MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

lunes, 16 de enero de 2017

QUITO EMBARRADO EN LA SOSPECHOSA E INEXPLICABLE INFORMALIDAD DEL ALCALDE MAURICIO RODAS


Francisco Herrera Aráuz
Ecuamex

Al mirar la fotografía que le han tomado al señor alcalde de Quito, Mauricio Rodas, en las puertas de la Secretaría General de la OEA, con el jefe de despacho Gonzalo Koncke, un funcionario menor que fue puesto a recibirlo porque Luis Almagro no quiso hacerlo, se le ve al burgomaestre quiteño con su rostro adusto y serio. En su expresión se puede avizorar la sensación del fracaso y el ridículo que ha hecho a lo largo de esta semana en Washington, todo como resultado de sus propios errores y el preludio de una semana que se viene, en la cual no puede ni debe callar más y dar las explicaciones que a lo largo de estos dos años y 9 meses no las ha querido dar, por una informalidad tan gravemente sospechosa como culpable.


El señor alcalde Rodas no ha querido explicar ninguno de sus actos, como tampoco las erráticas decisiones que ha adoptado desde el inicio mismo de su gestión. Todo ha sido “callar, culpar y dejar pasar” como queriendo que el tiempo macere las faltas y utilice la desmemoria colectiva para seguir adelante en forma impune.

Por más torpe que haya sido un gesto, en la función pública especialmente, este merece una explicación. Mauricio Rodas Espinel se inauguró el 16 de mayo de 2014 con el ataque contra la libertad de expresión censurando a Ecuadorinmediato.com, bajo el paraguas del “error administrativo” que le adornó con un discurso de protección a la impunidad muy florido. Nunca ha querido explicar el motivo de tal persecución contra nuestro medio; ni ante nosotros, la justicia, la Procuraduría, la Supercom, o a la propia ciudad. Tal parece que ese modo de actuar lo impuso y que Quito lo tolere para que los afectados como en nuestro caso asumamos las consecuencias en silencio, sin reclamo. El error administrativo nos ha provocado serios daños a Ecuadorinmediato, nos destruyó nuestra economía y, por irónico que parezca, en ese momento hubo un amplio grupo de seguidores quiteños que aplaudieron que Rodas viole nuestros derechos.

Como si fuese una especie de maldición, a partir de ese momento y hasta la fecha, al señor alcalde de Quito le van cayendo como en cascada una serie de hechos considerados funestos, que han sido parte de su paso por el municipio. Rodas Espinel ha acumulado en forma silenciosa como siniestra varios de sus actos que hoy le saltan al ruedo como si fuese una danza macabra, con fantasmas incluidos.

El peor de los silencios ha sido sobre el tema de su inexplicada relación con Ignacio Muñoz Orozco, un ciudadano mexicano prófugo por su relación directa con el narcotráfico y el cartel de Sinaloa. No sirve de nada que alguien le haya reclamado de esta presencia, que fue evidente en el municipio de Quito, ni sus fotos ni sus anuncios de obras de beneficio infantil, que dejaron una estela de imagen contaminada. Hoy a dos años y medio, por grave que haya sido la acusación y hasta tenga la intervención de la DEA, solo queda la sensación de sospecha que en su momento quiso ser apagada con el agresivo comportamiento de Rodas y sus partidarios de que esas acusaciones eran de quienes perdieron las elecciones. Quito parece guardó las formas y se acostumbró al hecho.

De mayor o menor dimensión han sido los actos inexplicados del alcalde Mauricio Rodas, desde la concesión privada para la reconstrucción de paradas de buses, pasando por la suciedad y lenta como visible destrucción del centro histórico, las presuntas complicidades con los grupos de informales o, el maltrato de policías metropolitanos contra mujeres y niños, todo esto dicho y expuesto en redes sociales, jamás han sido explicados en lo razonable que parezca.


