Pedro Pierre
Estamos ante varias novedades con la convocación de un sínodo por parte del papa Francisco. “Sínodos” hay regularmente en la Iglesia católica: se trata de una reunión del Papa con los obispos de los países católicos para conversar sobre algún tema religioso o social. Luego de esta reunión el Papa escribe un documento sobre el tema tratado.
El papa Francisco acaba de convocar a los obispos para un sínodo sobre la familia en el año 2014. La gran novedad, calificada de “acontecimiento inédito”, consiste en una consultación a todos los católicos mediante un cuestionario de 9 puntos y 38 preguntas sobre la familia. De hecho, es la primera vez que un papa consulta a los católicos a nivel universal. En América Latina los obispos consultaron a los católicos para 3 de sus 5 reuniones latinoamericanas y caribeñas: la de Puebla, México, en 1979; la de Santo Domingo, República Dominicana, en 1992; y la de Aparecida, Brasil, en 2007. En la reunión de Puebla la consulta fue la más democrática.
Otra novedad es la metodología. En nuestra Iglesia católica no se acostumbraba pedir opiniones y sugerencias a los católicos sobre temas definidos por los documentos escritos en el Vaticano: se pedía silencio y obediencia. Hasta aquí, el Vaticano bien poco o nada se preocupaba de lo que pensaba la gente de a pie, como tampoco de la recepción de sus documentos, vinieran de donde vinieran.
Se mandaba la doctrina a creer y la práctica a realizar. Esta consultación no debería ser novedad, ya que fue la práctica de los primeros cristianos, tanto para elegir un sustituto a Judas o nombrar a los primeros diáconos, como para decidir si el cristiano debía o no ser practicante de la religión judía.
Por una parte, Francisco está cambiando la imagen secular del Papa como monarca absoluto por la de pastor cercano a su grey y con actitudes de misericordia en vez de órdenes y condenas, imitando así al mismo Jesús que dijo que la ley, sagrada para los judíos, como el respeto al sábado por ejemplo, “era al servicio del hombre y no lo contrario”.
Por otra parte, esta consulta masiva no hace más que valorar el “sentido común” del conjunto de los católicos, tal como fue la creencia y la práctica en la Iglesia primitiva: “La voz del pueblo (es) la voz de Dios”. Sí, estamos en un tiempo de esperanza al ver a un papa que enseña porque aprende.
Hagamos votos por el éxito de este sínodo y para que el ejemplo de la máxima autoridad en la Iglesia católica se repita, tanto en las diócesis como en las parroquias.