MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

jueves, 1 de octubre de 2015

Lección de historia norteamericana

 
Pedro Pierre
 
"Estados Unidos es un país de migrantes fundado por migrantes, y que seguirá recibiendo migrantes", comentaba un sacerdote al escuchar los mensajes del papa Francisco, él mismo también "hijo de migrantes". En su discurso delante del Congreso norteamericano, el Papa ha invitado a los norteamericanos a seguir dignos de su sueño original, es decir de los fundamentos culturales de su nación. Por eso ha recordado cuatro personajes modelos particularmente relevantes de la historia norteamericana. Abraham Lincoln (1809-1865), como presidente, fue autor de la abolición de la esclavitud en nombre de la libertad. Dorothy Day (1897-1980), famosa periodista defensora de los derechos de los pobres y fundadora del Movimiento Católico Obrero. Martin Luther King (1929-1968), pastor protestante, logró la igualdad de los negros. Thomas Merton (1915-1968), monje católico, luchó contra la Guerra Fría entre Estados Unidos y la URSS, destacando la importancia del diálogo y de la trascendencia.
 
Recordó el Papa que la grandeza de una nación se reconoce a la capacidad de "cada uno de sus hijos e hijas a obrar por el bien común". Los ideales de libertad, de tolerancia y ayuda mutua solo pueden crecer mediante el diálogo y el pluralismo político y religioso: la exclusión y la pobreza son destructoras de la libertad. Estos ideales no tienen frontera y necesitan ser siempre revisados y actualizados: la libertad puede volverse dominación, la tolerancia individualismo y el pluralismo violencia. No hay pueblos elegidos; todos los pueblos son iguales. No hay cultura superior; todas las culturas son únicas.
 
Insistió el Papa a los norteamericanos en continuar ampliando su sueño con la supresión de la pena de muerte, la abolición del comercio de las armas, la justicia social, la protección de la familia, el cuidado del medio ambiente, la paz mundial, la universalidad de los derechos humanos… Ahora, en tiempos en que el planeta es una gran aldea, todos somos responsables de todos. Callar y quedarse de brazos cruzados es hacerse cómplice de los atropellos y de las maldades que se cometen en cualquier rincón del país.
 
Como ecuatorianos tenemos que preguntarnos: ¿cuáles son nuestros sueños, nuestros ideales, nuestros grandes valores nacionales? ¿Quiénes de nuestros héroes son modelos para hoy no perder el rumbo, sino seguir siendo los continuadores de las y los que nos han marcado el camino? ¿Cuáles son nuestras raíces indígenas, negras y mestizas que nos permiten aportar nuestras sabidurías al gran concierto de una familia humana? Valoremos nuestra herencia cultural tal como el papa Francisco lo dijo a los migrantes latinos de Estados Unidos: "No se avergüencen nunca de sus tradiciones. Ustedes traen muchos dones a esta nación".
 
Hagamos votos para que la regla de oro de las relaciones humanas sea un criterio universal, tanto entre las personas como entre las naciones: "No hagan con los demás lo que no quisieran que hagan con ustedes. Tratemos a los otros con la misma pasión y compasión con la cual quisiéramos que nos traten".