El Papa llama al desarme y "la abolición de las armas nucleares" en su mensaje por la Jornada de la Paz
Jesús Bastante
RD.- "Hagamos de la no violencia nuestro estilo de vida". En mitad de un mundo que se desgarra a pedazos, el Papa Francisco parece decidido a ser recordado como el Papa de la paz. Así al menos se refleja del contenido de su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, que este mediodía ha hecho público la Santa Sede y que cumple medio siglo.
En su mensaje, el Papa celebra la idea de Pablo VI de instaurar esta jornada, en la que Francisco pide "reflexionar sobre la no violencia como un estilo de política para la paz, y pido a Dios que se conformen a la no violencia nuestros sentimientos y valores personales más profundos".
"Cuando las víctimas de la violencia vencen la tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles en los procesos no violentos de construcción de la paz", insiste Francisco, quien insta a que este modelo transforme "el orden mundial".
"El siglo pasado fue devastado por dos horribles guerras mundiales, conoció la amenaza de la guerra nuclear y un gran número de nuevos conflictos, pero hoy lamentablemente estamos ante una terrible guerra mundial por partes", recuerda el Papa, quien añade que "no es fácil saber si el mundo actualmente es más o menos violento de lo que fue en el pasado, ni si los modernos medios de comunicación y la movilidad que caracteriza nuestra época nos hace más conscientes de la violencia o más habituados a ella".
En cualquier caso, esta violencia "provoca un enorme sufrimiento que conocemos bien: guerras en diferentes países y continentes; terrorismo, criminalidad y ataques armados impredecibles; abusos contra los emigrantes y las víctimas de la trata; devastación del medio ambiente". ¿Con qué fin?, se pregunta el Papa.
La respuesta, clara: "La violencia no es la solución para nuestro mundo fragmentado. Responder con violencia a la violencia lleva, en el mejor de los casos, a la emigración forzada y a un enorme sufrimiento, ya que las grandes cantidades de recursos que se destinan a fines militares son sustraídas de las necesidades cotidianas de los jóvenes, de las familias en dificultad, de los ancianos, de los enfermos, de la gran mayoría de los habitantes del mundo. En el peor de los casos, lleva a la muerte física y espiritual de muchos, si no es de todos".
"También Jesús vivió en tiempos de violencia", recuerda Bergoglio, quien sin embargo afirma que Cristo "ofrece una respuesta radicalmente positiva" frente a la guerra y el odio. "Jesús trazó el camino de la no violencia, que siguió hasta el final, hasta la cruz", insiste Francisco, quien añade que "ser hoy verdaderos discípulos de Jesús significa también aceptar su propuesta de la no violencia".
"El amor a los enemigos constituye el núcleo de la "revolución cristiana"", sostiene Francisco, citando a su antecesor, Benedicto XVI. "Precisamente, el evangelio del amad a vuestros enemigos es considerado como 'la charta magna de la no violencia cristiana', que no se debe entender como un 'rendirse ante el mal [...], sino en responder al mal con el bien (cf. Rm 12,17-21), rompiendo de este modo la cadena de la injusticia'".
En este punto, Bergoglio recuerda que "muchas veces la no violencia se entiende como rendición, desinterés y pasividad, pero en realidad no es así". Recordando el discurso de Teresa de Calcuta al recibir el Nobel de la Paz en 1979, Francisco subraya cómo "mientras los traficantes de armas hacen su trabajo, hay pobres constructores de paz que dan la vida sólo por ayudar a una persona, a otra, a otra". Para ellos, "Madre Teresa es un símbolo, un icono de nuestros tiempos".
"La no violencia practicada con decisión y coherencia ha producido resultados impresionantes. No se olvidarán nunca los éxitos obtenidos por Mahatma Gandhi y Khan Abdul Ghaffar Khan en la liberación de la India, y de Martin Luther King Jr. contra la discriminación racial", afirma el Papa, quien también recuerda a otras líderes, como Leymah Gbowee en Liberia".
"La Iglesia se ha comprometido en el desarrollo de estrategias no violentas para la promoción de la paz en muchos países, implicando incluso a los actores más violentos en un mayor esfuerzo para construir una paz justa y duradera", añade el Papa, quien volvió a repetir que "ninguna religión es terrorista", y que "la violencia es una profanación del nombre de Dios".
Para alcanzar la paz, "es fundamental recorrer el sendero de la no violencia", en primer lugar en el seno de la familia. Citando la Amoris Laetitia, el Papa destaca que "la familia es el espacio indispensable en el que los cónyuges, padres e hijos, hermanos y hermanas aprenden a comunicarse y a cuidarse unos a otros de modo desinteresado, y donde los desacuerdos o incluso los conflictos deben ser superados no con la fuerza, sino con el diálogo, el respeto, la búsqueda del bien del otro, la misericordia y el perdón".
"Desde el seno de la familia, la alegría se propaga al mundo y se irradia a toda la sociedad", añade Bergoglio, quien hizo "un llamamiento a favor del desarme, como también de la prohibición y abolición de las armas nucleares: la disuasión nuclear y la amenaza cierta de la destrucción recíproca, no pueden servir de base a este tipo de ética". "Con la misma urgencia suplico que se detenga la violencia doméstica y los abusos a mujeres y niños".
Al tiempo, recuerda "el gran número y variedad de personas y de grupos sociales que son tratados con indiferencia, que son víctimas de injusticia y sufren violencia. Ellos forman parte de nuestra «familia», son nuestros hermanos y hermanas".
"La construcción de la paz mediante la no violencia activa es un elemento necesario y coherente del continuo esfuerzo de la Iglesia para limitar el uso de la fuerza por medio de las normas morales, a través de su participación en las instituciones internacionales y gracias también a la aportación competente de tantos cristianos en la elaboración de normativas a todos los niveles.", concluye el Papa, quien orece el "manual" de esta "estrategia de construcción de la paz". ¿Cuál es? Las ocho bienaventuranzas, que "trazan el perfil de la persona que podemos definir bienaventurada, buena y auténtica. Bienaventurados los mansos -dice Jesús-, los misericordiosos, los que trabajan por la paz, y los puros de corazón, los que tienen hambre y sed de la justicia".
"Esto es también un programa y un desafío para los líderes políticos y religiosos, para los responsables de las instituciones internacionales y los dirigentes de las empresas y de los medios de comunicación de todo el mundo: aplicar las bienaventuranzas en el desempeño de sus propias responsabilidades", apunta Francisco, quien añade que "es el desafío de construir la sociedad, la comunidad o la empresa, de la que son responsables, con el estilo de los trabajadores por la paz; de dar muestras de misericordia, rechazando descartar a las personas, dañar el ambiente y querer vencer a cualquier precio".
"La Iglesia Católica acompañará todo tentativo de construcción de la paz también con la no violencia activa y creativa", señala Bergoglio, anunciando que el 1 de enero comenzará su trabajo el nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que ayudará a la Iglesia a promover, con creciente eficacia, "los inconmensurables bienes de la justicia, la paz y la protección de la creación" y de la solicitud hacia los emigrantes, "los necesitados, los enfermos y los excluidos, los marginados y las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes naturales, los encarcelados, los desempleados y las víctimas de cualquier forma de esclavitud y de tortura".
"En el 2017, comprometámonos con nuestra oración y acción a ser personas que aparten de su corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia, y a construir comunidades no violentas, que cuiden de la casa común. «Nada es imposible si nos dirigimos a Dios con nuestra oración. Todos podemos ser artesanos de la paz»".