Ante tantas preguntas que hemos recibido sobre el "Rostro Maligno" es necesario precisar
algunos detalles para poder entender esta nota. Era conocido que monseñor Gonzalo
López se caracterizaba por una acogida y ternura sin límites. A todo aquel que
le preguntaba por la misión de Sucumbíos le contestaba con el evangelio...
"ven y mira... Y luego sígueme". De esta manera abrió las puertas de
su casa a todo aquel que necesito refugio.
Y así a pesar de la
resistencia de algunos de sus misioner@s, acogió a quien se lo pedía sin
distinción.
Entre los muchos que
llegaron estuvieron sacerdotes con serios problemas, a quienes Mons Gonzalo
López quería ayudar a solucionarlos, religios@s a los que ni su comunidad aceptaba,
por su carácter conflictivo y otras causas, "profesionales" a los que
la Misión ayudó a continuar sus estudios, graduarse y luego darles empleo,
emplead@s enfermos a quienes pago su curación.
Cuando llegaron los “paracos”
(*) de tradición, familia y propiedad - heraldos, algunos de estos personajes
se dejaron arrastrar por la ambición, el poder y el oro, se hicieron a favor de
los peores enemigos de Mons. Gonzalo López y su equipo misionero, ayudaron a
saquear archivos y cuentas, proporcionaron fotos, direcciones y textos que los TFP
manipularon a su antojo para perseguir a la iglesia de los pobres, todo esto entre
muchas mas infamias.
Hoy siguen al servicio de
los "heraldos sin botas" enviados por el opusdei – comunión y liberación
- carismáticos, que continúan diariamente en su empeño de liquidar esta Iglesia
Misionera. En ellos se apoyan los malvados que en un bodrio cinicamente llamado
"sucumbios/ecuador/paz/verdad" , infaman, calumnian, degradan sin
descanso, escondiendo su rostro maligno.
A ellos se refiere el autor
en esta primera nota. No se trata de devolver mal, por mal. Solo recordarles su
condición de Judas y el pago de unas cuantas monedas que recibirán por esta cínica
traición.