Padre Pedro Pierre
Más de un varón ha de haber saltado a la lectura de la portada de EL TELÉGRAFO del domingo pasado: ‘La mujer asume más tareas que el hombre’; y más todavía a la exposición que hace de lo mismo en páginas interiores con datos difícilmente cuestionables. Pues el machismo de los varones es tan grande que nos impide ver y aceptar la realidad. El nombramiento -aun temporal- de una mujer como Vicepresidenta es una iniciativa loable del presidente Rafael Correa. El cargo de Vicepresidente puede no ser un cargo honorífico como lo era en los anteriores gobiernos. Sandra Naranjo asume la segunda mayor responsabilidad en el país: se confirma la capacidad de la mujer a participar de las más altas responsabilidades.
Las 3 páginas interiores de EL TELÉGRAFO, redactadas por Andrea Rodríguez Burbano, nos confirman las capacidades de las mujeres. “Del total del tiempo de la semana, las mujeres destinan 46% al trabajo (remunerado y no remunerado) y 55% al tiempo personal. Los hombres destinan 40% al trabajo (remunerado y no remunerado) y 60% al tiempo personal”. “Las mujeres ecuatorianas destinan, en promedio, 4 veces más tiempo al trabajo no remunerado que los hombres”. “En Ecuador, las féminas asumen 18 horas de trabajo (labores no remuneradas) más que los varones cada semana”. “Las mujeres reflejan una mayor carga en el trabajo no remunerado con una diferencia de 22:40 horas frente a los hombres”. “A escala nacional el tiempo remunerado de las mujeres es de 46:16 horas, mientras el de los hombres es de 51:36 horas a la semana”. “Las mujeres trabajan de media 52 minutos más al día… y más de un mes al año que los hombres”. “En el ámbito laboral, las mujeres ganan 30% menos que los hombres… a pesar de que son más comprometidas que los hombres, porque ellas no salen del trabajo mientras no finalizan sus actividades, lo que revela un mayor nivel de responsabilidad”...
Esta simple enumeración de cifras evidencia los atropellos, las injusticias y las violencias que sufren las mujeres en nuestro país. “Todo esto demuestra que los hombres y las mujeres todavía están lejos de compartir las tareas del hogar de manera equitativa… Lo que pasa es que cuando ellos finalizan su jornada de trabajo, llegan a la casa a descansar y ellas continúan con estas actividades” (domésticas). “Hay un mal manejo del poder”. “Las mujeres subsidian con su trabajo remunerado el funcionamiento del sistema económico,… asumen mayores niveles de compromiso y la sociedad no siempre lo reconoce”.
Cada vez es más patente la falsedad de que “el hombre es el proveedor de la casa”. Por estas razones ya ciertos países dan a las mujeres con responsabilidad familiar una remuneración mensual. Felizmente se constata que las nuevas generaciones, por una parte, valoran más el trabajo de la casa y buscan participar más equitativamente en sus tareas.
La gran devoción a María, la madre de Jesús, en nuestro país debería ayudar a tomar en cuenta toda esta situación y ayudar a poner en marcha los correctivos necesarios.