Pedro Pierre
pedro.pierre@telegrafo.com.ec
Me permito copiar la mayor parte de una apreciación de mi amigo “radialista apasionado” José Ignacio, que agradezco:
Este 14 de junio ha resultado un día histórico en Ecuador. La
Asamblea Nacional acaba de aprobar, con mayoría absoluta, la Ley
Orgánica de Comunicación.
En la nueva Constitución de Ecuador 2008 se colocó a la comunicación
como un derecho humano. Y dentro de ese derecho se especificó “el acceso
a las frecuencias de radio y TV en igualdad de condiciones” para los
sectores público, privado y comunitario.
Porque en Ecuador, como en toda América Latina, tenemos
radiotenientes, teletenientes, acaparadores de ese bien público que es
el espectro radioeléctrico. Por eso era urgente una reforma agraria del
aire. Una distribución equitativa de las frecuencias. Con esta ley, el
derecho a la palabra y a la imagen públicas podrá ser ejercido por toda
la población ecuatoriana y no por un puñado de latifundistas mediáticos.
La ley
protege a la ciudadanía de contenidos sexistas,
xenofóbicos, racistas,
y
exige que la información sea verificada,
contextuada y oportuna
El
artículo 106 de la ley establece una redistribución equitativa de las
frecuencias de radio y de TV: 33% para medios públicos, 33% para medios
privados y 34% para comunitarios. Antes, los medios privados
concentraban el 95% de las concesiones. Y por cierto, esta distribución
exigida por la ley se refiere tanto a las frecuencias analógicas como a
las futuras digitales.
El artículo 113 limita el número de concesiones. Una persona natural o
jurídica no puede tener más de una matriz de radio en FM, una en AM y
una de televisión. Y quienes tengan más (que son muchísimos) tendrán que
devolverlas.
Por supuesto, la nueva ley garantiza plenamente la libertad de
expresión. Los medios de derecha ya la tildan de “ley mordaza” olvidando
que mordaza se escribe con la M de monopolio. Y esta ley busca romper,
precisamente, los monopolios.
La ley protege a la ciudadanía de contenidos sexistas, xenofóbicos,
racistas, y exige que la información sea verificada, contextuada y
oportuna. Como debe ser. La ley exige que el 60% de la programación
diaria de los medios, en horarios aptos para todo público, sea de
producción nacional. Y en cuanto a música, las emisoras deben sonar un
50% de canciones ecuatorianas. ¿No hay tanta música nacional? Pues para
que haya.
Brindamos junto a los compañeros y compañeras de Uruguay, de
Argentina y Bolivia, que cuentan con leyes semejantes. Y hacemos votos
para que esta nueva ley inspire a los movimientos sociales y a los
legisladores honestos de otros países de la Patria Grande.
¡Felicidades, Ecuador, porque la palabra ya es de todas y todos!.