"Sólo ser pobres", le dice al clero
El clero huele a perfumes, a buenos manjares, a coches de lujo, a casas ostentosas
Macario Ofilada, Manila
Ya es de noche en Manila. Ahora estará descansando Francisco en la Nunciatura. Es increíble lo que puede hacer un anciano de 78 años. ¡Qué energía! ¡Qué sonrisa! ¡Qué poder ante las masas! Esta tarde ha tenido una reunión con familias filipinas en el Mall of Asia en Pasay City. Con las familias, ha celebrado una Liturgia de la Palabra. Francisco en este viaje ha querido recalcar el rol de las familias puesto que la Familia es la Iglesia Doméstica evocando las vivencias de la Sagrada Familia sobre todo las dificultades que tuvo ésta con la persecución de Herodes y el exilio a Egipto.
Por la mañana, como dije en otro post, Francisco ha hecho un llamamiento en contra de la corrupción ante los poderosos de esta tierra de pobres.
Pero ahora quiero reflexionar un poco sobre su homilía, tras su primer discurso en el Palacio Presidencial contra la corrupción.
En principio, no quería la idea de sólo invitar a los obispos, presbíteros, religiosos a la primera misa de Francisco en tierras filipinas. En este país éstos forman parte el gremio más exclusivo. Los laicos solemos sentirnos excluidos en relación al clero y religiosos. Los laicos tendemos a autodespreciarnos frente a ellos. Para nosotros seglares, son los privilegiados. Se sientan en las mesas presidenciales en las fiestas. Comen y beben lo mejor. Son los señores de esta tierra y los seglares lamentablemente nos sentimos inferiores respecto a ellos. Somos en efecto sus siervos y ellos los amos. Así son las cosas. Pero Jesús no lo quiere así.
Pero por otra parte, entiendo no sólo las limitaciones físicas de la catedral sino también del motivo profundo para esta misa un poco exclusiva: Francisco necesita tener un encuentro un poco íntimo con ellos para recordarles algo muy importante. Es una misa para pedir fuerzas por el clero, presbíteros y religiosos para que vean la perspectiva evangélica a través de la predicación y del ejemplo del papa. Y Francisco ha colmado nuestra esperanza.
De su homilía resuena esta frase: Only by being poor. Sólo en ser pobres. Es lo mismo que lo de oler a oveja. Francisco sabe muy bien de los privilegios, del lugar elitista que ocupan los obispos, presbíteros y religioso en Filipinas. Sabe muy bien del poder que ostentan, la influencia que tienen en la sociedad filipina hasta el extremo de marginar a los seglares.
Francisco es el tercer Sumo Pontífice que besa el altar mayor de la Catedral Basílica de Manila a la que ha llegado a eso de las once de la mañana. En esta misa, por vez primera, el papa se sienta en la Cátedra del Arzobispo de Manila. Ésta se ha convertido en esta misa en Cátedra de Pedro.
Yo creo que la de Francisco es la homilía más radical pronunciada por un papa dentro de este recinto sacro, pues ha recalcado la radicalidad del evangelio haciendo una llamada en contra del materialismo. Ha puesto el dedo en la llaga, pues precisamente el elitismo del clero por estas partes huele a materialismo. Huelen a perfumes, a buenos manjares, a dinero con su despliegue de vehículos de lujo, de casas ostentosas, con un estilo de vida que aleja a casi todos los seglares, pobres en su gran mayoría. Muchos del clero no huelen a estiércol de las ovejas o al lodo de los damnificados por tifones o al sudor del bregar duro y cotidiano sino a las fiestas o a los saraos de los seglares ricos.
Frente a todo ello, el que fuera obispo de los pobres en su Argentina natal, hizo una llamada a la constante, cotidiana conversión: Constant, Everyday Conversion.
Había pantallas de televisión en Plaza Roma, en las afueras de la Catedral. Y ahora comprendo. Francisco quería un momento con los obispos, presbíteros y clero para hablarles de cómo servir a los seglares que son testigos a esta lección radical que se hallaban fuera de los muros del templo pero que constituyen la inmensa mayoría del templo de comunión, del templo místico que es la Iglesia Peregrina de Dios.
Había pantallas de televisión en Plaza Roma, en las afueras de la Catedral. Y ahora comprendo. Francisco quería un momento con los obispos, presbíteros y clero para hablarles de cómo servir a los seglares que son testigos a esta lección radical que se hallaban fuera de los muros del templo pero que constituyen la inmensa mayoría del templo de comunión, del templo místico que es la Iglesia Peregrina de Dios.
Después de la misa, ha tenido lugar un evento no muy visto. Francisco ha visitado a los niños pobres en Tulay Kabataan (Puente de los Jóvenes). La iglesia tiene que ser joven. Tras hacer una llamada a la conversión al clero y religiosos que es en efecto el secreto de la juventud perenne de la iglesia, Francisco ha visitado a los jóvenes, la esperanza de la iglesia en su afán de ser joven para siempre.
Ser joven significa una conversión constante y condición. Ser joven para la iglesia significa ser y oler a las ovejas. ¿Cuál es la condición para todo esto? Francisco lo ha dicho apoyándose en la radicalidad del Evangelio que ha querido subrayar ante el poderoso clero de Filipinas junto con sus homólogos de otras partes, sobre todo de Asia: Only by being poor. Sólo en ser pobres.
En una misa celebrada en Latín con una homilía en inglés, el mensaje está más que claro. No es un mensaje muerto como el Latín pero tan vivo que el inglés comprendido por la inmensa mayoría de los asistentes. El reto sigue más allá de las fronteras de la lengua y ahí en el corazón de la iglesia, entre las ovejas sobre todo los que huelen a lodo, sudor, lágrimas y sangre. Ahí está el secreto de la juventud perenne de la iglesia peregrina. Y para Francisco es la fuente de donde hay que sacar fuerzas, energía y poder para proclamar la radicalidad evangélica.