Nos adherimos al Comunicado Final de la Semana Andaluza de Teología.
"Sabemos que creer en Dios no es la cuestión clave, sino en qué Dios creemos. Como personas seguidoras de Jesús damos nuestra adhesión-confianza al Dios de Jesús y también al Jesús de Dios. Para ser fieles en esa fe-seguimiento precisamos "volver a Jesús" siempre, para ir por sus caminos con libertad y creatividad, atentos a las sugerencias de su Espíritu, que trasciende y desborda el marco religioso-institucional y se hace sentir en el clamor de los empobrecidos y de las víctimas sociales.
La prioridad de la vida sobre la religión es la consecuencia más radical que brota de las propuestas de Jesús sobre el Reino y también su exigencia más urgente. La mediación esencial entre los seres humanos y Dios es la vida, pues a El lo encontramos en hacer que todas las personas vivan con dignidad y sean respetadas en sus derechos; lo hallamos en el gozo y la alegría de vivir compartidos en igualdad.
Siguiendo a Jesús, la orientación esencial de la espiritualidad cristiana consiste en el compromiso con la vida humana: su seguridad, su dignidad, sus derechos y su felicidad. Porque no puede captarse el alcance y la hondura de la fe cristiana si no la vivimos desde el lugar social de las víctimas de la exclusión.
Esta opción de seguimiento de Jesús así, puede incluso llevarnos a vivirlo al margen de los marcos religiosos instituidos, esos que tantas veces desfiguran, ocultan y dificultan el acceso a su Vida y Mensaje a muchas personas.
Cuando se margina el Evangelio y se avivan la religión, lo sagrado, los ritos, la pertenencia confesional, etc., la institución-Iglesia aparece como netamente religiosa, aliada con los poderes sociales y económicos y también poco o nada evangélica, de modo que se incapacita para mantener viva la memoria subversiva y la propuesta de Jesús y cuanto representa de liberador para las personas. Así pues, el compromiso con las víctimas es expresión ineludible del seguimiento de Jesús.
Confesamos que seguir a Jesús nos mueve a llevar consigo la esperanza y el impulso de una nueva sociedad con unos valores alternativos a los dominantes. Estamos convencidos/as de que la fe cristiana tiene una irrenunciable dimensión social y pública de la que brota un ineludible impulso hacia el compromiso ético sociopolítico. Nuestra fe cristiana nos da Vida y queremos vivirla como una fe atravesada por el clamor de la justicia, la igualdad y la liberación."