Menos aún han merecido explicación satisfactoria las decisiones de Quito Cables o la Solución Vial Guayasamín. Quienes han sido afectados por estos proyectos, en medio de las discusiones ciudadanas, nunca recibieron una palabra del alcalde que los alejó con indiferencia y, muy por el contrario a la posición de un administrador de la ciudad que propende al bienestar, se impusieron contratos y negociaciones acusando a las víctimas de ser los provocadores del conflicto como enemigos de la ciudad. Hasta ahora se espera una respuesta satisfactoria entre quienes no pueden ser acusados de haber perdido las elecciones porque en esos barrios como El Condado o el Batán, Rodas gozaba de toda la simpatía y popularidad. No, no hay explicación solo imposición.

Ni hablar de temas tan críticos como la conformación de comisiones del municipio, o la entrega a modo de parcela política a algunos concejales de las administraciones de la ciudad, aunque esto apeste a traición. No, nada que decir frente a cuestionantes de su inacción a un “Quito que se cae a pedazos” porque todo queda en chismeríos insatisfactorios, mientras se tolera la lista interminable de viajes que son tomados por la administración como reclamos de envidiosos, con la que se justifica todo.

Lo peor es que los actos de Rodas parecieran cumplirse en una especie de libreto perverso, de ese preparado por su siempre negado asesor Jaime Durán Barba, que considera que Rodas es un muchacho que sin conocer Quito explotó sus sentimientos de odio porque somos sucios, borrachos, incumplidores de la ley, todo unos informales ya que “No somos suizos”, y que estalla como su alcalde con el gesto patanesco bajo el arrogante grito del “Quito no se ahueva y yo tampoco”.

Como si no fuese suficiente, Quito ha soportado hasta el afán infantil de hacer el ridículo de su alcalde Rodas Espinel, quien no reparó en nada para llegar hasta los corrillos mismos de El Vaticano y cuasi exigir una cita con su Santidad el Papa Francisco. Intentó todo y se le negó todo lo que hizo para aparentar una especie de “cita privada “. El haberse conformado con una asistencia atufada al besamanos en la plaza de San Pedro no le ayudó en nada y no pudo evitar su celo y resentimiento por el trato deferente y amistoso que el Papa otorgó al acompañante de Rodas, mientras ignoraba a este y su esposa, para luego difundir una foto apurada, mal tomada, que quería justificar su comportamiento bochornoso. No, ninguna explicación tampoco, pese a la imagen que dejó en la diplomacia vaticana por este esfuerzo de figuración detestable.

Hay que decirlo, que Rodas Espinel ha podido hacer y pasar todo esto por el silencio cómplice de cierta prensa quiteña. Todo con las secciones de la ciudad en 3 canales de televisión calladas, con las páginas de los 4 periódicos locales seriamente implicadas y tolerantes, con cadenas de radios compradas a precios costosos, con la contratación de periodistas aunque sea dividiendo los contratos, sin importar que aquello es irregular o ilegal. Pues sí, el alcalde de Quito cuenta con todos ellos para protegerse bajo un manto de impunidad sospechosa. Y si la ciudad se ha enterado de esto es por lo que hemos denunciado desde la prensa digital, con efectos críticos en contra como nuestro caso de Ecuadorinmediato, o los ataques contra su integridad que ahora debe soportar 4Pelagatos, justo por criticar a Rodas. Eso es para denunciarlo, porque explicado no ha sido, ni por Rodas ni por nadie.


Las dos últimas semanas del 2016 y el inicio del año actual fueron críticas para el Municipio de Quito, por lo que desde Ecuadorinmediato.com se fue descubriendo, mientras la prensa callaba y Rodas disfrutaba de Miami. Se supo Que Odebrecht se había ido del Metro y del país desde Septiembre mismo; Que las negociaciones de un contrato por más de 1.900 millones fueron miserablemente informales sin nombres, sin actas, sin huellas, sin registros que los impliquen; Que los concejales ignoraban todo esta trama siendo maltratados con la ignorancia impune; Que habían echado del cargo al cronista de la ciudad Alfonso Ortiz Crespo, por la intolerancia política del municipio encabezada por el ex AP Marco Ponce y; la detención escandalosa de Mauro Terán Vasconez un personaje muy vinculado a Rodas Espinel, al municipio, al concejo, a las negociaciones políticas edilicias, a todo.

