MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

martes, 27 de diciembre de 2016

LA IRONIA DE LA CORRUPCIÓN: CON UN SOLO OJO


Dr. Francisco Herrera Aráuz
Ecuamex

Al Ecuador le cuesta admitir que es corrupto, y da la impresión por las formas de exponer el tema como por los criterios lanzados al viento por unos cuantos voceros de opinión pública: aquí la corrupción solo es "del estado" o sea, del sector público y no de sus ciudadanos ni del sector privado, confundiendo el tema como si fuese de una sola vía. Tal conducta a estas alturas nos va a hacer mucho daño si no somos capaces de entender lo doble del problema.

Bajo el justificativo de que la corrupción es de tiempos inmemoriales, acá en la nación nos hemos acostumbrado a heredar esas concepciones que generalizan todo, y que por cierto permiten el ocultar las verdaderas razones. Así, en los días de la conquista española y su colonización se justificaba todo bajo el pretexto de que a las órdenes de la corona para imponer legalidad, justicia y evitar la corrupción bajo el amparo de “se acata pero no se cumple” con lo cual se cometieron los peores abusos contra la dignidad humana en estas tierras. Así empezamos, y da la impresión de que queremos seguir así.

El escándalo continuo de acusaciones de corrupción contra el actual régimen del Presidente Correa y Alianza País parece ser una colección de culpas a ser señaladas por los errores y abusos cometidos por algunos funcionarios del estado. Está muy bien que se denuncien, que se señalen uno por uno a los culpables de estos execrables hechos. Si, que se los enrostre y que el régimen asuma la responsabilidad política de haberlos tenido en su seno, de haberles facilitado la entrada al servicio público, y permitirle el manejo de los caudales públicos.

Duro con ellos, con esos que habiéndose infiltrado en la revolución ciudadana le están causando un daño inmenso por lo que es obligación de la militancia de AP identificarlos, denunciarlos y que desde este lado la autocrítica se convierta en su peor juez castigador consigo misma, para enfrentar lo lamentable de haber accedido a quienes la han corrompido en la parte que corresponde.

Es más, esta dura prueba para el régimen y el propio Presidente, le obligan a considerar seriamente su discurso de no fallarle a la patria como lo ha dicho insistentemente. Es decir, que no se puede ir sin contribuir a esta depuración de los corruptos en su propio gobierno, que ayude y ponga todas sus capacidades en juego para generar ese castigo tan necesario con aquellos que fingiendo ser sus amigos y colaboradores, ahora le hayan causado este daño. Que el caiga quien caiga tan proclamado se convierta en certero y sin miramientos.

Debe tomarse muy en serio que esta y las otras denuncias contra el gobierno le ponen en juego como reto severo a la justicia ecuatoriana, que no puede hacerse de lado o sumarse a la corrupción de manera cínica, con una inacción inoperante que provoque una grave impunidad. De frente y en serio, cuidado le vayan a fallar a esta hora a todos los organismos de control, de investigación, fiscalización y juzgamiento como sanción a quienes resulten culpables, porque si lo hacen serán causantes de un acto de desconfianza pública que siempre trae malas consecuencias.

Sí, hay que admitirlo. Hay corrupción en lo público y siempre es denunciado como tal, como una falla infecta y purulenta que corroe la confianza en la nación, de acuerdo, la hay. Pero, y por eso este análisis, porque no solo hay que juzgar con un solo ojo cuando la corrupción tiene un lado peor que el público y es el privado, y que es el que nos está provocando este mal momento a la nación. Callar este tema no nos va a ayudar a resolver nada si no hacemos conciencia que para corromper y corromperse se necesitan dos, que tienen tanta culpa de lado y lado. Mirar con un solo ojo es volverse cómplice negligente, pero en eso andamos.

