"Para los amigos-as de Ana María Betancor. Ella murió el 30 del mes
pasado. El martes, día 14, celebramos una Eucaristía en la que pudimos vivir su
EXALTACIÓN, GLORIFICACIÓN. Misa en la que estuvo su familia y muchos
amigos-as. Homilía compartida. Se glosaron las lecturas que ella
había escogido para este momento. Se leyeron correos llegados de varios
lugares. Tod@s ustedes estaban con nosotros en el templo parroquial de Sta.
Isabel de Hungría. "El Señor hizo en
mí maravillas, gloria al Señor". Le gustaba mucho a Anita esta invocación
de María de Nazaret. Así fue en su vida. Y la cantábamos muy a menudo."
Fray Marcos Rodríguez
(Jr 23,1-6) "Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas."
(Ef. 2,13-18) "Él ha hecho de los dos pueblos, una sola cosa, derribando el odio."
(Mc 6,30-38) "Le dio lástima de ellos,... y se puso a enseñarlos con calma."
Lo más importante para Jesús es la persona. Programa un descanso que les permita tomar conciencia de lo que está pasando y termina atendiendo a la gente.
Para comprender los distintos aspectos del evangelio de hoy, tenemos que tener presente el contexto. Los apóstoles acaban de volver de la misión a la que Jesús les ha envidado (evangelio del domingo pasado). Entre el envío y el regreso, nos ha contado la muerte de Juan Bautista. Terminada la misión de los doce, se vuelven a reunir y se cuentan las peripecias de la tarea que acaba de concluir. Parece ser que les ha ido bien y vienen encantados (Lc los dice expresamente). La euforia de la gente que les busca ratifica esa visión. El éxito se les está subiendo a la cabeza y no les deja tomar la postura adecuada.
Para entender este pasaje, debemos recordar que después de los primeros éxitos en Cafarnaún, Jesús se retira al desierto para poner en orden sus ideas. En este pasaje, son los enviados los que tienen éxito y deben ser también ellos los que se retiren a examinar su actitud vital. Mc nos está diciendo que los discípulos necesitan una seria reflexión sobre el éxito de su misión, como Jesús necesitó meditar sobre su mesianismo.
“Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco”. El mismo Jesús que les empujó a una actividad febril entre la gente, les lleva ahora a un alejamiento de esa misma gente para dedicarse a ellos mismos. No se trata solamente de la preocupación por su cansancio. Se trata, sobre todo, de que entiendan bien el sentido de lo que está sucediendo y no se dejen llevar por falsos espejismos. Por dos veces se dice que van al desierto, para dejar claro que necesitan una reconversión.
El texto griego no dice ‘lugar tranquilo o despoblado’ sino erhmon topon; en latín: “desertum locum” que significa lugar desértico. La diferencia es importante si tenemos en cuenta el significado que Mc da al desierto, como lugar de lucha contra el mal; en estos casos, contra el falso mesianismo. Inmediatamente después de ser bautizado, Mc coloca a Jesús en el desierto, para que allí aclare cual va a ser su verdadera misión, superando la tentación del un mesianismo triunfalista. Después del éxito en la sinagoga de Cafarnaún y la curación de la suegra de Pedro y cuando todo el mundo le buscaba, se marcha él solo al desierto. Ahora Jesús pretende que una reflexión calmada, haga superar el estado de euforia.
“Se les adelantaron”. Los planes van a ser frustrados por una urgencia mayor, la de la gente que le esperaba. En la profunda humanidad manifestada por Jesús en el evangelio de hoy, tenemos que descubrir su verdadera divinidad. Es de notar que el relato habla ahora del grupo. “Los reconocieron”, “se les adelantaron”. Al incorporar a los doce a su propia misión, queda establecido el grupo como comunidad. La búsqueda de la gente refleja una carencia de apoyo y estímulo que posibilita la tarea de Jesús. Como la hemorroísa, como Jairo, el pueblo oprimido descubre su necesidad de salvación y la busca en Jesús.
“Como ovejas sin pastor”. Es una imagen clásica en el AT. En una cultura en que la ganadería era el principal medio de sustento, todos sabían perfectamente lo que se estaba insinuando con la imagen del pastor. Siguiendo la primera lectura, Jesús hace una crítica a los dirigentes que, en vez de cuidar de las ovejas, las utilizan en beneficio propio. Siempre ha pasado lo mismo. Nunca han faltado pastores, pero han sido tantas las falsas ofertas y hechas con tanta persuasión, que el pueblo se ha sentido indefenso ante las tales ofertas.
