Tomás
Martínez Sancho
Hoy, 5 de marzo de 2013, a las 4.25 de la tarde ha muerto Chávez. El dolor no nos deja. Hemos escuchado y sentido las manifestaciones de solidaridad, de pesar y de esperanza de los líderes latinoamericanos y del pueblo. Hemos recibido manifestaciones de amigos por mensajes de texto y por correo electrónico. Han pasado los vecinos a conversar, con su dolor adentro, con su tristeza, con su vacío hondo.
Recordamos su legado:
Su último discurso
(08-12-12), casi testamento, con su llamamiento a la unidad nacional, en
revolución.
Su programa de la
patria como plan de gobierno para el período 2013-2019. Éste incluye entre los
ejes u objetivos fundamentales: la soberanía, la visión humanista-socialista,
la independencia nacional, el amor al planeta y la vida humana, los caminos
latinoamericanos.
En este programa se
recoge lo fundamental de su proyecto revolucionario-transformador, tal como fue
desarrollándose a lo largo de estos 14 años.
Su propuesta de
socialismo de siglo XXI es una propuesta de ética radicalmente humanista, de
justicia y dignidad desde los pobres. Su relectura de Marx desde América
Latina, pasa por Mariátegui (socialismo que no sea ni calco ni copia), Ludovico
Silva, y más allá: Simón Rodríguez, Bolívar, Zamora, Sucre… y tantos otros.
Pero no se diluye en tal diversidad de contextos, realidades y análisis. Está
presente el pueblo, está presente la lucha contra la oligarquía, está presenteC
la vida viviendo, la vida en justicia y plena para los más pobres y desprotegidos,
está presente la crítica aguda al capitalismo empobrecedor y excluyente. Con
ojos actuales, nos deja Chávez una mirada aguda sobre la realidad de los
pueblos indígenas, los afro descendientes, las mujeres…. Chávez nos deja
unapalabra clara contra toda exclusión histórica, y una propuesta vigorosa de
inclusión.
Su propuesta de Patria
Grande Latinoamericana no se pierde. Va dando sus frutos. Escuchando a Evo, a
Cristina, a Correa, a Daniel, entre otros presidentes y líderes
latinoamericanos; escuchando la voz de los pueblos hermanos, tenemos la certeza
de que hay un camino irreversible de unidad. Chávez nos hermana. Latinoamérica
siente a a Hugo como a hijo de cada pueblo, como a hijo de cada patria. Con
Benedetti decimos: patria es humanidad; con Alí Primera: la patria es el
hombre.
También irreversible es
la conciencia popular creciente. El pueblo no es el mismo de hace 15 años. Algo
importante ha cambiado. Mucho falta para seguir avanzando en las luchas
sociales, en ver desarrollados los derechos para el pueblo como se explicitan
en nuestra Constitución nacional. Pero son inobjetables los logros. Hay una
fuerte conciencia crítica. El pueblo está más formado, no es tan fácil
engañarlo, es parte de la contraloría social, vela por el buen uso de los recursos,
se implica en las agendas de la vida sin violencia, se organiza en consejos
comunales y comunas, respeta las diversidades, crece en inclusividad, rechaza
todo tipo de racismo, crece en apertura y respeto. Ha aprendido, en estos años
de tensiones, el respeto a las diferencias, el juicio crítico, y la capacidad
de alerta.
Muchas de las leyes
impulsadas por Chávez tienen de fondo el impulso a la organización popular, y
la fe en los procesos construidos desde la base.
Que Chávez sigue vivo,
lo proclamamos de mil modos. Hay lemas, hay frases: Chávez vive, la lucha
sigue; hay muertos que nunca mueren; Chávez, corazón del pueblo; somos Chávez,
yo soy Chávez…
Más allá de las frases, hay una realidad. Creemos que Chávez alimenta nuestra esperanza, nuestra lucha; nos ilumina e impulsa en nuestra acción revolucionaria de cada día. Lo sentimos presente, actuando en cada venezolano, venezolana, latinoamericano, latinoamericana… en cada humano que confía en las posibilidades del buen vivir, con justicia y dignidad para todos, en respeto a amor a la madre tierra. Y se organiza consecuentemente.
Más allá de las frases, hay una realidad. Creemos que Chávez alimenta nuestra esperanza, nuestra lucha; nos ilumina e impulsa en nuestra acción revolucionaria de cada día. Lo sentimos presente, actuando en cada venezolano, venezolana, latinoamericano, latinoamericana… en cada humano que confía en las posibilidades del buen vivir, con justicia y dignidad para todos, en respeto a amor a la madre tierra. Y se organiza consecuentemente.
No tenemos miedo al
futuro. Chávez no nos ha desamparado.
Nos ha enseñado a mirar la historia de frente. Nos ha enseñado a creer
en el Dios de la Vida, en el Dios de Jesucristo, el Crucificado-Resucitado, el
Muerto-Viviente. El pueblo quiere vivir en paz, el pueblo quiere seguir
construyendo un proyecto alternativo al sistema capitalista globalizante y
deshumanizador. El pueblo venezolano votará en está elecciones por Nicolás
Maduro, mayoritariamente, y con alta participación. Será una señal de lealtad
con Chávez. El pueblo velará y seguirá luchando para que se hagan realidad los
sueños bonitos de Chávez para esta Patria venezolana, y para la Patria Mayor de
Latinoamérica y el mundo.
Chávez,
eres
un
pueblo en lucha.
Te
he visto herido,
guerrero
de las mil batallas.
Te
ha faltado el aire.
También
nosotros nos quedamos sin él.
Con
nuestras pocas fuerzas
te
hemos dado aliento, energías, consejos saludables.
Te
hemos entregado nuestras pobres palabras,
a
ti, dueño del verbo impetuoso y libre.
Te
decíamos ayer:
Espíritu,
aire: el que aún nos queda…
Toma,
respira,
no
nos dejes aún.
Hoy
eres Vida.
Eres
tú quien nos da el aire.
¡Y
el fuego!
el
ardimiento del que alguna vez hablaste.
Trascendiendo
esta hora, este suelo,
el
“por ahora”
la
cotidianidad que te atrapaba…
Trascendiendo,
te
eternizas
en
cada paso de independencia verdadera,
en
cada brecha que abrimos;
te
eternizas
en
la pasión de Patria Grande
sembrada
en el continente;
te
eternizas en las luchas
por
justicia y dignidad;
te
quedas “para siempre”
en
el corazón de tu pueblo.