Estoy más que seguro, para graficar el tema, que el escándalo de Odebrecth servirá para enfocar el grave tema de la corrupción doble. Hay que tener muy en claro que la constructora brasileña es privada y, maneja caudales millonarios desde ese sector con el que ha hecho nombre, fama y fortuna. Pues bien, es esa la mejor representación de como intervienen ciertos empresarios de grandes o pequeños negocios para hacer contratos con el estado de nuestras naciones, y lo hacen de manera delictiva premeditada. Es decir, que para ganarse una obra proceden a sobornar, coimar, comprar información, pagar a funcionarios para favores y negligencias. Si, de manera cínica, tienen y destinan importantes cantidades de dinero para pagar la voluntad de quien acepta corromperse, aunque luego eso implique poner sobreprecios a las obras o costos más altos a perjuicio del estado contratante. Y si no pueden pagar porque un empleado público honesto no les acepta, no tienen temor alguno en usar el inlfluyentismo poderoso que contamina a prominentes y prestantes figuras públicas a usar el poder y permitir que les salgan los negocios.

Si, para que haya un corrupto se requiere un corruptor, ese mismo que desde el sector privado donde está el dinero, opta por ganar a como dé lugar el beneficio público, para hacerse de una contratación mal habida o una adjudicación miserable. Y, lo peor de todo es cuando pierden un proceso de esos, a sabiendas que otros empresarios o contratistas han incurrido en las mismas malas prácticas y les ganan el contrato, optan por la denuncia con escándalo público para pervertirlo todo y volver a acusar al estado de corrupto, cuando son ellos los que han promovido este desastre. No les ha importado corromper el ambiente la paz pública usando a la comunicación social, la política y sus políticos o a los líderes de opinión a que les dén denunciando sin que ellos den la cara y se queden impunes.

Es de lamentar que en la nación se haya asentado el concepto infecto del neoliberalismo que proclamó que todo lo estatal es malo, y corrupto para favorecer al sector privado. Esa tendencia lo único que ha generado es más impunidad, porque con ello se quieren justificar todos los actos corruptores de quienes quieren aprovecharse de los recursos del estado para provecho propio y perjuicio colectivo. Pero, al mismo tiempo, han generado ese sentido de juzgar la corrupción desde un solo lado, desde una sola cara de la moneda, desde lo público, sin considerar que desde el empresariado ecuatoriano o extranjero se fomenta este delito en forma grotesca muchas veces. O sea, se mira el problema con un solo ojo de manera indebida.

De los recientes escándalos de corrupción, por ejemplo el de Petroecuador que ha sacudido a la nación, no se ha logrado señalar, capturar y sancionar a ni un solo empresario, pero se insiste en que hubo “coimas y sobreprecios”. Es decir, se admite el problema, pero no se señalan a los dos sectores culpables y se queda en la captura de algún funcionario , como ratero de baja cuantía, pero nadie de lo empresarial que apesta en el caso no es sancionado. ¿Por qué no se los cae encima?, ¿Es que acaso no fueron ellos los que sobornaron, coimaron, sobre preciaron, sub o sobrefacturaron?, ¿De qué manos o empresa salió el dinero que se halló en casa de un gerente de la estatal petrolera acumulado en los techos?

No se escucha al sector privado decir nada de esto. A nadie acusan los medios independientes muy amigos de tapar lo del sector empresarial y sus culpas. Tampoco se oye declarar sobre el tema a las Cámaras de la Producción algunos de cuyos dirigentes andan atarantados jugado a la politiquería en vez de ser dirigentes gremiales. Porque no aportan a la nación señalando a quienes entre sus filas estén incursos en esto escándalos corruptos, porque no hay una depuración evidente en sus cuarteles cuando se sabe de algún caso descubierto en el que los empresarios privados están involucrados. ¿Será mucho pedir que ayuden a sanear la nación de este mal rato que nos están haciendo pasar varios de sus presuntos miembros?

Que el escándalo de Odebrecth nos sirva de catarsis y no de impunidad. Es decir, que se revelen todas las prácticas corruptas de este grupejo empresarial en Ecuador, y que no vivíamos un espectáculo ponzoñoso de aquellos que gritan en forma obscena al ladrón, al ladrón siendo algunos de ellos una especie de cómplices o encubridores que ya sabían de esta corrupción campeante y que se suman al escándalo para ocultar la verdad.

Si. Llegó la hora de borrar la cara de ironía que tiene la corrupción, a juzgar a los dos sectores, a mirar con dos ojos para sancionar al corrupto como al corruptor sin sombra de impunidad. Hay que hacerlo y ya. (FHA)