rumsfeld, les prometió a los periodistas que cubren el Pentágono que nunca les mentiría, esto es exactamente lo que la Oficina de Influencia Estratégica planea hacer con los corresponsales extranjeros. Con el agravante de que su finalidad es que toda la información transmitida por agencias como Reuter''s o Agence France Press terminen al final siendo publicada en los diarios norteamericanos.
Rumsfeld todavía no ha aprobado el plan, pero su número dos, Paul Wolfowitz, defendió ayer la idea. "Esta es una batalla de mentes. Nuestra victoria en el terreno en Afganistán ya ha cambiado sustancialmente la manera en que este conflicto es percibido entre los países musulmanes", dijo.
En el pasado, Estados Unidos ha realizado campañas de desinformación y operativos para desestabilizar a gobiernos extranjeros como por ejemplo en Cuba o en Irak. Pero en general todo este tipo de técnicas siempre fueron usadas por la CIA y en contra de países considerados como enemigos.
La Oficina de Influencia Estratégica fue creada en el seno del Pentágono después de los atentados que tuvieron lugar en Nueva York y en Washington el 11 de setiembre pasado. El jefe de la oficina, el general Simon P. Worden, piensa desarrollar una amplia gama de actividades que abarquen campañas sucias de desinformación y operativos encubiertos hasta "campañas blancas", como las que realiza normalmente el Pentágono a través de su oficina de relaciones públicas.
"Va desde los programas más negros hasta los más transparentes", le dijo al New York Times un funcionario del Pentágono que pidió no ser identificado.
Entre los operativos, está previsto una campaña por e-mail cuya dirección de re torno no sería una organización militar de las numerosas "dot-mil" que hay en Internet, sino una empresa "dot-com" de las comunes.
Según el Times, la oficina ha contratado los servicios del Rendon Group,una empresa consultora que trabaja también para la CIA y que trabajó antes para el gobierno de Kuwait y la oposición iraquí que está tratando de derrocar a Saddam Hussein. La compañía es conocida por sus campañas de propaganda en los países árabes, incluyendo la que lanzó en 1990 para denunciar las atrocidades cometidas por Irak durante la Guerra del Golfo.
Los críticos de la oficina, ya sean demócratas como conservadores, dicen que con las mentiras que difundirá perjudicará la credibilidad del Pentágono.
"Todo lo que es difundido en el exterior regresa aquí, porque la información viaja muy rápido", dijo Shibley Telhami una especialista del Brookings Institution. "Afectará nuestra decisión y yo creo que eso es muy peligroso".
"Con las mentiras uno siempre oculta la verdad de una manera muy negativa", dijo por su parte Ted Galen Carpenter, un especialista en relaciones internacionales del Cato Institute, un centro de investigación ultraconservador. "Y nos ven con mucha sospecha. Si nos agarran mintiendo, la hostilidad aumentará".
La oficina coordinará sus actividades con la oficina de contraterrorismo creada en la Casa Blanca y que dirige Wayne.
Adowning, un general retirado que fue en su momento el Jefe de las Operaciones Especiales militares.
Nadie sabe con exactitud a cuánto asciende su presupuesto pero algunos especialistas calculan que tiene a su disposición más de 100 millones de dólares por año que provienen del presupuesto suplementario de Defensa votado recientemente por el Congreso.