MONS. GONZALO LOPEZ M.

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miércoles, 25 de febrero de 2015

Iglesia todavía no aprendió a vivir en una ‘política de comunión’, afirma Marcelo Barros [ENTREVISTA ESPECIAL]


Tatiana Félix
Periodista d Adital

La Teología de la Liberación vive hoy un momento de refortalecimiento y difusión de sus ideas en la figura del Papa Francisco. Aunque no se considere adepto del pensamiento de esa corriente del Cristianismo, el Sumo Pontífice ha difundido en todo el mundo fundamentos del mensaje liberador.

Para comentar este contexto, el monje benedictino y escritor Marcelo Barros conversó en exclusividad con Adital, durante el 11º Encuentro Nacional de la Pastoral de la Juventud (ENPJ), realizado en enero de este año, en Manaus, Estado de Amazonas, Brasil.

Barros cree que actualmente los grandes temas de la humanidad pasan primordialmente por las juventudes y por una cultura del "buen vivir”, respetando pueblos, tradiciones y culturas. En la relación dialógica entre la vida concreta y la espiritualidad, el escritor también señala que la Iglesia Católica aún no aprendió a vivir en una "política de comunión” y que el desafío de Francisco pasa por ese camino.

Adital – ¿Cree usted que los jóvenes van a apropiarse de las ideas de la Teología de la Liberación? ¿Cómo comprometer a la juventud en esta temática?

MB – La Teología de la Liberación tiene que incorporar hoy los grandes temas, que son los temas de la juventud. Entonces, por ejemplo, toda la cuestión de la relación de géneros, específicamente los nuevos desafíos, como la cuestión del homoerotismo, de todos esos desafíos éticos y morales que tocan a la familia, que tocan las relaciones humanas, tienen que ser incorporados en la Teología de la Liberación. Como también la cuestión de la cultura del Buen Vivir, toda la cuestión ecológica, indígena y negra.

Adital – En su opinión, ¿el ascenso de los gobiernos progresistas en América Latina contribuye a una apertura para una recuperación de la Teología de la Liberación?

MB – Sin ninguna duda, inclusive algunos de ellos como Rafael Correa [presidente de Ecuador], fue formado dentro de los campos de la Teología de la Liberación. Ahora, lo que es importante es que la Teología de la Liberación siempre es parte de las bases y de los pequeños, y no de los gobiernos, pero es bueno tener gobiernos como aliados.

Adital – ¿Cuál es la relación de las ideas del Papa con la Teología de la Liberación?

MB – El Papa Francisco muestra una identidad muy grande con algunos principios fundamentales de la Teología de la Liberación, como el hecho de la inserción en la vida concreta, a partir de los pobres, tener una actitud espiritual que es de amor universal, de apertura... Esto coincide muy profundamente, lo que es importante es que haya una lectura más sistemática, más estructural y no solamente ocasional.

Adital – ¿La llegada del Papa Francisco al Vaticano rescata entonces la Teología de la Liberación? ¿Cuáles son los desafíos que él tiene que enfrentar, sobre todo de los movimientos más opresores, en vista de la opción por los movimientos más oprimidos?

MB – Como el Papa representa una institución que es imperial, que es monárquica, que es piramidal y que, hasta ahora, no aprendió a partir del diálogo, a vivir en una política de comunión en el sentido de igualdad, entonces el desafío es ése. Él, como Papa, debe proponer ese camino nuevo.

Adital – ¿Piensa usted que hay una campaña de difamación en contra del Papa Francisco? Por ejemplo, hay gente que duda de la veracidad de la carta que él envió a los jóvenes aquí del Encuentro...

MB – El Papa Francisco tiene un sentimiento profundo de disgusto por los grandes del mundo. Entonces, en la misma Italia, en Europa, en varios periódicos y medios de comunicación, hubo sí una campaña sistemática en su contra, y es muy importante que su propuesta, que agrada tanto a muchas personas de la humanidad, penetre más en las estructuras de la Iglesia Católica.

Adital – Recientemente ocurrió el atentado contra la revista Charlie Hebdo, en París, que puso en discusión la intolerancia religiosa y la libertad de expresión. ¿Cómo analiza usted esta cuestión? ¿Cuáles los límites de ambas?

MB – Creo que el atentado de París fue una cosa lamentable, sólo podemos condolernos y solidarizarnos con los parientes de las víctimas, pero es en sí el resultado de una expresión cultural de mucha arrogancia, de mucha prepotencia de los franceses, de los europeos, que miran siempre al otro, al musulmán, al árabe, al latinoamericano, al africano, como inferiores, como no teniendo los mismos derechos. Entonces, una cosa es libertad de expresión, la otra es ese rebajamiento de manera sucia, que el otro no puede responder, de la religión y de la cultura. Entonces, mientras no haya un cambio en esa línea, puede haber otros hechos como éste. Lo lamento, no estoy a favor, pero es una violencia provocada por otra violencia. La violencia institucional es mayor.

(Colaboró Marcela Belchior)