Dr. Francisco Herrera Aráuz
Ecuamex
A Ecuador el escándalo de Odebrecht le ha dado el marco perfecto a una tensa situación político-electoral, que se está develando no precisamente por el lado que querían sectores de la oposición al régimen de Rafael Correa. Muy por el contrario, en vez de una pateadura del tablero a ciertas candidaturas se ha comenzado a revelar una trama siniestra con nombres del pasado, o con mentiras del presente, que no esperaban desde las filas de quienes querían hacer un festín con los acusados y que hoy corren en una mezcla de temerosos inculpados o falsarios desmentidos.
Odebrecht tiene en el país una serie de antecedentes, que ahora resulta que son funestos, mientras que antes, protegida con las sombras, fue una especie de mafia organizada que logró comprar conciencias y favores respaldada en el poder político. Contratos amañados, obras mal hechas, coimas, sobreprecios y demás son parte de este terrible espectro delictivo que siempre confió en que no sería descubierto y al que jamás se les iba a tomar cuentas.
El pasado de Odebrecht en el país tiene a su haber una estela de idas y venidas, presentes desde 1987, con alternancias, dudas y sospechas, que alcanzaron el punto climax del 2008 cuando fue expulsada de Ecuador por el gobierno del presidente Correa debido a las fallas críticas del proyecto hidroeléctrico San Francisco. Tanto daño le hizo a Odebrecht esa salida que el propio gobierno brasileño rompió relaciones con nuestro país para luego poner al ex presidente Lula a negociar su retorno con la aceptación de glosas, multas y reparaciones, pero todo por volver a Ecuador y mantenerse en el ámbito de la construcción.
¿Cómo se mantuvo Odebrecht en el país? Pues, hay que averiguar porque la red tejida por sus procedimientos corruptos han destapado una especie de caja de pandora de la cual surgen variado tipo de acusaciones, infortunadas muchas de ellas, pero todas coincidentes con una cadena de sobornos que bien pueden ser seguidas acá adentro ya que la huella del dinero pareciera ser que se ha dejado en una larga lista de contratos que ha tenido la empresa brasileña con la obra pública ecuatoriana.
El escándalo de esta empresa es secuencial, muchas acusaciones al interior de las naciones en las distintas obras ya habían llevado a investigaciones especiales en los congresos o la justicia ordinaria, y siempre se habló de pagos obscuros, sobreprecios o coimas como parte de la práctica corrupta de la brasilera. En Ecuador mismo, allá en el 87, desde su primera presencia en el Trasvase de Santa Elena, ya se habló del costo excesivo y, los periódicos de la época como las acciones legislativas de ese entonces ya generaron sospechas o acusaciones, como la del diputado Xavier Ledesma Ginatta, jefe de bloque legislativo de la ID, quien enfrentó a los gobernantes socialcristianos de ese entonces. Oh, coincidencia, en ese entonces cuando se escandalizaba con el caso, el primero de Odebrecht, se oyó por primera vez la famosa frase de los presuntos implicados:”…nombres, nombres”.
Transcurridos los años y la historia Odebrecht se fue desprestigiando más por las sospechas que se le inculparon en su contra. Sin embargo, eso se puede descubrir ahora por las evidencias que están saltando una tras otra, a esta que era la empresa exitosa que logró grandes contratos con una danza de millones imposible de lograr si no fuese por las malas artes de la corrupción con la que han infectado a nuestras naciones y sus recursos públicos, de los que se han aprovechado. Es allí precisamente donde se han acumulado esa pila de “nombres” de esos que ahora son los descubiertos, encontrados o revelados y, claro, son los que están causando el conflicto de estrepitosas consecuencias.
El problema constituye ahora en los nombres que se van conociendo. Sí, porque en el caso ecuatoriano el tema no se lo relacionó de manera directa con el inicio del “Lava Jato” que estremeció a mediados del 2014 cuando las alarmas ya sonaban. Pese a ello, en Quito se proclamó una negociación justa con Odebrecht sin importar las advertencias y, el Municipio que estrenaba alcalde en Mauricio Rodas, optó por la negociación para el Metro con las consabidas sospechas que volvieron a surgir contra la brasilera y todo aquello que se le acercaba. Hoy se descubre que las negociaciones entre los representantes capitalinos y los brasileños fueron “informales” sin actas, sin registros, sin nombres o sea…sin rastros.
Para nuestra nación el tema de corrupción de la brasilera se abrió por el punto menos imaginado, eso fue al establecer la conexión con los Papeles de Panamá que permitieron descubrir el grave caso de coimas, sobornos, enriquecimiento ilícito y blanqueo de dinero en Petroecuador, con el señalamiento del caso al gobierno nacional, que tuvo que admitir las culpas de aquello e iniciar sus propias acciones para enfrentar el lio. Lo más duro fue el comprender en todos los países que el tema era transnacional y por ende salpicó a los Estados Unidos, que en cambio resolvió negociar con estos delincuentes empresariales y generar sus investigaciones que las ha convertido en listas amenazantes con los nombres y pruebas que Odebrecht les ha facilitado.
