MONS. GONZALO LOPEZ M.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
Tres finalistas sudamericanas
Pedro Pierre
pedro.pierre@telegrafo.com.ec
No estoy hablando de la Copa del Mundo de fútbol en Brasil 2014, sino de las misses que ganaron el concurso internacional de belleza. Efectivamente, las 3 finalistas del certamen mundial de belleza fueron tres sudamericanas: de Venezuela, Brasil y Ecuador. Primero me llamó la atención. Luego me pareció curioso: Generalmente se asocia a estos tres países por los cambios políticos y económicos que se han dado en el continente. ¿Qué pasó para que se los uniera desde las reinas mundiales de belleza, según los cánones de la propaganda imperialista?
Al nivel continental las mujeres están cada vez más presentes y protagonistas en el quehacer político para orientar a nuestros países hacia un cambio favorable a los sectores populares. Lo vemos por las mujeres que ocupan el primer cargo de varios países y que buscan la primera magistratura en Chile y Honduras. En nuestro país las mujeres copan con igualdad con los varones puestos de mando y toma de decisiones nacionales. Y lo logran bastante bien…
Tal vez demasiado bien, por lo que empieza una campaña mundial para hacerlas mirar hacia otros liderazgos más superficiales y sumisos, como el de la belleza corporal, según criterios ajenos a nuestra realidad. ¿No será en este momento la mayor propaganda de los grandes medios de comunicación, la que se dedica al cuerpo de la mujer en cosméticos y cirugías plásticas?
¡Mujeres: dedíquense a otras cosas que el espacio político, el protagonismo popular, las luchas por la no violencia contra la mujeres y la equidad de género!, parece decirnos este grupo transnacional que promueve y elige a las más bellas del planeta, según su bien montado sainete. ¡Que en Venezuela las mujeres se olviden de Chávez! ¡Que en Brasil se dediquen al carnaval de Río de Janeiro! ¡Que en Ecuador regresen a sus tareas de cocineras, niñeras, lavanderas al servicio de los machos postergados!
Felizmente en estos días las mujeres escuchan sus voces interiores y milenarias de parir no solamente a hombres y mujeres visionarios, sino también pueblos y países protagonistas de un nuevo bien vivir.
Ya San Pedro, que era casado, lo escribía en su tiempo: “Igualmente ustedes, mujeres… bastará ver su modo de ser responsable y sin reproche. No se preocupen tanto por lucir peinados rebuscados, collares de oro y vestidos lujosos, todas cosas exteriores, sino que más bien irradie de lo íntimo del corazón la belleza que no se pierde”.
Sí, irradien, mujeres, lo más bello del ser humano y hermano, rostro del hombre nuevo, rostro de Dios.
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