Karla Morales,
Directora de DD.HH. de Asuntos del Sur
@KarlasmoralesR
En Ecuador utilizamos la palabra ‘pato’ para referirnos a toda aquella persona de la que podamos servirnos desde el abuso. En urdu, pato se dice ‘bathaq’. Urdu es el idioma oficial de Pakistán, país que no juega la Copa del Mundo 2014, pero tiene presentes las manos de muchas de sus mujeres en las canchas cariocas y en el mundo. Las pakistaníes confeccionaron el balón del Mundial como parte de sus obligaciones adquiridas con la empresa Forward Sports, que a su vez fue contratada para fabricar las pelotas de Adidas. Hasta ahí parece ser una historia común de producción y trabajo, ¿no? Pero, ¿qué es Forward Sports? ¿Cuál es la situación de los derechos de estas mujeres trabajadoras? ¿Cuál es la situación de los derechos de las mujeres en Pakistán?
Forward Sports está ubicada en Sialkot, al este de Pakistán. Entre sus clientes figuran Adidas, Reebok, Lotto y Diadora. En su página oficial dice tener un respaldo de 20 años de innovación y se autodenomina ‘expertos del fútbol’. Ha obtenido las certificaciones ISO 14001 (certificación ambiental), OHSAS 18001 (certificación por seguridad y salud laboral) y SA 8000. La certificación SA 8000, básicamente, establece condiciones mínimas para alcanzar un ambiente de trabajo seguro y saludable, la libertad de asociación y negociación colectiva y una estrategia empresarial para tratar los aspectos sociales relacionados con el trabajo. Además, contiene reglas respecto a la duración de la jornada laboral, los salarios, la lucha a la discriminación y al trabajo infantil o forzado. La empresa productora, por lo general, paga los costos de la certificación, los cuales incluyen la inspección o auditoría, así como cualquier medida correctiva o preventiva que deba aplicarse para recibirla.
En este contexto, y recordando que Pakistán es un país semiindustrializado, en el que alrededor de un tercio de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, que ocupa el puesto 146 de los 187 países del índice de desarrollo humano (IDH), bajando de la posición 145 que ocupaba en 2011; y que la situación económica del país se ha visto perjudicada por un elevado nivel de inseguridad, inestabilidad y la corrupción generalizada, resulta difícil de aceptar los datos revelados por una investigación de Bloomberg: que las mujeres de ese Estado ganan menos de lo que vale la pelota que fabrican (Brazuca vale $ 160). Que una empresa con esa cartera de clientes y todas esas certificaciones obtenidas remunere el trabajo de sus mujeres con el salario mínimo de Pakistán: 10 mil rupias mensuales ($ 102) cuando el alquiler de un departamento con una habitación en el centro de Sialkot cuesta 17.500 rupias ($ 177). En consecuencia, ¿cómo siendo mujer logras desarrollarte con un salario que no te permite cubrir necesidades básicas, como la vivienda?
¿Por qué es importante que estas mujeres trabajadoras logren oportunidades laborales más justas? Porque la independencia económica es indispensable para garantizar su subsistencia en un país donde el 90% de ellas experimenta violencia doméstica, sus niñas sufren matrimonios forzados, otras ataques con ácido y más de mil mujeres por año son víctimas de asesinatos ‘por honor’ de acuerdo con la Pakistan’s Human Rights Commission. Necesitan remuneraciones que les brinde una esperanza en el tercer país más peligroso del mundo para ser mujer.
Los bathaq de este mundial son ellas. Las que nadie recuerda cuando Suárez revienta el arco.