MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Los pinos de la discordia

 
Pedro Pierre

¿Conocen este lugar encantador llamado ‘Ecuador, profundo y hermoso’? A lo mejor, no, pues Ecuador tiene tantos lugares hermosos y encantadores. Se trata del páramo de Tangabana, allí en la comuna de Cañi, cantón Colta, provincia de Chimborazo. Pero sí, sabemos que el páramo abriga todo un sistema natural muy sofisticado de conservar el agua por las plantas particulares que la retienen y la reparten poco a poco, manteniendo la humedad de la tierra, alimentando los ríos y las fuentes de agua, alimentando vegetaciones adaptadas a estas alturas y animales de varias especies. También -y sobre todo- pueden vivir allí varias comunidades indígenas que conservan sus tradiciones, sus fiestas, su cosmovisión y su capacidad de vivir y convivir bien los unos con los otros y con la naturaleza.

Tal vez podríamos pensar que está genial que se reforesten los páramos que calificamos de ‘áridos’, que es buenísimo plantar muchos árboles. Sin embargo, eso no es así: en este caso pensamos de una manera erróneamente. El problema es el siguiente. En Tangabana, las plantaciones forestales, especialmente de pinos y eucaliptos, traen gravísimos problemas en los ecosistemas en que se siembran. Al traer un monocultivo en gran escala, como es el caso actual, se utilizan grandes cantidades de herbicidas, fungicidas, plaguicidas y fertilizantes que lo destruyen todo. Porque la tierra se envenena con todo este coctel de agrotóxicos que, además, se escurre y contamina las fuentes de agua cercanas.

Esta situación muy peligrosa se comenzó a dar desde principios de 2013 cuando una empresa de Guayaquil comenzó a reforestar una zona de 200 hectáreas con pinos en terrenos propios y ajenos, con un crédito otorgado por la Corporación Financiera Nacional (CFN) y el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap). Se dieron acciones violentas en contra de los habitantes del lugar por parte del representante de dicha empresa. “Estamos ante una empresa y personas bien violentas”, me escribe un amigo.

Todo esto consta en una demanda legal dirigida al señor juez constitucional de Chimborazo. Hace meses, los comuneros, apoyados por varias asociaciones provinciales y nacionales, así como por miembros y grupos cristianos de la misma provincia, han elaborado comunicaciones y organizado protestas, manifestaciones… amparándose en la Constitución que protege la propiedad privada y colectiva, las comunidades indígenas y los derechos de la naturaleza. Ya en la provincia de Loja, hace unos 3 años, un caso bastante semejante terminó a favor de las comunidades indígenas.

¡Ecuador, Ecuador! Mi país tan bello y tan maltratado… mientras crece la conciencia de que la naturaleza es nuestra primera cuna y nuestro único hogar y que, con ella, somos una sola unidad. Ya la Biblia nos invita en el segundo capítulo del Génesis a “cultivar y cuidar” la naturaleza. Recientemente el papa Francisco nos avisó: “¡El agua vale más que el oro!”. Nuestra madre Tierra nos llama a defender y proteger el hábitat que nos proporciona las mejores condiciones de vida.