Religiosas con nombre y apellidos ganan cada vez más protagonismo en los medios |
Con hábito o sin él, pero cargadas de argumentos, en los últimos tiempos las religiosas se han hecho un hueco en los medios de comunicación, que las solicitan para entrevistas y debates. Están asimismo cada vez más presentes en conferencias y simposios, también del ámbito civil. Son monjas con nombres y apellidos, y con discurso propio, que proyectan una imagen novedosa de la Iglesia católica que los medios, reflejo al fin de la sociedad, juzgan interesante para sus audiencias.
Religiosas como la benedictina de Montserrat TeresaForcades, la dominica LucíaCaram o la teresiana Viqui Molins han cosechado notoriedad por motivos diversos, como también la bloguera Gemma Morató (dominica de la Presentación) o la tuitera Xiskya Valladares (religiosa de Pureza de María), entre otras.
Diversos elementos confluyen en el interés de los medios por estas mujeres de Iglesia, a juicio del claretiano Màxim Muñoz, presidente de la Unió de Religiosos de Catalunya (URC). “Son mujeres religiosas que rompen el tópico de mujeres sumisas y alejadas del mundo –arguye–. Se presentan como mujeres muy libres y comprometidas, especialmente con los sectores más desfavorecidos de la sociedad, con un punto de crítica y de denuncia social y también eclesial”. Otro ejemplo palmario: la carmelita misionera Brígida Moreta ha promovido en internet la aplaudida iniciativa #apartheidsanitariono, contra el plan del Gobierno del PP de dejar sin tarjeta sanitaria a los inmigrantes en situación irregular.
Son varias las religiosas en el candelero en España, pero la que podría considerarse iniciadora del fenómeno, Teresa Forcades, se ha convertido –tal vez a su pesar– en monja mediática por excelencia. “El valor de Forcades ha consistido en romper clichés –señala la periodista Eulàlia Tort, autora del libro-entrevista Converses amb Teresa Forcades (ed. Dau)–. Para mucha gente, las monjitas, como suelen llamarlas, son personas con un corazón enorme pero poco formadas, alejadas del mundo y sin ningún interés por participar en el debate público; esa idea de monjita esconde un cierto paternalismo”.
Forcades dinamita ese estereotipo no sólo por sus credenciales académicas, sino también porque “su vocación de servicio la lleva a participar activamente en el debate social –sostiene Tort–, y su fe le permite hablar con libertad, ya que no tiene servilismos, ni con partidos políticos ni con grupos económicos”. Entre otras cosas, Forcades arremetió contra la vacuna de la gripe aviar, proclama su simpatía por el líder venezolano Hugo Chávez, y apoya el independentismo en Catalunya.
Juan José Tamayo, director de la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, atribuye el interés que despiertan estas religiosas a que “expresan públicamente sus opiniones sobre cuestiones que trascienden el campo de la religión: políticas, sociales, económicas, médicas..., con conocimiento de causa por su formación y por las experiencias vividas”. Tamayo, también secretario general de la Asociación de Teólogos Juan XXIII, ve un valor añadido en el hecho de que “tales tomas de postura públicas no son precisamente complacientes con los poderes públicos, sino todo lo contrario; se caracterizan por el sentido crítico y por el tono de denuncia, y eso resulta infrecuente en la vida religiosa femenina”. Un rasgo común a todas ellas es que cuentan con el apoyo de sus respectivas superioras generales y, lógicamente, también de sus congregaciones.
La monjas que transitan por los medios se revelan como buenas comunicadoras, duchas en la palabra y la tecnología. “La figura religiosa en televisión y radio funciona, en información y en ficción –tercia la teóloga y periodista Miriam Díez Bosch, directora del Observatorio Blanquerna de Comunicación, Religión y Cultura–. Son figuras cercanas y al tiempo alejadísimas; viven de modo radical, visten distinto, están en una estructura mayoritariamente masculina y destacan por su frescor y libertad de pensamiento; dejan entrever un tiempo distinto, un ritmo muy suyo”. Para Eulàlia Tort, son “mujeres auténticas, pues su vida y su obra están conducidas por una fidelidad radical al Evangelio, y esa autenticidad resulta desconcertante en un momento de crisis”. De ahí quizá su discreto encanto.
