MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

martes, 13 de enero de 2015

Proyecto Frankenstein


Rodolfo Bueno 

En el libro de Mary W. Shelley se intenta crear a un hombre perfecto, mejor que el diseñado por Dios; el proyecto fracasa y en su lugar se obtiene a Frankenstein, un monstruo. Lo mismo le pasa al Imperialismo Mundial Globalizado, IMG, que por construir un mundo mejor que, según afirma, sea el calco de su sociedad, está destruyendo el planeta junto con todos sus habitantes. El Estado Islámico y los yihadistas, que tanto pregona combatir, no son más que el Frankenstein evolucionado de los moudjahidines, llamados antes por el presidente Ronald Reagan “combatientes por la libertad” y que el IMG armó e instruyó para combatir a la Unión Soviética en Afganistán.

Parecería que el diablo del cuento de Robert L. Stevens se hubiera escapado de la botella y anduviese por el mundo ejecutando diablura y media, sino ¿cómo entender que el intento de convertir Iraq en una verdadera y moderna democracia hubiera terminado en el infierno actual, con millones de refugiados, contusos y muertos, con destrucción y miserias por doquier y con un desgobierno total? Lo mismo puede decirse de los países a donde el IMG ha llevado sus guerras “humanitarias” para establecer sociedades modelos. Que todos son un soberano fracaso.

En Libia el desgobierno es absoluto. La Embajada de los EE.UU. fue tomada por el Frente al Nusra, de al Qaeda, que luego la convirtió en un soberano burdel, luego de que asesinaran al Embajador de los EE.UU. Desde Libia, el Estado Islámico, EI, partió para conquistar Siria, a donde ingresaron a través de Turquía, tomaron Malula, ciudad cuya única importancia es ser cristiana desde hace unos 2000 años; allí violaron mujeres, asesinaron hombres, profanaron iglesias e, incluso, decapitaron públicamente a un obispo cristiano. ¿Qué hizo el IMG, que pregona ser tan cristiano? Seguir apoyando a los terroristas con el argumento de que combaten la dictadura de al Assad.

Cuando los terroristas gasearon a los niños que previamente habían secuestrado, el IMG acusó al gobierno sirio de genocidio y amenazó con declararle la guerra. La oportuna intervención de Lavrov evitó el conflicto. Entonces trasladaron toda su artillería pesada a Ucrania: Golpe de Estado en Kiev; elecciones fraudulentas; apoyo a la quema de los refugiados en la Casa de los Sindicatos de Odessa; derribo del avión malasio; asesinatos de muchos periodistas; violencia infinita e indiscriminada contra el pueblo del sureste ucraniano y contra cualquier tipo de oposición; presión a Europa para que acolite las ilegales sanciones contra Rusia y control absoluto sobre toda información de lo que realmente pasa en Ucrania.

Después de este accionar más mortífero que el Ébola, ¿qué puede esperar el IMG? Tal vez lo que nunca esperó, que el tiro le salga por la culata: Que las sanciones fortifiquen a Rusia; que se le reviren sus pupilos del EI; que Europa, hasta ahora su leal vasalla, busque independizarse; que tanta mentira acumulada se desmorone, tal como advirtiera Lincoln; que se derrumbe la pirámide de tanto dólar emitido para mantener la estulticia reinante.

¿No sería mejor que reconsideren su política?, porque pese a todos sus esfuerzos casi nadie los odia todavía. Aún hay tiempo antes de que provoquen una guerra que nos extermine a todos.