MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

martes, 28 de mayo de 2013

EL MESIANISMO DE JESUS DE NAZARET



Ciertamente el Mesianismo de Jesús es muy distinto al “mesianismo” esperado por el pueblo de Israel. Ellos concebían un “mesías guerrero” que vendría a liberarlos del Imperio Romano por la sublevación popular y armada. Así lo creían tanto Pedro como Judas. El Mesianismo de Jesús era algo muy distinto: “Mi Reino no es de éste mundo”, le decía Jesús a Pilatos; mi Reino NO ES como el tuyo; es distinto. “Yo he venido a ser TESTIGO DE LA VERDAD y el que es de la VERDAD escucha mi voz y me sigue”

Tampoco se trata de un mesianismo “fuera de este mundo” o “para otro mundo”. Como si Jesús viniera de otro planeta a llevarnos consigo para vivir en su Reino fuera de éste planeta pues nuestro mundo se lo apropió el diablo y sus secuaces. Digo esto pues hay algunos que piensan que el mesianismo de Jesús no tiene que ver con la “política”, la “economía” o la “cultura” de este mundo. El no venía a “tomar posiciones partidistas”; es verdad, pero eso no quiere decir que no haya tenido repercusiones políticas. De ser así, el Imperio Romano no lo hubiera “crucificado” junto a sus lacayos fariseos y autoridades religiosas judías (las altas Jerarquías).

Jesús era el MESIAS de un DIOS PODEROSO; lo que pasa que EL no usaba el “PODER” para explotar ni humillar a nadie (como hacen los poderosos de este mundo) sino para SERVIR a los mas pobres y marginados. Nunca usó la “violencia” contra nadie, aunque en una ocasión “agarró un látigo y expulsó a los mercaderes del Templo”; lo hizo en contra de las mesas repletas de “dinero” que era el “ídolo” que se oponía a su PADRE; nunca impuso su PROYECTO DEL REINO a nadie, porque el AMOR no se impone sino se expone pero EL venía al mundo “para hacer nuevas todas las cosas” e implantar ese REINO aquí en la tierra: “Id a todo el mundo a predicar el Evangelio a toda criatura; el que se bautice y crea se salvará, el que se resista a creer se condenará” (Mc. 16, 15-16).

Para eso se necesita la CONVERSIÓN; es decir, un cambio de mentalidad, una transformación interior con la ayuda del ESPRITU SANTO. La salvación consiste en AMAR A LOS DEMAS COMO CRISTO NOS AMÓ; buscar la felicidad de los demás antes que la propia; buscar los derechos de los demás aunque para eso tengamos que sacrificar los nuestros. Solo así podremos encarnar su Reino en éste mundo y esa es precisamente la tarea de su Iglesia. Si como Iglesia no transformamos este mundo ni lo hacemos más solidario; seríamos como la sal que se vuelve insípida y no serviríamos para nada. Es por eso el DEBER que tenemos de inferir en la política, en la economía, en la cultura, en la sociedad para hacerla mas humana y preparar al ser humano creyente a vivir en el Reino empezando en ésta tierra, en el aquí y el ahora.

El Mesías Jesús lo ha dicho: “No hevenido a ser servido (a dominar) sino a SERVIR y a dar la vida en rescate de muchos”. Su Iglesia debe hacer lo mismo. Amen

                                                                                Pablo. Caricuao, 25 de Mayo del 2013