Teresa Forcades: "Dicen que no eres fiel a tu vocación"
La benedictina Teresa Forcades i Vila (Barcelona, 1966), teóloga y doctora en Medicina, irrumpió en el universo mediático hace tres años al criticar a la industria farmacéutica. Desde entonces, sus opiniones son reflejadas por los medios. Forcades cree que ahí, respecto a sacerdotes y religiosos, “ser monja es una ventaja: la Iglesia jerárquica actual no se siente representada por una monja como sí se siente por un cura o un religioso”. Según la benedictina, eso hace que, si hay polémica por las palabras de una religiosa, “no se le dé tanta importancia en los órganos de gobierno de la institución eclesiástica y no haya tanta censura”. Estar en los medios tiene costes: “Puede ser que te digan que no eres fiel a tu vocación, como si tu vocación no pudiera incluir manifestaciones públicas o participación en debates públicos. La divisoria privado/público que las sociedades tradicionales consideraban paralela a la divisoria femenino/masculino impera aún en la Iglesia”.
Sobre la esfera pública, Forcades alerta del secularismo excluyente, que niega espacio público a la religión. “Eso es imposible para el cristianismo, porque según el cristianismo Dios se identifica con los que sufren injusticia social –razona–. Una persona cristiana debe implicarse siempre en la vida social y pública, y eso puede llevar a aparecer en medios de comunicación”. Y el secularismo no excluyente exige a las gentes de fe, según ella, “participar en los debates, pero respetando las creencias de los otros y sin buscar imponerse”. Forcades recuerda que “el ideal de vida monástica es realizar toda la actividad sin romper el ritmo de la liturgia de las horas, para cumplir el equilibrio del ora et labora de los monasterios benedictinos”. En su caso, y con su agenda, cuesta. Aplican, como se ha hecho a lo largo de la historia, el discernimiento comunitario: “Si tengo que hacer o no según qué actividades lo decidimos en comunidad”, concluye.
Viqui Molins: "La sociedad valora la acción social"
Teresiana de corazón, Viqui Molins Gomila (Barcelona, 1936) se hizo famosa cuando el cineasta Javier Fesser –que se inspiró libremente en un libro de Molins para su película Camino– la citó en la gala de los premios Goya del 2009. Su labor en cárceles y con gente desfavorecida en el Raval la ha hecho conocida en televisión; hace poco fue anfitriona de El convidat de TV3. Sin querer generalizar, dice que “la sociedad secularizada valora la acción social venga de donde venga, pero si le das razones convincentes de la fe que te mueve a hacer lo que haces, no sólo lo respeta, sino que lo entiende e incluso lo admira; eso siempre que no haya una animadversión muy grande respecto a la fe”. Cuando ocurre eso, Molins lo atribuye a que son “personas que han tenido una experiencia negativa de formación sobre Dios, que no es el que Jesús nos mostró, lleno de comprensión, amor y misericordia”. Para la teresiana, que estudió Filosofía y Letras en la Universitat de Barcelona, “el amor es el lenguaje más comprensible; no en balde podemos decir que Dios es amor y donde hay amor allí hay Dios”.
Sobre la posibilidad de que las religiosas a pie de calle y en los medios puedan dar idea de una Iglesia católica paralela, dice que no quisiera ella fomentar tal cosa. “Amo mucho la Iglesia de Jesús, y con eso quiero decir la comunidad de creyentes en su Buena Nueva, que nos envió a predicar por todo el mundo como discípulos, desde nuestra pobreza y debilidad –razona–. Si a veces la Iglesia se muestra de otra manera, lamentándolo mucho, habrá mucha gente que hable de dos Iglesias, contraponiéndolas. Ojalá la Iglesia sea cada vez más comunidad de creyentes que estructura dominante, si lo es o si lo parece”. Los ejemplos de Viqui: “El cardenal Martini, Casaldàliga o monseñor Romero...”.