“Le dio lástima”. Hoy no le conmueve un ciego o leproso, sino la gente normal, que anda descarriada. La ‘compasión’ sería una manera más adecuada de expresar el amor, superando los malentendidos que la palabra ‘lástima’ puede comporta. Podemos sentir lástima de una persona, pero no mover un dedo para sacarle de su lastimosa situación. En todos los tiempos podemos constatar políticos y eclesiásticos que no tienen en cuenta al pueblo a la hora de tomar sus decisiones. La actitud de Jesús (enseñar y dar de comer) es el mejor antídoto contra la tentación de buscar en la gente el aplauso sumiso.
“Y se puso a enseñarles con calma”. Una manera muy sutil de decir que por encima de los planes de Jesús, está la necesidad de la gente. Por cierto, el texto griego no dice “con calma”, sino “muchas cosas” (polla). La verdad es que del contexto se deduce que dedicó todo el día a esa tarea, pues a continuación Mc narra la primera multiplicación de los panes, que empieza advirtiendo de que ‘se hizo tarde’. El tiempo es lo más preciado que tenemos porque es limitado. Tener tiempo para los demás es la mejor manera de responder a las exigencias del evangelio. En realidad, la vocación del cristiano es ésta: ser para los demás.
Se cumple la promesa de Jeremías. Jesús es el único pastor. Como dice Jn, él es el modelo de pastor, el único que no nos va a engañar ni se va a aprovechar de nosotros. Con todos los demás que se presenten como intermediarios, hay que tener cuidado, porque nos pueden desviar poniendo sus intereses por delante de los nuestros. Es una tentación en la que los seres humanos caemos casi siempre; incluso cuando hablamos de Dios es para manipularlo y ponerlo a nuestro servicio.
Hoy, más que nunca, andan las ovejas desorientadas. No faltan pastores, pero cada uno las manda por un camino diferente. Si hay una característica de nuestro tiempo, es precisamente la desorientación. Es urgente distinguir el verdadero mensaje de evangelio de tanta ideología y partidismo en que hoy está envuelto. Cuando Pablo dice que derribó el muro que los separaba, no se refiere a una situación externa, sino a una actitud de fidelidad a sí mismo, que permite superar la barrera del odio. Lo que nos separa es siempre nuestro falso yo. Nuestro verdadero ser, lo que hay de Dios en nosotros, es idéntico en todos.
Cuando en el evangelio Jesús invita a los apóstoles a retirarse al “desierto”, está tratando de decirnos que solo en el silencio y en el recogimiento interior, podemos encontrar el verdadero ser, y solo después de saber donde está, podemos indicar a los demás el camino para encontrarlo. Sin vida interior, sin meditación profunda no puede haber una verdadera vida espiritual. Sin esa vivencia no podemos ayudar a los demás a descubrir el manantial de agua viva que llevan dentro. Si encontramos a Dios en nosotros, llevarlo a los demás se convertirá en la tarea más urgente y más fácil de nuestra vida.
El evangelio de hoy es un reconocimiento de la necesidad del silencio para recuperar la armonía interna, amenazada por el exceso de actividad en cualquier orden de cosas. El estrés que hoy padecemos se debe a que no tenemos tiempo para nosotros mismos. Esta falta de tiempos tranquilos nos impide asimilar y ordenar los acontecimientos, que de esa manera, nos pueden destrozar, como la comida no digerida y por lo tanto indigesta.
Busca en tu interior y descubre allí el verdadero guía. No mendigues mas agua que se te da a cuentagotas y por un precio; busca la fuente que está siempre manando y a tu entera disposición. Las mediaciones serán buenas en la medida que no se conviertan en fines o en medios para que otro se aproveche. Te ayudará todo aquel que te ayude a entrar dentro de ti y a ser fiel a las exigencias que nacen de lo hondo del ser. La exigencia fundamental del ser humano es el amor. Sin ser amado puedes desplegar tu humanidad, Sin amar, no.
El dedicarse a los demás y la dedicación a uno mismo no son dos aspectos que se puedan separar. La contemplación y la acción no pueden disociarse. Ni una ni otra serían auténticas si las separáramos. Todo acercamiento a Dios lleva directamente a los demás. Todo verdadero acercamiento a los demás, nos acerca inevitablemente a Dios. Si en nuestra vida somos capaces de olvidar uno de los dos aspectos, será la señal de que nos estamos equivocando de objetivo y además, nos estamos alejando del evangelio.