El Infierno existe [Articulo] |
"San Pedro no tenía cuenta en un banco"
"San Pedro no tenía una cuenta en el banco. La predicación del Evangelio es algo gratuito". Francisco afirmó hoy que con una Iglesia rica, "la Iglesia envejece" y "no tiene vida", durante homilía de la misa que celebra desde su elección todas las mañanas en la parroquia de Santa Marta.
El papa argentino, como ya ha afirmado en otras ocasiones, reiteró la necesidad de que la Iglesia "sea testimonio de pobreza" y agregó que "San Pedro no tenía una cuenta en el banco". En referencia al pasaje de la Biblia en el que Jesús pide a sus apóstoles que no "se procuren de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos", el papa Jorge Bergoglio hizo hincapié en que "la predicación del Evangelio es algo gratuito".
El pontífice afirmó que en la Iglesia siempre se ha caído "en esta tentación" y "esto ha creado un poco de confusión" y ha provocado que "el anuncio (del Evangelio) parezca proselitismo".
"El anuncio del Evangelio tiene que ir por el camino de la pobreza (...) Esta pobreza nos salva de convertirnos en organizadores en empresarios. Se tienen que continuar realizando los trabajos de la Iglesia, pero con un corazón de pobreza, no con el corazón de la inversión o del empresario ¿no?", dijo Bergoglio.
Francisco reiteró otro de los conceptos expresados en sus homilías sobre que "la Iglesia no es una ong". Es otra cosa, más importante".
En la Misa, concelebrada, entre otros, por el arzobispo Gerhard Ludwig Müller, participaron los sacerdotes y colaboradores de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Francisco indicó que el Señor quiere que el anuncio "se haga con sencillez", esa sencillez "que deja sitio al poder de la Palabra de Dios", porque si los Apóstoles no hubieran tenido fe en la Palabra de Dios", "quizás habrían hecho otras cosas".
El Papa Francisco indicó la "palabra-clave" de las consignas dadas por Jesús: "lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis". Todo es gracia, añadió, y "cuando nosotros queremos actuar de un modo donde la gracia" "se deja de lado, el Evangelio no tiene eficacia".
"La predicación evangélica nace de la gratuidad, del estupor de la salvación que llega; lo que yo he recibido gratuitamente, debo darlo gratuitamente", continuó.
"Y desde el principio esto era así -dijo-: San Pedro no tenía una cuenta en un banco, y cuando ha tenido que pagar los impuestos, el Señor lo mandó al mar a pescar un pez y encontrar la moneda dentro del pez, para pagar. Felipe, cuando se encuentra con el ministro de economía de la reina Candace, no pensó: ‘Ah, bien...hagamos una organización para sostener el Evangelio...' ¡No! No hizo negocios con él: anunció, bautizó y se fue".
El Reino de Dios, prosiguió, "es un don gratuito". Y reveló que, desde los orígenes de la comunidad cristiana, esta actitud se ha visto sometida a tentaciones.
Es más, "en la Iglesia siempre ha existido esta tentación", y esto crea "un poco de confusión", advirtió, ya que "el anuncio parece proselitismo y por ese camino no se adelanta". El Señor, añadió, "nos ha invitado a anunciar, no a hacer prosélitos".
Citando a Benedicto XVI, destacó que "la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción". Y esta atracción, prosiguió, viene del testimonio de "aquellos que desde la gratuidad anuncian la gratuidad de la salvación".
"Todo es gracia. Todo. ¿Y cuáles son los signos de que un apóstol vive esta gratuidad? Hay muchos, pero destacaré solo dos: en primer lugar la pobreza. El anuncio del Evangelio debe ir en el camino de la pobreza. El testimonio de esta pobreza: no tengo riquezas, mi riqueza es solo el don que he recibido: Dios. Esta gratuidad: ¡es nuestra riqueza! Y esta pobreza nos salva de convertirnos en organizadores, empresarios... Se deben llevar a cabo las obras de la Iglesia, y algunas son muy complejas, pero con corazón de pobreza, no con el corazón de la inversión o de un empresario, ¿no?".
"La Iglesia -añadió- no es una ONG: es otra cosa, más importante, y nace de esta gratuidad, recibida y anunciada". La pobreza, afirmó, "es uno de los signos de esta gratuidad".
El otro signo, añadió el Papa Francisco, "es la capacidad de alabanza, cuando un apóstol no vive esta gratuidad, pierde la capacidad de alabar al Señor". Alabar al Señor, "es esencialmente gratuito, es una oración gratuita: no pedimos, sólo alabamos".
"Estos don son los signos de que un apóstol vive esta gratuidad: la pobreza y la capacidad de alabar al Señor. Y cuando encontramos apóstoles que quieren hacer una Iglesia rica y una Iglesia sin la gratuidad de la alabanza, la Iglesia envejece, la Iglesia se convierte en una ONG, la Iglesia no tiene vida. Pidamos al Señor hoy la gracia de reconocer esta gratuidad: ‘Gratuitamente habéis recibido, dad gratuitamente'. Reconoced esta gratuidad, el don de Dios. Vayamos también hacia delante con esta gratuidad en la predicación evangélica".