MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Carlitos, te fuiste a los treinta...

 
Pedro Pierre

Naciste hace treinta años en una casa de caña sobre el Salado a la que se llegaba con un puente de madera tambaleante. Tu mamá, abandonada con 5 hijos, tenía que salir cada mañana al amanecer para traer el pan de cada día y regresaba al anochecer. Luego fuiste a la escuela pobre del barrio. Eras inteligente y bondadoso, solidario y servicial. Eras un líder nato: organizabas campeonatos de fútbol. Cuando nos saludábamos, me gustaba tu apretón de manos y tu sonrisa generosa.

Pero al mismo tiempo te hicieron caer en las drogas. Un vecino mayor se paseaba todas las noches con su pequeña bicicleta y su mochila. Aumentó la violencia y tuviste que enfrentarte a las bandas vecinas y mataron a tu mejor amigo. Empezaron a circular las armas. En un tiroteo mataste al jefe, pero una bala te alcanzó la columna. Después de varios meses en el hospital regresaste al barrio en una silla de ruedas, la misma que escondía tu pistola. Mientras tanto, tu compañera había tenido una linda nena. Pero te enfermaste de esta vida loca… hasta que te fuiste. Hasta el final decías a todos que ‘cuiden de tu pequeña hijita’. Nos dejaste huérfanos y adoloridos.

Carlitos, no te fuiste a los treinta… te llevaron a la muerte segura y antes de tiempo. No eras pobre, sino empobrecido; no eras violento, sino acosado. Siendo víctima, te transformaron en culpable… porque eres el resultado de una guerra silenciosa donde las armas son la misma droga que otros trafican y distribuyen. Te quitaron los derechos a vivir dignamente, a estudiar en la universidad, a tener un trabajo estable, una casa donde estar en familia. Todo un sistema de muerte te impidió liderar una mejor organización del barrio, participar en una formación social y política, soñar en un Ecuador mejor, al que querías dar lo mejor de ti. Perdiste esta otra guerra ‘de baja intensidad’ que mata en las drogas a decenas de miles de jóvenes de nuestros barrios marginales latinoamericanos. No hace falta que intervengan las fuerzas del desorden, militares, policiales o paramilitares.

Carlitos, eres el fracaso de nuestro mundo al revés que esconde los verdaderos culpables de un sistema violento, atropellador y homicida. La mayoría de los medios de comunicación escritos, radiales y televisados son los grandes responsables de ‘lavarnos el cerebro’. Su papel es de presentarnos a los culpables: estos son exclusivamente los que viven en los barrios populares. Nos esconden a los verdaderos delincuentes: los ladrones de cuello blanco, los corruptos millonarios, los banqueros insaciables, los negociantes de armas, los grandes traficantes de drogas, los contrabandistas internacionales, los dueños de las multinacionales del petróleo, de la madera y de la minería… ¿Cuántos ‘Carlos’ tenemos que sacar de este sub-mundo donde los condenan a morir… con nuestra complicidad? Carlitos, nos ayudas a entender la frase de Jesús al ‘buen’ ladrón agonizando con él en la cruz: “Esta misma noche estarás conmigo en el paraíso” y nuestra orden de misión: “Como el Padre me ha enviado, yo también les envío”.