Dr. Francisco Herrera Aráuz
Director General de Ecuamex
Uno de los serios problemas que tiene la política ecuatoriana es que su clase dirigente no se respeta ni a sí mismo como tampoco a su militancia y menos a la nación. La prueba puntual es que de un momento a otro ha desatado una fiebre de censuras por la farandulización de las candidaturas, todas envueltas en sospecha por su mísero pasado en algunos casos, de su pobre nivel intelectual en otros, y su nulo aporte al debate, ocultando un fraude por testaferrismo político. Han vuelto a destapar de manera impúdica la imagen del show circense, que tanta crítica siempre ha tenido la función parlamentaria que arrastra su mala fama.
Todavía queda en el recuerdo el alto impacto que tuvo una pieza maestra de la propaganda política de Alianza Pais para las elecciones del 2006. Eran un payaso perfectamente maquillado y un personaje de fantasía televisiva esperaban con sus trajes de trabajo mientras se abordaba un ascensor que tenía como letrero “Congreso Nacional” y que pedía un espacio alguien que se dirigía a este lugar. El mensaje era claro, esa la imagen que transmitía la función legislativa, un circo, del cual se hacía gala de burla y por ello AP anunció que no presentaba candidaturas. El resultado fue trascendente, por primera vez el voto nulo ganó a todas las listas a diputados de ese entonces con más de un 35% de rechazo a las candidaturas presentadas.
Lo que hizo la clase política con la integración del Congreso, en especial desde la recuperación de la democracia en 1979, ha sido funesto para ella misma. Siempre fue criticada la presencia en las listas de distintos personajes de distinto origen, muchos de ellos solo por clientelismo político, por pago de favores al propietario del partido, o para actuar en condición de guardaespaldas. La sorpresiva presencia de tal o cual nombre, que luego era una especie de ficha de negociación para las “mayorías móviles” triste invento de algún ex ministro de gobierno, fue de lo más criticado para la ciudadanía que muchas veces vio en el “camisetazo” el comportamiento indigno con el que aprobaban las leyes en perjuicio de la nación, o se chantajeaban con los juicios políticos, negociándose inocencias o culpabilidades dudosas.
La condición de espectáculo circense se la ganó la legislatura por el comportamiento deplorable de muchos de sus integrantes. Desde el insulto procaz y descalificador, hasta la agresión violenta y delictiva, son parte de este muestrario de show, con acciones de burlesque, maniobras acrobáticas de ubicación en tal o cual partido, justificaciones bufonescas, explicaciones para la antología del ridículo, dramas y anuncios que terminaban en comedia y burla con disparos de pistolas, muertos y heridos de por medio, que hacían de todo esto un show barato, pérfido, injusto con la nación que los había elegido.
Los 10 años después del payaso, con una asamblea constituyente y varias legislaturas elegidas, le asignaron una cómoda mayoría al gobierno nacional por voto popular lo que en buena medida le dio estabilidad al país y le evitaron ese espectáculo. La función legislativa, con las consabidas excepciones, al menos pudo legislar de manera óptima, aun cuando para la oposición política nacional -siempre en minoría- nunca se pudo ejercer la fiscalización política, considerando a esto como la deuda pendiente que deja está década política de trabajo legislativo.
Y cuando todo el país, que apreció un cambio sensible en la legislatura, esperaba expectante la nominación de los candidatos en las listas para la próxima asamblea, a la cual la oposición amenaza que será de su propiedad con una inmensa mayoría de votos que lleguen a fiscalizar y censurar a este gobierno y, si se da el caso al próximo que vendrá. Pues, la sorpresa ha sido ingrata al mirar como la presencia de quienes hasta ayer no tenían un pasado político, menos una posición ideológica definida, que aparecieron nominados integrando el grupo que será elegido para ejercer la función legislativa, lo que hizo saltar las alarmas de pánico por la amenaza de volver al pasado que se ha extendido en la población debido al pésimo antecedente de cómo se hicieron ayer con la legislatura y cómo vendrán hacerlo ahora si son elegidos.