Lo siguiente de este fétido escándalo se ha expuesto desde las filas mismas de la gente de la empresa en los juicios de la justicia de Brasil, que ha recibido muchos datos especialmente de Concepción Andrade, quien al desertar de la constructora decidió llevarse todos los recibos, huellas, documentos, nombres y apodos de quienes habrían sido presuntamente sobornados por Odebrecht, toda una bomba que acaba de estallar en nuestra nación al publicarse la lista de sobrenombres con datos ocultos por el diario guayaquileño Expreso, ya que esa información está en los juzgados brasileños desde el 2015, pero que pronto se convirtieron en personas reales, de carne y hueso y muy muy vinculados al Partido Socialcristiano (PSC) de Ecuador.
En toda esta condenable búsqueda de los escombros que deja la corrupción, ha sido el vocinglerío de muchos sectores políticos opositores los que le han tratado de enrostrar al régimen de Correa el escándalo de Odebrecht. Es más, a medida que avanzaron los descubrimientos de Petroecuador se le asoció de manera directa con el candidato vicepresidente Jorge Glas, exigiendo su salida de la contienda electoral, al tiempo de exigir y reclamar al unísono nombres...nombres. Cuando todo daba a entender que el gobierno ecuatoriano estaba acorralado la lógica obligación de buscar la verdad en el tema le ha llevado a tomar la delantera y lograr por su lado el tomar la iniciativa hasta arribar a lo que hoy se vive en Ecuador por el caso de la brasilera.
Las capturas que ha logrado el régimen de algunos ex funcionarios de Petroecuador, la escena de las fundas de dinero en una casa con sobres de alguna empresa privada incluido; el sindicar a “Capaya”; o a “Charlie” P. y sus computadoras semi-destruidas por su fuga a Lima junto a su hijo; la detención de Mau.Te y el estallido de todo un escándalo en el Municipio de Quito que lo vincula al alcalde Rodas y, el mencionar insistente del candidato de CREO-SUMA, J. Sanmiguel, ha dado los primeros nombres independientemente de la lista que le debe a Ecuador el departamento de justicia norteamericano. Ahí están los nombres, y esto recién empieza.
Es decir, han saltado los nombres, pero no los que la oposición quería sino los de algunos de sus allegados, entonces no han sido de su gusto. La manipulación del tema comienza a convertirse en el interrogante fundamental de si ¿Son todos los que están y si están todos los que son?, que no es respondida de ninguna forma. También es cierto que en un afán de deslindar cualquier responsabilidad los inculpados en algunos casos han optado por la defensa acérrima de su honra como el del alcalde Jaime Nebot, que ha entrado en un debate contra aquel que lo tope o mencione siquiera, incluido el Presidente de Ecuador, poniendo tensión a cualquier revelación que el gobierno anuncia para los próximos días con recibos y todo.
Otro ha sido el desmentido con mentiras que en una especie de tornillo sinfín ha entrado el alcalde Mauricio Rodas y sus relaciones sospechosas en todo este tema de Odebrecht. Y es que la captura de Mau.Te originó su salida apresurada a Washington, que siendo en un principio inexplicable ahora se revela en palabras de la asambleísta María Augusta Calle (AP), que se trata de una estrategia para anular cualquier intento de investigarlo por parte de la justicia de los norteamericanos al gritar a voz en cuello que es perseguido político del gobierno ecuatoriano buscando motivar la paralización del tema por las consideraciones que el mismo tiene en el esquema de política exterior con el que se manejan los casos que son señalados como tales para los Estados Unidos. Tal afirmación es de grosera intencionalidad del alcalde quiteño, mientras que acá le caen como cascada las acusaciones y mentiras con las que se defiende negando primero a Mau.Te, primero que era pero no era su amigo, para luego reconocerlo sin aceptar que era parte de sí mismo en el Municipio de Quito, que nunca conoció a Jacobo San Miguel como lo dijo en Teleamazonas, para que luego le salten las evidencias de su relación con el político de CREO-Suma y sus viajes a Brasil y México, y ahora no sepa cómo explicar el origen de sus dineros para comprar su casa entre créditos familiares y pagos de contado.
Hasta aquí la clase política en general está sorprendida. No tiene ningún accionar sobre los nombres que antes exigía y antes bien que sea el apoyar que se siga investigando ahora reclama porque se han lanzado contra ciertas personas y no contra otras, asumiendo una posición cómplice de la corrupción que reclama “¿Por qué a mí y no a los otros?” con la que se quieren justificarlo todo para que lo señalado quede en la impunidad.
En la nación se reclamaban los nombres, ahora que se saben algunos pues que se inicien las investigaciones y en ello debe empeñarse la fiscalía y no mostrar lentitud sospechosa o presuntos acuerdos de complicidad como se ha denunciado en el caso de Alex B. El sentido de la oportunidad como urgencia frente a la impunidad es requerido a la entidad de justicia independientemente de quien está al frente, es a los fiscales como jueces a los que les toca asumir una posición firme frente a los nombres…nombres.
Y por último, no queremos seguir viendo la transformación que se experimenta en algunas voces que ayer reclamaron las listas para pasar al consabido griterío en tumulto del arranchador de joyas que al emprender su veloz escape con las alhajas en la mano va gritando “¡al ladrón...al ladrón!” para facilitar su escape. Ojo con eso. (FHA)