MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

sábado, 28 de noviembre de 2015

La Iglesia católica pide un acuerdo sobre el clima



Norberto Ovando 
Camille Raynaud 

La Iglesia Católica, a través de cardenales, patriarcas, obispos y representantes de las conferencias episcopales de todo el mundo, presentó un llamamiento a los participantes de la COP 21

Según consignó la agencia AICA, la iniciativa contiene una propuesta de diez puntos redactada a partir de la experiencia concreta de personas de todos los continentes y sobre la base de la íntima relación entre cambio climático, y la injusticia y exclusión sociales de los más pobres y vulnerables.

En su carta encíclica, Laudato si’, dirigida «a cada persona que habita este planeta» (LS 3), el papa Francisco afirma que «el cambio climático representa uno de los principales desafíos actuales para la humanidad». El clima es un bien común, compartido, de todos y para todos (LS 23). El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos (LS 95).

El Papa y los Obispos Católicos de los cinco continentes, sensibles a los daños causados, instan a una reducción drástica de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases tóxicos.

Nos unimos al Santo Padre en su exhortación para que se consigan avances importantes en París, con vistas a alcanzar un acuerdo global y transformador que cuente con el apoyo de todos, y que esté basado en los principios de solidaridad, justicia y participación). Este acuerdo debe poner el bien común por encima de los intereses nacionales. Es esencial también que las negociaciones desemboquen en un acuerdo aplicable que proteja nuestro hogar común y todos sus habitantes.

Nosotros, Cardenales, Patriarcas y Obispos, emitimos un llamamiento general y presentamos diez propuestas políticas específicas. Instamos a la la Conferencia de las Partes sobre el cambio climático COP21 que tendrá lugar en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre, a que alcance un acuerdo internacional que limite el aumento de la temperatura global a los parámetros actualmente sugeridos por la comunidad científica mundial para evitar impactos climáticos catastróficos, especialmente en las comunidades más pobres y vulnerables. Reconocemos que existe una responsabilidad común, y al mismo tiempo diferenciada, de todas las naciones. No todos los países han llegado al mismo nivel en el espectro del desarrollo, de ahí que la necesidad de trabajar juntos en un esfuerzo común resulte imprescindible.

Nuestras diez propuestas

1.- Tener en cuenta no solo los aspectos técnicos del cambio climático sino también, y sobre todo, los aspectos éticos y morales de conformidad con el artículo 3 de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

2.- Aceptar que el clima y la atmósfera son bienes globales comunes de todos y para todos.

3.- Adoptar un acuerdo mundial justo, motor de un cambio transformacional y legalmente vinculante fundamentado en nuestra visión del mundo que reconoce la necesidad de vivir en armonía con la naturaleza y de garantizar el ejercicio de los derechos humanos de todos, incluyendo los de los Pueblos Indígenas, las mujeres, los jóvenes y los trabajadores.

4.- Limitar el aumento de la temperatura global y establecer un objetivo para alcanzar una completa descarbonización para mediados de siglo, con el fin de proteger a las comunidades más afectadas por los efectos del cambio climático, especialmente las que viven en las islas del Pacífico y las regiones costeras.

5.- Garantizar que el límite máximo de aumento de la temperatura aparecerá reflejado en un acuerdo global legalmente vinculante, con acciones y compromisos de mitigación ambiciosos por parte de todos los países en función de sus responsabilidades comunes pero diferenciadas y sus respectivas capacidades (CBDRRC en inglés), según los principios de equidad, las responsabilidades históricas, y el derecho al desarrollo sostenible.

• Garantizar la coherencia entre las trayectorias de emisiones y objetivo de descarbonización; así como la imposición de revisiones periódicas de las ambiciones y de los compromisos adoptados. Para ser exitosas, estas revisiones periódicas deben basarse en datos científicos y el respeto del principio de equidad, y deben ser obligatorias.

• Explorar nuevos modelos de desarrollo y estilos de vida que sean compatibles con el clima, combatan la desigualdad y saquen a los pobres de la miseria. En este sentido, resulta esencial poner fin a la era de los combustibles fósiles, eliminar de forma gradual las emisiones de combustibles fósiles y proporcionar un acceso a la energía renovable que sea asequible, fiable y seguro para todos.

6.- Garantizar el acceso de todos al agua y a la tierra para la consolidación de sistemas alimentarios resilientes y sostenibles que prioricen las soluciones impulsadas por las personas y no por los beneficios.

7.- Garantizar la inclusión y la participación de los más pobres, de los más vulnerables y de aquellos sobre los que repercuten mayoritariamente las decisiones tomadas a todos los niveles.

8.- Garantizar que el acuerdo adoptado en 2015 lleve consigo un proceso de adaptación que responda de forma adecuada a las necesidades inmediatas de las comunidades más afectadas y refuerce las soluciones locales.

9.- Reconocer que las necesidades de adaptación están supeditadas al éxito de las medidas de mitigación adoptadas. Los responsables del cambio climático tienen la obligación de ayudar a los más vulnerables en la adaptación y la gestión de las pérdidas y daños; y de compartir la tecnología y los conocimientos necesarios.

10.- Establecer hojas de ruta claras sobre cómo los países deberán cumplir sus compromisos financieros adicionales, coherentes y previsibles, de forma que se garantice una financiación equilibrada de las acciones de mitigación y de las necesidades de adaptación.

Todo esto debería llamar a una seria consciencia y educación ecológica (LS 202 -215)

Conclusión

La COP21 debe enviar un mensaje claro sobre el hecho de que las políticas climáticas, lejos de constituir una carga, tendrán consecuencias positivas en materia de empleo, salud y desarrollo reorientando las políticas de crecimiento a corto plazo hacia los objetivos de desarrollo sostenible.

Fuente AICA/AAPN

- Prof. Norberto Ovando. Presidente / Asociación Amigos de los Parques Nacionales - AAPN - Experto Comisión Mundial de Áreas Protegidas - WCPA - de la IUCN- Red Latinoamericana de Áreas Protegidas - RELAP
- Est. Camille Raynaud. Université Po – París –Francia. Delegada de la AAPN en Francia.

http://www.alainet.org/fr/node/173898