¿Defender el Yasuní, no tocar el Yasuní, explotar el Yasuní? El tema es complejo. Más allá de la afirmación de que no hemos salido del sistema que, según la frase del papa Juan Pablo 2° en la reunión de los obispos latinoamericanos en Puebla, México, “produce ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres”, ¿dónde encontrar criterios que nos ayuden a optar?
Por una parte, sabemos que ninguna explotación petrolera a largo plazo respeta el medio ambiente. Solo se puede aminorar el impacto ambiental negativo. Cuando se va en avión de Quito a Nueva Loja, por ejemplo, se ve claramente el avance de la deforestación de la selva y los cambios climáticos que siguen tal desastre. ¿Hay algún proceso capaz de invertir este proceso de deforestación progresiva? Ya se dice que la fauna está desapareciendo de la reserva ecológica del Cuyabeno, tanto por la presencia de construcciones turísticas y de turistas cada vez más numerosos, como por el ruido y la contaminación correspondientes.
Se entiende que el país necesita explotar sus recursos naturales para tener dinero fresco y abundante para continuar apoyando la salud y la educación gratuita, el mantenimiento y la ampliación de carreteras, la terminación de represas hidroeléctricas, la entrega de bonos. El cambio de la matriz productiva y el extractivismo minero son una fuente segura e inmediata. En esto no cambiamos de modelo y hacemos el juego de las multinacionales del petróleo sin buscar alternativas a una mejor repartición del dinero entre ecuatorianos ni sacar de otras fuentes nacionales los recursos económicos que se necesitan.
Se entiende también la defensa del Yasuní, que representa a nivel mundial la reserva más densa al metro cuadrado de fauna y de flora. Colaborar a la destrucción de este bien común de la humanidad hace que se encuentre cada vez a más personas, grupos, instituciones y ¿por qué no? países que alzan su voz de protesta contra lo que definen como crimen contra la naturaleza y la humanidad.
Entonces, ¿dónde encontrar algún criterio para apoyar nuestra decisión de apoyar una de las dos opciones, tan opuestas y contradictorias? Los cristianos tenemos en las palabras, los hechos, la vida y la muerte de Jesús de Nazaret una orientación clara: estar del lado de las víctimas. Muy llamativa también está una frase del escritor Van der Meersch respondiendo a Pilatos que preguntaba a Jesús qué era la verdad: “La verdad, Pilatos, es esta: ponerse del lado de los humildes y de los que sufren”.