El conflicto eclesial sigue azotando a la mayoría de los católicos en el Vicariato de Sucumbíos. Quiero recordar a monseñor Gonzalo López que cumple años en España y su compromiso por una Iglesia fiel al Cristo del Reino, al servicio de los pobres y de los pueblos nativos, organizada democráticamente, animada por miles de servidores y ministros laicales reconocidos. Retomo el testimonio de un viejo amigo, Anastasio, que escribe para él.
“Hace 79 años, un día como hoy, nació quien más tarde sería monseñor
Gonzalo López Marañón, vicario apostólico de San Miguel de Sucumbíos. O
mejor dicho, el Obispo de Lago Agrio. ¿Cómo felicitar hoy a Gonzalo
porque cumple 79 años? Pues, la verdad es que no sé cómo felicitarle sin
felicitarme yo y felicitarnos quienes le hemos conocido.
Yo le conocí en el año 1958, recién llegado de Roma donde había
estudiado un curso de espiritualidad. Y luego vivimos en la misma casa
durante cinco años. O sea que le conozco un poco y desde los primeros
años de su sacerdocio. Le conocí joven, entusiasta, con la cabeza bien
dura. Y todos le hemos conocido de obispo y la cabeza no se le ha
ablandado: lo que se propone lo consigue. Ha caminado la selva, ha
navegado por el Aguarico y otros ríos, se ha subido en avionetas,
recorrido picas, trochas y caminos. Ha construido escuelas, capillas,
dispensarios.
Y ha pasado muchas horas en oración “a solas con quien sabemos nos
ama”. Ha cantado, llorado y reído. Ha amado y nunca ha odiado. Ha
ayunado para buscar la reconciliación. Y no sé si habrá llorado viendo
el dolor y diciendo lo mismo que San Francisco de Asís luego de hablar
para parar la cruzada de su tiempo: “El amor no es amado”. Por eso,
Gonzalo, nuestro obispo, nuestro hermano: Felicidades en tu cumpleaños.
No nos arrepentimos de haber caminado junto a ti durante 40 años.
Seguiremos caminando tratando de ser fieles a nuestro Dios. Y como eres
carmelita, sabemos de la “Noche Oscura”.
El papa Juan 23 decía hace 50 años antes del Concilio Vaticano 2º:
“Yo salté de la barca y camino entre las olas al encuentro de Cristo. La
Iglesia debe abandonar la seguridad de la barca y caminar entre las
olas. Llegará la noche, la tempestad, el miedo, pero no hay que
retroceder. La Iglesia está llamada a ir al encuentro del mundo”. Juan
23, Gonzalo y otros han cumplido lo que decía el mismo Jesús a Pedro:
“Anda mar adentro”. Que sepamos orientarnos por estos ejemplos.
¡Gracias, Gonzalo! ¡Adelante, Iglesia-Pueblo de Dios de Sucumbíos!