MONS. GONZALO LOPEZ M.

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viernes, 8 de mayo de 2015

Jam-session de la mariposa y la abeja

 
Juan Montaño Escobar

Hoy su voz es un murmullo, pero antes dijo aquello que debía decir claro, fuerte y contundente: “Ningún vietcong me ha llamado nigger (despectivo de negro)”. ¡Qué magistral intuición! Distanciamiento brechtiano, alejarse para involucrar al colectivo negro (y a él), romper la catarsis y demostrar el trasfondo del drama social, racial y cultural. Fue uno de sus contrapunteos o rimas de afirmación personal y religiosa. El 28 de abril de 1967 se negó a dar tres pasos al frente cuando fue llamado a unirse a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, ocurrió en el centro de entrenamiento militar de Houston, Texas. Los pasos cambiaron en dirección ejemplar al internacionalismo cimarrón. Para ese año ya había renunciado a su nombre de esclavizado (Cassius Marcellus Clay) y se llamaba Muhammad Alí.

Se cumplieron 40 años del fin de la guerra en Vietnam, a ambos lados de los ejércitos hay héroes (y heroínas), sus grandes estrategas (Vo Nguyen Giap del lado vietnamita y del lado estadounidense memorias de generales derrotados), el consuelo infeliz de las hazañas cinematográficas de los Rambos o matizadas en otros filmes como Platoon y recordar la muerte de millones de personas causadas por armas de todo tipo. Muhammad Alí anduvo millones de pasos hacia la paz de dos naciones, fue el acompañamiento ejemplar a cientos de miles de pacifistas e inspiración de la juventud estadounidense en su renuncia a matar o morir a diez mil millas de las fronteras de su país. “No es una fanfarronada si se tiene que probar”, fue una de sus rimas válidas para las ocasiones cuando se creía que era un simple bocón. Alí paralizó el ánimo patriotero gringo, lo volvió tieso, inútil, pero popular y benefactor; de triste ingravidez lunar, sería simbólico en aquella bandera arriada al clarear el 30 de abril de 1975, en Saigón, en la embajada usaíta.

¿Qué niño negro de mi generación, en el mundo, no anheló ser como Alí? Personalidades como él, permiten separar claramente la amistad con el pueblo de Estados Unidos y condenar las tropelías imperialistas. Float like a butterfly, sting like a bee (Flotar como una mariposa y aguijonear como una abeja), rima para caracterizar su manera de boxear, resumió una cimarrona manera de vivir. O sea, antes de ser campeón mundial de la gente tenía que ganarse su respeto por medio de la oralidad festiva con precisas dosis de histrionismo. Un griot urbano, simpático en su islam político, carismático desde el entrenamiento hasta en los imposibles desafíos (Sonny Liston o George Foreman, por ejemplo), este jazzman se lo cree: el inventor del hip hop, sin quererlo. Un activista “por todos los medios necesarios” para combatir opresiones, el medio de los medios fue el espectáculo, el box. El experimento mediático de Muhammad Alí convenció evitando cualquier definición despreciativa, derrotó la incredulidad de su entorno y construyó de minucias el templo del optimismo. Finalmente hizo historia.