Pedro Pierre
"¡Otra Iglesia es posible!" me escribe un lector entusiasmado por el papa Francisco. Tienes razón, Mauricio. Muchas cosas son posibles desde la sencillez humana, la cercanía fraterna y la presentación tranquila de la Buena Noticia de Jesús, tal como lo demuestra admirablemente el papa Francisco.
¿Puedo, amigo Mauricio, comunicarte algún comentario más sobre las novedades de la vida? Iré hasta decirte para llamarte la atención "¡Otro Dios es posible!"… así como lo escribió en unas 100 entrevistas radiales otro amigo mío, José Ignacio, un radialista apasionado. No es que vamos a cambiar de Dios o que vamos a cambiar a Dios. Más bien somos nosotras y nosotros que estamos entrando en una comprensión más amplia y profunda de Él.
Las religiones están cambiando porque nuestra percepción de Dios ha cambiado y cambiará más: nuestro acercamiento a Dios no se detiene y nuestras maneras de expresar esta experiencia y su comprensión se van perfeccionando. ¿Podemos marcar etapas en esta comprensión de Dios? Se identificó a Dios con los elementos de la naturaleza para explicar la vida y la muerte. Luego se vio a Dios como una persona: primero una diosa, porque la mujer era la que transmitía la vida; luego un varón, porque se pensó en un dios poderoso.
Se vio también a Dios como un conjunto de divinidades organizadas jerárquicamente: proyectaban y justificaban la organización y dominación de los imperios egipcios, griegos, romanos. Vino la Biblia y apareció la imagen de un dios experimentado por unos esclavos que se liberaban para organizarse más fraternal y equitativamente. Al cabo de casi 2.000 años vino un tal Jesús, que confirmó la fe en un dios liberador de los pobres y empujándoles a construir un reino de fraternidad, equidad y fe que ha llegado hasta nosotros.
Jesús nos hizo descubrir que Dios existe más en la tierra que en el cielo, más en las personas que en la naturaleza, sobre todo más en los pobres. Hoy descubrimos que ese Dios no habita fuera del mundo sino su alma, que no está fuera de nosotros sino como fuente de toda vida y de todo amor.
Este descubrimiento lo está cambiando todo: la teología, la liturgia, la oración, los sacramentos,… y el compromiso cristiano… tal como lo dice el papa Francisco: "La Iglesia tiene que salir a la calle… ¿Quién soy yo para juzgar a los homosexuales...? Los pastores deben tener olor a ovejas… El mercado es un tiranía mortífera…".
Tenía razón el autor del Apocalipsis de escribir: "¡Mira: todo lo hago nuevo!".