El Papa podría anunciar su beatificación el 24 de marzo, en el 35 aniversario de su asesinato
Francisco quiere hacer coincidir su viaje a Centroamérica para presidir la ceremonia
Jesús Bastante
Paso definitivo para la canonización del obispo mártir de El Salvador. La comisión de teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos acaba de aprobar, por unanimidad, la declaración de "martirio" de Óscar Arnulfo Romero, el arzobispo de San Salvador asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba misa por un grupo de paramilitares.
Según adelanta el diario Avvenire (propiedad de la Conferencia Episcopal italiana), el próximo paso es que sea la propia Congregación la que confirme este juicio y, finalmente, la aprobación del Papa. En este caso, al incoarse la causa del martirio, no es preciso un milagro para la declaración de beato.
Distintas fuentes apuntan que podría ser el propio Francisco quien beatificase a Romero el próximo mes de septiembre, si finalmente viaja a El Salvador durante la gira que le llevará a Estados Unidos y algunos países de centro y sudamérica. Otras fuentes afirman que el Papa podría anunciar dicha declaración el martes 24 de marzo, coincidiendo con el 35 aniversario de su asesinato.
Curiosamente -tal vez no tanto-, el propio Francisco citó expresamente a monseñor Romero en su audiencia general del miércoles. Y es que el impulso de Bergoglio ha resultado definitivo para acabar con la paralización de un proceso que estuvo frenado en Roma desde 1998.
Su postulador en la fase inicial fue Vicenzo Paglia, actual responsable del Pontificio Consejo para la Familia. Tras más de veinte años durmiendo el sueño de los justos en un cajón, la causa se reactivó en 2012, y una vez designado como Papa Francisco, se desbloqueó definitivamente.
En más de una ocasión, Bergoglio ha citado el ejemplo de Romero, y según fuentes del episcopado salvadoreño, llegó a decir a los obispos del país que la beatificación del arzobispo mártir era prácticamente un hecho. Apenas quedan semanas para que esta noticia se confirme, y "San Romero de América" deje de ser una frase esperanzada para convertirse en una oración oficial en la Iglesia católica.