Pedro Pierre
A los niños se les da pensando y haciendo porque no se pueden desenvolver solos. Pero pronto comienzan a tomar su lugar, su libertad y su personalidad. Llegan a ser adultos cuando empiezan a tener pensamientos propios y deciden por su propia cuenta.
Tal vez esto explica un aspecto de la crisis que está pasando Ecuador en este momento. Tal vez en 8 años se hizo más que en 100 años. ¡Y felizmente los pobres fueron los mayores beneficiados! A pesar de esto, la duda, la confusión y la insatisfacción parecen haber invadido hasta las clases populares. La derecha, o sea, la que se afinca en los partidos, los medios de comunicación, las religiones, los bancos, las cámaras de la industria, la agricultura, el comercio… aprovechan esta situación para descalificar al Gobierno, preparar su fracaso en las próximas elecciones, retomar la posición privilegiada de explotadores y engañadores que tenían antes.
¿No será que Alianza PAIS y el propio Gobierno tengan que encontrar nuevos caminos? Está claro que es la derecha que hay que combatir y seguir derribando porque solo busca más poder y más dinero para su exclusivo bienestar: ya lo ha demostrado de sobra. No son leyes y normativas propuestas por el Gobierno las que van a resolver la situación.
Parece que se terminó la etapa de auxiliar a los pobres en las necesidades básicas que les hacían falta. Mucho se ha logrado… y cuando se lo tiene es fácil olvidar cómo y gracias a quiénes se logró: el pueblo tiene la memoria muy corta… como también los militantes que apoyan un partido más que unas propuestas de país: serán prontos a cambiarse de camioneta para subir a la que parece correr mejor.
¿Cuál es la nueva etapa en la que entramos? No se trata de cambiar de rumbo, ya que se votó por ese proyecto de sociedad. Eso quiere decir que hay que mantener los cinco ejes programáticos de Alianza PAIS, pero profundizándoles y purificándoles. ¿Cómo se va a lograr esta profundización y purificación? La respuesta es trabajar que el pueblo se adueñe y se empodere de este proyecto, lo haga suyo, lo defienda y lo ponga en práctica. Esto supone militantes, asambleístas, ministros y gobiernos que escuchen todas las voces del pueblo.
Esa es la gran tarea pendiente: no se trata de ser el gobierno del pueblo y para el pueblo, sino que el pueblo gobierne, es decir que los militantes, asambleístas, ministros y Gobierno obedezcan al pueblo. Eso se llama democracia y poder popular. Ya se acabó el tiempo de dar pensando y haciendo. Hay que favorecer al pueblo para que se organice a fin de ser dueño de su destino y gestionario de las decisiones que van a satisfacer sus necesidades. Eso es lo que dijo el papa Francisco en Bolivia a los movimientos populares mundiales: “Ustedes tienen la capacidad de cambiar este sistema económico y político… Pongámonos, los cristianos en particular, a la escuela de ellos, como también los gobiernos y los partidos políticos”. Pero, ¿tenemos sembrada esta mística en nuestra mente y nuestro corazón? Es eso ser verdaderamente revolucionarios y verdaderamente cristianos.