Pedro Pierre
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Que estemos en una época de cambios o un cambio de época, queremos
cambios para una vida integral mejor. Las luchas de los pobres para
sobrevivir nos apremian. No habrá cambios si cambiamos solo algunos. No
habrá cambios si se cree que vendrán de arriba. No habrá cambios si no
nos unimos para cambiar juntos, porque, de otra manera, perdemos todos.
Muchos estamos empeñados individual y colectivamente en vivir de otra
manera: así estamos construyendo y adelantando el futuro que vendrá y
que ya viene. No lo vemos bien porque la mayoría está dedicada a buscar
cambios solamente individuales y materiales: estos pueden ser
necesarios, pero son todavía insuficientes.
Personalmente, es la experiencia de las Comunidades Eclesiales de
Base que durante más de 30 años me abrió los ojos y la mente para
pensar, creer y actuar a partir de los pobres. Me enseñaron que la
política es la organización de la convivencia nacional que comienza en
casa por la participación, la responsabilidad, el respeto mutuo y el
diálogo.
Me enseñaron que la economía es la organización equitativa del
compartir de bienes primero entre amigos y vecinos para mostrar y
demostrar que la solidaridad nos saca de la desesperanza y la miseria.
Me enseñaron que las ideologías no son más que expresiones creativas y
colectivas de nuestros anhelos y utopías para una economía humanizadora y
una política comunitaria. Me enseñaron que la religión no es otra cosa
que la humanización de las personas y de los pueblos, culminando en la
celebración de la experiencia de un dios liberador activo en todas estas
vivencias económicas, políticas e ideológicas.
Cuántos pequeños grupos de cristianos o de ciudadanos de a pie lo
están experimentando. Cuántos jóvenes y adultos se dedican silenciosa y
tenazmente a esta tarea hasta una vida entera. Pero nos distraemos
tontamente y perdemos los estribos mirando novelas y programas de quinta
categoría que nos vacían, nos deshumanizan y nos hacen tontos útiles y
consumidores adictos a los malls y supermercados.
Para los cristianos, esto es el Reino en construcción, tal como lo
anunció e inauguró Jesús: “No temas, pequeño rebaño, porque al Padre de
ustedes le agradó darles el Reino”. Este alumbramiento de una sociedad
nueva a partir de pequeños y grandes esfuerzos se da en medio de muchas
dificultades y contradicciones y la lucha durará hasta nuestra muerte.
Que Dios nos “libre de la tentación” de botar la toalla o dar marcha
atrás.