Jesús Bastante
RD.-"No excluyamos a nadie. Con humildad y simplicidad, seamos instrumento de la misericordia inclusiva del Padre". El Año Jubilar está llegando a su fin. Un éxito rotundo de participación, que a buen seguro superará los 21 millones de peregrinos en Roma. Este sábado, Bergoglio presidió la última audiencia jubilar en una plaza de san Pedro abarrotada.
Una mañana fría pero soleada, marcada por la música y la alegría, que Bergoglio supo corresponder con su calidez y sus palabras. En el fin de semana dedicado a los excluidos, el Papa hizo un llamamiento a la inclusión, como parte esencial del Evangelio de Jesús.
"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré", dice el Evangelio de Mateo, elegido para la ocasión. Y así lo señaló el Papa. "Dios, en su diseño de amor, no quiere excluir a nadie, quiere incluir a todos. Mediante el Bautismo, todos somos hijos en Cristo, miembros de su cuerpo, que es la Iglesia", señaló. Por ello, "los cristianos estamos llamados a usar el mismo criterio: la misericordia es el medio de acoger a los excluidos, evitando cerrarnos en nuestras seguridades egoístas".
La invitación del Evangelio "es una invitación universal: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré. Ninguno está excluido de esta llamada. La misión de Jesús es revelar a cada persona el amor del Padre. Nos invita a abrir el corazón, fiarse de Jesús y acoger este mensaje de amor que nos hace entrar en el misterio de la salvación".
Para el Papa, "la inclusión es un aspecto de la misericordia, y se manifiesta en aquellos que acogen sin excluir, sin 'clasificar' a los otros en base a las condiciones sociales, la lengua, la raza, la cultura o la religión", pues "cada uno de nosotros es una persona a la que amar, como la ama Dios".
"En mi trabajo, en mi día a día, me encuentro con personas que aman y a las que amar. Una persona a la que Dios ama, y yo debo amarla. Esta es la inclusión", subrayó Bergoglio, quien se preguntó "cuántas personas encontramos tiradas, dejadas, en ambulatorios, servicios públicos... Pasan a nuestro lado, por nuestra mirada.... Nuestro corazón, ¿cómo es? ¿Es misericordioso? ¿Es inclusivo?", se preguntó.
"El Evangelio nos llama a reconocer en la historia de la Humanidad el diseño de una gran obra de inclusión, que respetando la liberad de cada persona, comunidad o pueblo, y llama a todos a formar una gran comunidad de hermanos y hermanas, en la justicia, la solidaridad y la paz".
"Qué bellas son las palabras de Jesús que invita a todos los fatigados a caminar con él para encontrar descanso. Ninguno está excluido del amor y la misericordia de Dios. Ninguno. Ni siquiera el gran pecador, ninguno. Todos estamos incluidos en su amor y en su misericordia", concluyó el Papa.
Para Bergoglio, la expresión inmediata de la misericordia de Dios "es su perdón. Todos tenemos necesitad de ser perdonados por Dios, y de encontrar hermanos y hermanas que nos ayuden a encontrar a Jesús"
"No excluyamos a nadie. Con humildad y simplicidad, seamos instrumento de la misericordia inclusiva del Padre", pidió Francisco, que señaló a la columnata de Bernini como símbolo de una Iglesia que quiere "exprimir ese abrazo de Cristo, muerto y resucitado, que quiere envolver a todos en la inclusión, testimonio de la misericordia con la que Dios nos acoge a cada uno de nosotros".