Xiskya Valladares: "Tuitear es una gran oportunidad"
Bloguera, periodista, fotógrafa y tuitera, Xiskya Valladares, religiosa de Pureza de María, considera que “la Iglesia católica necesita la sensibilidad femenina, y que se vea en los medios que la mujer tiene un sitio en la Iglesia, que siempre lo ha tenido, pero era menos público”. Dice: “Las propias religiosas no hemos sabido aprovechar las oportunidades, por miedo, por sumisión o por falta de costumbre”, y que eso ahora está cambiando: “Claro, tiene que haber unas primeras rompiendo el viento, como en las carreras ciclistas”, bromea. Nacida en León (Nicaragua) hace 43 años, Xiskya Lucía Valladares Paguaga lleva más de veinte en España; ahora reside en Palma de Mallorca, donde da clases en el Centre d’Ensenyament Superior Alberta Giménez (Cesag), que lleva el nombre de la fundadora mallorquina de la orden Pureza de María. Valladares –licenciada en Filología Hispánica y máster en Dirección y Gestión de Centros Educativos por la Universitat de Barcelona, y máster en Periodismo por la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, con estudios de Teología en Roma y Granada– se dio a conocer en el mundillo periodístico con sus crónicas sobre la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid del 2011.
Desde entonces, está muy presente en las redes sociales; la llaman la monja tuitera. Cada noche se despide con el hashtag #arezaryadormir y le consta que “para algunos tuiteros es como un retorno, me dicen que ver una cara con hábito les recuerda algo positivo”. Las hermanas de su congregación llevan hábito, pero pueden quitárselo por motivos pastorales o familiares. “Si voy a una rueda de prensa de un tema no católico, me lo quito, para no desentonar”, cuenta. Ha sentido ganas de dejar Twitter “a causa de los trolls, que te insultan, pero valen mucho la pena todos los demás”. Sobre la presencia de religiosas en los medios, dice Valladares: “Los sacerdotes están más señalados y marcados por el tema de la pederastia, y las monjas tenemos ahora más credibilidad”. Sin embargo, también ella se ha sentido tocada. “A mí me han llamado robabebés –dice–, así que la actualidad informativa influye realmente mucho”.
Lucía Caram: "Es básico estar en las redes sociales"
Dominica contemplativa y teóloga, Lucía Caram, argentina afincada en Catalunya desde hace 18 años, realiza labor social en Manresa a través de su convento y de la Fundació Rosa Oriol. Acaba de publicar el libro Mi claustro es el mundo (ed. Plataforma), está presente en radio y televisión, y es muy activa en las redes sociales, en especial Twitter. “Soy de una orden de predicadores, los dominicos, hoy diríamos los comunicadores –arguye sor Lucía–. Yo tengo vida para compartir y comunicar, y me gusta sintonizar con la gente, encontrarla allí donde está; por eso hoy es fundamental estar en las redes sociales, y escuchar cómo late el corazón de la gente para compartir la apasionante aventura de vivir”. ¿Cómo ve esa actividad la sociedad secularizada? “No sé si eso es más atractivo o no para la sociedad; sí sé que es una forma de hablar el lenguaje de la gente y estar más cerca de sus esperanzas, sus desazones, de lo que hay en sus corazones... No podría estar ahí hoy de otra manera”. Lucía Caram Padilla (Tucumán, 1966), que estudió Teología en su Argentina natal y completó su formación en Torrent (Valencia), apoya la corriente independentista en Catalunya. Se explaya sor Lucía sobre cómo reaccionan algunos hombres de Iglesia ante la nueva visibilidad mediática de las religiosas. “Hay ahí una derecha y una caverna, que es minoritaria pero que está muy bien organizada, y que cada vez más, por su radicalismo morboso, son menos escuchados; esos se ponen nerviosísimos y son intolerantes –describe Caram–. Hay también en las filas más oficiales aquellos que luchan por lograr ámbitos de poder, y son machistas y misóginos, pero la verdad es que cada vez me importan menos. Se quedarán solos, porque su discurso es tan irrelevante y absurdo, que cae por su propia inconsistencia”.