QUE LUEGO NO SE TRATE DE REPRIMIR CON PODERES AUTORITARIOS A QUIENES PENSAMOS DIFERENTE. SE PREDICA CON EL EJEMPLO
MIGUEL MATOS S.J
TAN GUARIMBERO ES EL QUE ATA LA GUAYA PARA ESTRANGULAR A UN MOTOCICLISTA COMO EL QUE APOYA ESTAS ACCIONES DESDE SU BALCÓN, SU VENTANA O SU “PLUMA”
Mientras más grande es la responsabilidad que se tiene en la sociedad más grande es la necesidad de no caer en superficialidades y apasionamientos claramente oportunistas y muy poco evangélicos.
Con la violencia NO se juega. Uno prevée dónde empieza la violencia, pero nadie sabe hasta dónde llega una vez que se desata.
“Deja que baje esa gente de los cerrros”, dice una vieja canción que antecedió a los hechos del “Caracazo” del 27 febrero 1989. Otra vez con una experiencia más añeja volvemos a alertar: Con la violencia de los pobres no se juega. Sí,… no se juega. “Iterum dico”, no se juega. Recordemos el 27 de Febrero 1989. El que escribe estas líneas, vive en un barrio profundamente popular y ya ha oído unos cuantos testimonio de gente del pueblo que con una muy fresca sinceridad dice: “Ya la paciencia está llegando a su límite. Los “riquitos” se están burlando de nosotros. No vamos a bajar, a “tomar” el este, “a tomarnos fotografías delante de una fogata, como hacen los riquitos que queman cauchos…”
La gente que no conoce al pueblo, porque desde hace mucho tiempo ha vivido “encumbrada” en “altas dignidades”, no sabe cómo el pueblo sabe muy bien quiénes son sus amigos y sus enemigos y hasta dónde irá el día que se desate su ira. Se los digo, “Iterum dico”: No saben cómo el pueblo se hace sentir cuando se cansa.
De manera que se los digo: Tengo 71 años y sé de lo que hablo. Con la violencia del pueblo no se juega. La paciencia del pueblo tiene sus límites. La gente del pueblo vé más de lo que ustedes se imaginan...El pueblo es menos “ignorante” de lo que ustedes se creen. Lo que pasa es que el pueblo no tiene a unos periodistas “complacientes” imprimiendo sus irresposabilidades en sus diarios a cuatro columnas. Después van a ser inútiles todas esas exhortaciones llenas de citas evangélicas descontextualizadas y citas de cuantas encíclicas superadas existan.
Sé de qué estoy hablando. Ojalá este mensaje alguien lo haga llegar a donde debe llegar para, los que deben hacerlo, asuman sus responsabilidades y no “superficialicen” la situación que estamos viviendo.
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