El SRI (Servicio de Rentas Internas) ha embargado la mayor hacienda bananera del señor Álvaro Noboa para cobrar los $ 102 millones que debe por concepto de impuestos. Al mismo tiempo se presenta un desafío muy significativo para el remate de dicha hacienda. Como para el hotel Ramada, en Guayaquil, los trabajadores deben ser los accionistas mayoritarios, a fin de que no continúe otro ricachón haciendo la mismo que hacía Alvarito. Es un reto grande para el Gobierno, para que no se diga de él lo que he leído estas últimas semanas a propósito de Luiz Inácio “Lula” da Silva, ex presidente de Brasil: “¡Fue el padre de los pobres y la madre de los ricos!”.
Vamos a ver allí -como en el caso de Casa Tosi- si avanzamos hacia el socialismo latinoamericano del siglo 21. ¿Se va a facilitar a los trabajadores la posibilidad de comprar la mayoría, es decir 51%, de las acciones de dichas empresas? Así serán ellos y ellas quienes controlarán la gestión, las orientaciones y los beneficios de estas empresas. ¿Van a ser capaces los trabajadores de organizarse en cooperativas para decidir lo que puede llegar a ser, gracias a ellos, el éxito de esta y otras empresas? La respuesta será positiva si el Estado pone a disposición los recursos financieros y el personal capacitado para que los trabajadores logren estas metas.
Solo hace falta la decisión de ir por este camino: los hechos hablarán por sí mismos.
Recordamos la gran lección que nos da la Biblia en el libro del Éxodo. Hace más de 3.000 años unos esclavos hebreos en Egipto decidieron, con la ayuda de Moisés, Miriam y Aarón, huir al desierto para emprender una vida sin esclavitud. Y lo lograron. ¿Estaban listos para tal locura? Por supuesto que no. Y Moisés, Miriam y Aarón, ¿estaban preparados para conformarse en un desierto como pueblo libre, equitativo y creyente? Aquí también la respuesta es no. Moisés conocía los mecanismos de la esclavitud y su justificación con una religión piramidal. Miriam sabía de la valentía, sabiduría y creatividad de las mujeres. Aarón recordaba las intuiciones de sus antepasados Abraham y Sara. Jesús confirmó este camino y lo llamó el Reino de Dios.
Los desafíos en La Clementina y Casa Tosi tienen alternativas válidas de ayer y de hoy. Que Dios liberador nos ayude a todas y todos a poner nuestro granito de arena para construir el Ecuador que soñamos en la libertad, la equidad y la trascendencia frente a los grandes desafíos como en nuestra vida cotidiana.
