Francisco, en la boca del lobo: histórico discurso en la mezquita del kilómetro 5 de Bangui
Jesús Bastante
En pleno kilómetro 5 de Bangui, sin lugar a dudas el lugar más peligroso de la Tierra, el Papa Francisco pronunció su primer discurso dentro de una mezquita. Lo hizo en la de la capital de Centroáfrica, horas después del asesinato de dos cristianos en esa misma zona, junto a la parroquia de Fátima. "Juntos, digamos no al odio, no a la venganza, no a la violencia", proclamó Bergoglio ante los líderes musulmanes moderados.
"Mi visita no estaría completa sin este encuentro", arrancó el Papa su discurso, todavía emocionado por la apertura del Año Santo de la Misericordia en la catedral del centro del continente, y con el corazón encogido por el asesinato de dos cristianos, y por no poder haber acudido, por cuestiones de seguridad, a la parroquia donde trabajaban, para acompañar a sus hermanos en la fe.
Después de hacer noche en Bangui, pese a las recomendaciones de Naciones Unidas y el ejército francés -que no garantizaban la seguridad del Papa en Centroáfrica-, Francisco se dirigió al punto más caliente de su visita. Probablemente, de su pontificado. La mezquita del kilómetro 5, el bastión de los Seleka, uno de los dos grupos terroristas -el otro son los antibalaka- que aterrorizan a la población centroafricana desde hace años.
"Centroáfrica necesita la solidaridad del mundo entero", señaló el Papa en la catedral de Bangui. "Cristianos y musulmanes somos hermanos, tenemos que considerarnos así", añadió, incidiendo en que "quien dice que cree en Dios ha de ser también un hombre o una mujer de paz".
"Confiamos en que las próximas consultas nacionales den al país unos Representantes que sepan unir a los centroafricanos, convirtiéndose en símbolos de la unidad de la nación, más que en representantes de una facción. Los animo vivamente a trabajar para que su país sea una casa acogedora para todos sus hijos, sin distinción de etnia, adscripción política o confesión religiosa", concluyó el Papa.
Palabras del Papa en la mezquita central de Bangui:
Queridos hermanos, representantes y creyentes musulmanes:
Es para mí una gran alegría estar con ustedes y expresarles mi gratitud por su afectuosa bienvenida. Agradezco particularmente al Imán Tidiani Moussa Naibi sus palabras de bienvenida. Mi visita pastoral a la República Centroafricana no estaría completa sin este encuentro con la comunidad musulmana.
Cristianos y musulmanes somos hermanos. Tenemos que considerarnos así, comportarnos como tales. Sabemos bien que los últimos sucesos y la violencia que ha golpeado su país no tenía un fundamento precisamente religioso. Quien dice que cree en Dios ha de ser también un hombre o una mujer de paz. Cristianos, musulmanes y seguidores de las religiones tradicionales, han vivido juntos pacíficamente durante muchos años. Tenemos que permanecer unidos para que cese toda acción que, venga de donde venga, desfigura el Rostro de Dios y, en el fondo, tiene como objetivo la defensa a ultranza de intereses particulares, en perjuicio del bien común. Juntos digamos «no» al odio, a la venganza, a la violencia, en particular a la que se comete en nombre de una religión o de Dios. Dios es paz, salam.
En estos tiempos dramáticos, las autoridades religiosas cristianas y musulmanes han querido estar a la altura de los desafíos del momento. Han desempeñado un papel importante para restablecer la armonía y la fraternidad entre todos. Quisiera expresarles mi gratitud y mi estima. Podemos recordar también los numerosos gestos de solidaridad que cristianos y musulmanes han tenido hacia sus compatriotas de otras confesiones religiosas, acogiéndolos y defendiéndolos durante la última crisis en su país, pero también en otras partes del mundo.
Confiamos en que las próximas consultas nacionales den al país unos Representantes que sepan unir a los centroafricanos, convirtiéndose en símbolos de la unidad de la nación, más que en representantes de una facción. Los animo vivamente a trabajar para que su país sea una casa acogedora para todos sus hijos, sin distinción de etnia, adscripción política o confesión religiosa. La República Centroafricana, situada en el corazón de África, gracias a la colaboración de todos sus hijos, podrá dar entonces un impulso en esta línea a todo el continente. Podrá influir positivamente y ayudar a apagar los focos de tensión todavía activos y que impiden a los africanos beneficiarse de ese desarrollo que merecen y al que tienen derecho.
Queridos amigos, los invito a rezar y a trabajar en favor de la reconciliación, la fraternidad y la solidaridad entre todos, teniendo presente a las personas que más han sufrido por estos sucesos.
Que Dios los bendiga y los proteja.