
El problema no esta en el
“socialismo” sino en el ser humano que esta “corrompido”, lleno de egoísmo y
mezquindad, que solo piensa en “salvarse a si mismo” sin importarle el destino
de los demás. Nos han pervertido y alejado del “proyecto de Dios” al crearnos
“a su imagen y semejanza”. Dios es COMUNIDAD (koinonia), comunión comunicante
de Amor y solo en COMUNIDAD podremos ser como EL. En el infierno reina el “sálvese
quien pueda”, el egoísmo y la maldad, la envidia, la ambición, la explotación,
el despilfarro y la miseria. La desigualdad. El “cielo” es COMUNION, unidad,
igualdad, generosidad, entrega, bienestar para todos, paz, alegría, respeto,
libertad y justicia. “Cielo e infierno” no
son lugares específicos”, sino “estados espirituales del alma” que se
pueden dar en cualquier sitio o lugar, sobe todo en el “corazón” del ser humano
pues allí quiere habitar el “Emmanuel” (Dios en nosotros). Estar en el cielo es
vivir en COMUNION; estar en el “infierno” es existir en el aislamiento, el
individualismo y la mezquindad; es decir, en la soledad absoluta. Como lo
dijera Sartre: “El infierno son los demás”.
Esto no quiere decir que el
“socialismo” sea el “Reino de Dios” ni mucho menos; sino, que el socialismo, no
impuesto sino expuesto y asumido en Libertad, prepara mucho mejor al Reino que
el “capitalismo” que nos aleja. Es por eso que Jesús nos enseñó a Orar
diciendo: “Venga a nosotros tu Reino: hágase tu voluntad en la tierra como en
el cielo; es decir, que Dios Padre quiere que su Reino se haga aquí en la
“tierra” y no solo en el cielo y que la tierra deje de ser un ‘infierno” como
actualmente lo es donde en vez de “amarnos los unos a los otros, nos estamos
“matando los unos a los otros”.
Pbro. Pablo Urquiaga. Caracas.
Venezuela (23/09/12)
Nota: Frente al imperio hay dos tipos de cristianos: Los que se adaptan
y los que se rebelan. Estos últimos son los auténticos.