MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Cipriani, el "gallito" de Lima

 
Es un duro, pero parece querer convertirse (desde su predio de Lima) en el duro de los duros, en el líder de los sectores más duros y recalcitrantes de la Iglesia. Contestado y no querido dentro, pretende ser el mascarón de proa de los descontestos y resistentes eclesiásticos. De todos esos a los que no les sentó nada bien la elección de Francisco, a los que dicen que "el cónclave se nos fue de las manos", a los que todavían no se habían atrevido a criticar abiertamente al nuevo Papa, aunque ya estaban haciendo una profunda labor de zapa en su contra. Pero, ahora, Juan Luis Cipriani, el gallito de Lima, quiere convertirse en el cardenal de todos los ultras que en el mundo hubiese.
 
Cosechará aplausos por parte de sus correligionarios, pero la Iglesia en bloque le afeará su conducta. Porque todo un cardenal no puede (ni debe) criticar las decisiones de todo un Prefecto de Doctrina de la Fe que, además, fue designado por Benedicto XVI. Pero Cipriani, falto de prudencia y escaso de otras dotes, ha querido poner en solfa a monseñor Müller, el actual guardián de la ortodoxia, por haber escrito y presentado un libro con el peruano Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación.
 
¿Oposita Cipriani para suceder a Müller? No lo creo. Sabe que no puede ni lo quieren en Roma. Lo que hace es intentar leerle públicamente la cartilla al prefecto de la Fe. Para que quede claro que él es más ortodoxo que el guardián de la ortodoxia católica. Un acto claro de rebeldía. Un acto claro, a mi juicio, de desobediencia al Papa. Porque, al criticar a Müller por el caso Gutiérrez, está haciendo lo propio con el Papa, sin nombrarlo.
 
Porque Fancisco también ha recibido al padre de la Teología de la Liberación y, por lo tanto, está rehabilitando la tan denostada corriente teológica. Y está "bendiciendo" a Gutiérrez. O respaldandolo, porque el dominico nunca fue censurado ni castigado ni obligado a rectificar sus publicaciones.
 
¿Cómo se atreve, entonces Cipriai a decir que lo que pretende el Prefecto Müller, al que llega a calificar de "ingenuo", es "ayudar a rectificar e insertarse en la Iglesia católica" al teólogo peruano? ¿Es que no está en la Iglesia? ¿Es que los dominicos no son Iglesia? ¿Quién ha excomulgado a Gutiérrez? El único que parece haberlo hecho en su corazón (porque no puede hacerlo canónicamente) es Cipriani. Y respira por la herida, con arrogancia y desfachatez.
 
Cipriani ha querido convertir Perú en el laboratorio de un modelo de Iglesia preconciliar y neocón, ayudado por toda esa galaxia: desde los movimientos neoconservadores al polémico Sodalicio. Y ha laminado a todo lo que oliese, aunque solo fuese de lejos, a teología popular o teología de la liberación. Estuvo a punto de conseguirlo, pisando fuerte. Hasta quiso adueñarse de la Universidad Católica...Y, ahora, ve como su "modelito" eclesial se viene abajo, como un castillo de naipes. Derrumbado nada menos que desde Roma y por el propio Papa. Y Cipriani está que trina y dispara hacia Roma. Y sus balas son cohetes de feria, que le dejan en ridículo.
 
¿Y la Obra, a la que pertenece el cardenal, no tiene nada que decir al respecto? Entre los nuevos movimientos, el Opus Dei ha sido quizás el que más pronto y mejor supo adecuarse a los nuevos vientos de Roma. ¿Puede, ahora, dejar que uno de sus cardenales ponga en duda su cambio de orientación y su viraje romano?
 
En definitiva, lo de Cipriani me parece tal metedura de pata y tal salida de pata de banco que cae en el más espantoso de los ridículos. Pero es también significatico, como bocinazo de los ultracatólicos, sumamente descontentos con el nuevo rumbo que está imprimiendo a la Iglesia el Papa Francisco, Papa de los pobres, de la misericordia y de la Teología de la Liberación o de la Teología popular.
 
José Manuel Vidal