Observar detenidamente los nombres de quienes han sido candidatizados es para encontrar un listado diverso en el cual destacan los conocidos, esos que son una serie de personas que han destacado por su actividad pública. Hay presentadoras de televisión, bailarinas y cantantes, reporteros y concursantes, personajes del espectáculo artístico, participantes sobre todo de la pantalla chica y, sobre todo son famosillos y famosillas como ellos mismo se dicen y no podían faltar los futbolistas, árbitros y otros personajes -incluido el payasito- que hacen parte de la nueva clase política dispuesta a gobernar la nación. Súmese a esto el triste espectáculo que dan entre los candidatos presidenciales, esos que fueron asambleístas y se vanaglorian de no haber presentado nunca un proyecto de ley, o aquellos que jamás acudieron a la legislatura a responder por sus acciones como ministros de estado por lo cual quedaron acusados de traición a la patria y que nunca se presentaron a la nación a justificar tales trafasías, ahora amparados en la impunidad quieren que la gente se olvide de su pasado y les dé el voto con cinismo incluido. ¿Verdad que da vergüenza ajena mirar todo esto?
Como es lógico mirar, una vez que se conocieron estos nombres, en vista de que esto ya ha pasado, los cuestionantes sobre su capacidad intelectual saltaron primero y, la defensa estaba lista para justificar la presencia en el campo electoral. Las redes sociales se han inundado de panfletos y pasquines de ataque o defensa los nuevos políticos y como hay respuestas para todo, pues para esto también. Sin querer criticar la actividad particular de cada uno, y tampoco negarles el derecho político a elegir y ser elegidos la controversia ha aumentado con la presentación de títulos o estudios, que en algunos casos, quieren sustentar su futuro político, en tanto que en otros se ha quedado en que son buenas personas como gran razón para ser candidatos. Es decir, se quiso dejar en la superficialidad del conocimiento a la participación decidida por algún jerarca del partido, al que le cae bien tal presentación en la papeleta.
Pero, el tema no puede quedar ahí. No. Este caudal de candidaturas aparecidas es una muestra grotesca del trato que da la clase política a la nación para poner a que elijan a sus elegidos, en una falta de respeto con el electorado al que le presentan una serie de nombres para que se constituyan en sus legisladores, todo porque les convienen a sus intereses electorales y mantenimiento económico del partido sin que importen sus groseras normas.
No solo se cuestiona su capacidad intelectual sino la falta de sindéresis política de los nominados. Pregunto: ¿A qué hora hicieron militancia en los partidos políticos? ¿Es que acaso los canales de televisión o las canchas y equipos de fútbol, sirvieron como tiendas políticas donde se formaron? ¿Qué tipo de proceso ideológico recibieron, ya que muchos de ellos han respondido en forma mediocre que son “apolíticos” y que nunca han sido “ni de izquierda o derecha”?. Verdad que alarma tal futuro para la Asamblea Nacional.
No les critico a los nuevos candidatos, porque son ellos y sus derechos como voluntades las que ponen en juego, sino que denuncio la estafa política y mal uso de los dineros públicos que todos aportamos en la que las directivas de los partidos han incurrido. Me explico mejor. Dentro del Código de la Democracia, en el Artículo 355, se conforma el Fondo Partidario Permanente, para mantener con financiamiento de recursos públicos a los partidos políticos que han participado en las elecciones, o sea que con el dinero de todos nosotros se mantiene buena parte de la actividad de las agrupaciones dándoles dinero de nuestros impuestos. Debe quedar muy en claro, según reza el artículo mencionado que “Estos fondos públicos serán utilizados exclusivamente para propiciar actividades de formación, publicaciones, capacitación e investigación, así como para su funcionamiento institucional”.