Embarrado en el escándalo de la contradictoria pose asumida por Rodas Espinel y el Municipio de Quito, que decidió en principio negar toda relación con Mauro Terán, el alcalde de Quito optó por reconocer la vinculación con este personaje al que le dio todo el poder posible como su asesor, para caer en peores sospechas que descubrían que permanecía en el Municipio de Quito en condición de trabajador informal sin sueldo, sin derechos, sin garantías, pero con el pase libre de circulación y gestión en todo el campo municipal, concejo capitalino y representación ante la Presidencia incluidos.

Entonces, ahora son indispensables las explicaciones. Si, esas que Quito antes no pidió. Es necesario que Rodas Espinel explique: ¿Qué pasó con las negociaciones de Metro de Quito, y porqué se actuó en forma sospechosa con esa informalidad aceptada?; ¿Quiénes hicieron esa sospechosa negociación de 1900 millones de dólares del Metro de Quito, con tanta informalidad?; ¿Por qué no hay nombres, actas, datos, registros y documentos de esa sospechosa negociación informal que aceptó todo lo que le impuso Odebrecht?. Sí, hay mucho más que pedir como explicación, pero por sobre todo ¿Qué papel cumplió el informal Mauro Terán en todas estas y otras negociaciones de contratos del Municipio de Quito?

Tal parece que ese estilo de lo informal que ha sobrellevado con la ciudad el señor alcalde Rodas Espinel, quiso imponerle a la administración norteamericana, llegando en mal momento político ya que esta se halla de salida con el cambio de Obama por Trump. Fue a pedir nombres y citas en Washington, por supuesto en gesto apresurado y atufado, con la actitud nada respetable que merece el Alcalde de Quito, sino la de un nervioso que clama por algo que ni el mismo sabe, pero reacciona de manera anticipada. Su agenda fue un muestrario de errores, no pidió citas, no tramitó entrega de documentos por la vía respetable de la diplomacia, ignoró a los canales regulares y finalmente no quiso respetar las normas que se aprecian para una visita oficial de un funcionario de estado, como lo es el señor Mauricio Rodas, con tan alto grado de representación de una ciudad. Y, si aquí no quiso responder a la prensa ninguna pregunta, su presencia en la CNN resultó, por los letreros que inculpaban del escándalo de Odebrecht al Municipio de Quito, en una especie de boomerang que se asemejó a un interrogatorio que acusa de algo.

Su visita consistió una ofensa al sentido común y contribución al halo de ridículo que le rodeó, según le han dicho sus socios como rivales políticos al unísono. Los resultados con los que vuelve de Washington son pobres, pobrísimos como que ningún funcionario de alto nivel lo recibió, y el propio Luis Almagro Secretario General de la OEA no quiso aceptar su presencia en la entidad para tratar un caso de corrupción de manera tan informal, tanta que mandó a su jefe de despacho a que le atienda unos minutos lo que se refleja en el momento incómodo de la foto que registra el encuentro de Rodas y Koncke. En los pasillos diplomáticos de Washington ha dejado una sensación de irrespeto el señor alcalde, que no es bien vista en ninguna parte, al menos eso se comenta en los corrillos diplomáticos de la OEA que no recibió a un informal Rodas Espinel. Entiendo que eso tampoco lo ha explicado ni el burgomaestre ni la prensa quiteña que se calló este bochornoso dato del último viernes 13.

Al final, con el debido respeto a partidarios y opositores al señor Rodas, quisiera exponer mi posición personal ante estos hechos. Tan grave situación solo merece el considerarla con un alto grado de respeto a la democracia y al estado de derecho. Quito eligió un alcalde para 5 años, hoy debe asumir las consecuencias de esta elección, por lo que no soy partidario de que el tema se solucione con una especie de golpe de estado que saque a Rodas Espinel del puesto. Soy partidario de que explique, que cumpla con su tiempo y que si hay sanción a sus actos que la misma sea tramitada con respeto ante la justicia ordinaria, sin fugas, sin escapes y sin salidas informales. Cuando uno mira estos actos se dice a sí mismo: “Siempre hay tiempo para arrepentirse” (FHA)