Ahora bien, el pasado año 2015 el Consejo Nacional Electoral entregó a los partidos políticos participantes la friolera de USD$ 3.858.355,60 (Tres millones, ochocientos cincuenta y ocho mil, trescientos cincuenta y cinco dólares con sesenta centavos) justamente para formar militantes, futuros candidatos, cuadros políticos dirigenciales y funcionamiento de los partidos.
De igual forma, por resolución del CNE para la actual campaña electoral la nación tiene que financiar un monto impresionante. Para las candidaturas presenciales (binomio) el monto de límite de gasto establecido es: US$1'922.504,70; para parlamentarios andinos, US$640.834,90; asambleístas nacionales, US$1'922.504,70. Para los asambleístas tanto nacionales y provinciales, resulta de multiplicar el valor de US$0,15 centavos de dólar por el número de ciudadanos que consten en el registro respectivo de cada jurisdicción. A la región Amazónica y Galápagos el monto se incrementa en un 20%, en razón de las peculiares características geográficas. O sea, les pagan por cada voto que consigan, así pierdan igual les dan.
El manejo de estos dineros entra en sospecha con la presentación de un informe de la Contraloría General del Estado que inculpa a los partidos de haber mal usado esos dineros del Fondo Partidario Permanente, sea en comida de perro, contrataciones sospechosas del dirigente principal del partido o, una operación de reconstrucción vaginal de una de las militantes. Lo injusto del tema es que el equipo de Contraloría en una sospechosa actitud acusa indebidamente al Dr. René Maugé, funcionario del CNE, de las irregularidades en las que han incurrido gentes del MPD, PSP, ID o Pachacutik, es decir que se usaron los fondos para muchas cosas menos para formar militantes y se quiere culpar al más inocente.
Se ha dicho que no son todos sino solo los famosillos de la farándula los casos cuestionados, pero es logico que ellos ocupan los cargos principales quedando un buen grupo en el puesto de los sobreros o en condición de suplentes. Si se toma en cuenta que los partidos han tenido que acudir a la vergonzosa inclusión de candidatos que aceptan ser partícipes de este fraude político en condición de prestanombres, lo que han hecho es postergar a su militancia, excluyendo a muchos de sus filas porque no son conocidos o no arrastran votos, llegando al grado extremo de cometer un asqueroso acto de “TESTAFERRISMO POLITICO” que usa a las personas por su imagen para satisfacer los apetitos voraces que tienen con este modus vivendi en las tiendas políticas, o sea vivir de los votos que sacan estos testaferros, a los cuales después de usarlos los botarán a un lado en una auténtica cultura del desecho.
Descubierto esta especie de peculado con los dineros de todos se lo puede considerar como un atentado a la moral pública. Echado por el suelo esta forma de vida que han tenido que usar los partidos políticos ecuatorianos, uno se explica por qué tanto afán en meterse a la política a candidato de lo que sea. El público debe saber que ningún candidato pone un centavo para su campaña, a ellos LA PAGAMOS TODOS, Así como lo lee la pagamos entre todos nosotros, y con eso se mantienen para malvivir los dirigentes de los partidos. Un auténtico negociado maloliente que nos pone la clase política a elegir.
En medio de este espectáculo entre alegronas, fifiriches, saltimbanquis, chirisiques, peloteros, botafuegos, tragasables, boca flojas y ahora hasta incluido un verdadero payasito, a buena parte de la ciudadanía la única reacción que le ha saltado en las últimas horas es clamar por el voto-repudio para no aceptar la imposición de la clase política. Si, como en el 2006, a manera de castigo ético promover el rechazo para que ese sea el voto que supere a los candidatos de la farándula nacional.
Que fea situación es esta, muy parecida a la mala suerte del individuo que se compró un circo y le fue tan mal que a la mujer barbuda se le cayó el pelo, el hombre bala se fue al cielo, los payasos no daban gracia y para colmo le crecieron los enanos. En verdad al circo político ecuatoriano en las últimas elecciones… ¡le crecieron los enanos! (FHA)